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La lenta vuelta a la normalidad en Liberia

Por primera vez desde junio se han registrado menos de 100 nuevos casos en una semana en los tres países africanos más afectados por el ébola. Pero las precauciones deben continuar

Un trabajador excava en un cementerio construido por la cooperación estadounidense para entierros seguros en Disco Hill (Liberia). Allí han dado sepultura a casi 300 personas en solo un mes. Su creación es un gran logro, ya que permite a los familiares contemplar el proceso, algo muy apreciado en la cultura del país. En un esfuerzo por controlar la epidemia de ébola, el gobierno ha ordenado la cremación de todos los muertos en la capital, lo que ha provocado que muchas familias supervivientes queden traumatizadas e incluso que hagan rituales de enterramiento clandestinos.John Moore (Getty Images)
Las cruces señalan el lugar donde han sido enterradas las cenizas de niños sin identificar, previamente incinerados en el cementerio seguro construido por la cooperación estadounidense en Monrovia.John Moore (Getty Images)
Benetha Coleman, enfermera y superviviente del ébola, limpia a un bebé con síntomas de la enfermedad en Monrovia. Quienes han tenido el virus adquieren inmunidad, así que no corren riesgo de contagio. La enfermera trabaja en el centro ELWA 3 de Médicos Sin Fronteras que, con el descenso de casos, necesita cada vez menos camas para atender la epidemia.John Moore (Getty Images)
John Mbayoh, coordinador del equipo que investiga la trazabilidad de contagio, entrevista a un hombre cuyo hermano ha muerto en Monrovia. Este trabajo ha sido fundamental para reducir la expansión del virus, ya que localizan a cada persona que ha estado en contacto con la enfermedad y monitorizan sus síntomas durante 21 días.John Moore (Getty Images)
Un policía liberiano espera a tomar la temperatura a los viajeros que llegan a la estación de West Point, en Monrovia.John Moore (Getty Images)
Un trabajador de Médicos sin Fronteras quema el material usado tras el tratamiento del ébola.John Moore (Getty Images)
Un niño sube a un barco pesquero en West Point, Monrovia, donde la población comienza a volver a la normalidad después de meses de pánico por la epidemia de ébola.John Moore (Getty Images)
Las niñas que se encargan de llevar las flores esperan a los novios en una boda celebrada hace unos días en Monrovia. Cuando, aparentemente, ha pasado lo peor de la epidemia de ébola, este tipo de festejos, que eran desaconsejados por las autoridades (como todos los que suponían contacto y aglomeración de gente), vuelven a celebrarse.John Moore (Getty Images)
Un trabajador de la Cruz Roja liberiana recoge ropa para quemarla tras haber estado en contacto con pacientes de ébola.John Moore (Getty Images)
Un niño lleva, sobre su cabeza, pescado frito en un mercado de Monrovia, donde la actividad vuelve a parecerse a la que había antes del brote de ébola.John Moore (Getty Images)
Trabajadores de Cruz Roja se protegen antes de recoger un cadáver en una casa de Monrovia. Aunque la epidemia está remitiendo, todavía hay casos y continúa causando muertes.John Moore (Getty Images)