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Andrés Kudacki: “Solo periodista”

El fotógrafo de AP documenta, desde hace dos años, la crisis de la vivienda en España. Aquí describe sus recuerdos de las instantáneas galardonadas en los premios Luis Valtueña

Estudió Medio Ambiente en su Argentina natal (1974), de la que se marchó con 25 años, y lo perfeccionó en Dinamarca con un máster sobre información. Después viviría en Inglaterra, Suecia y España. Pero Andrés Kudacki asegura que su carrera como fotógrafo empezó antes de ese periplo, exactamente en la Patagonia, donde vivió con las comunidades indígenas. Hoy, trabajador de Associated Press en España, es considerado uno de los periodistas que más y mejor ha documentado uno de los mayores dramas sociales en la España última: los desahucios. Desde hace dos años, se ha introducido con su cámara en una de las peores situaciones a las que se puede enfrentar una persona: perder tu casa, tu hogar. "Era una forma de hablar de la crisis en Europa. Pues los desahucios están relacionados con el desempleo, la burbuja inmobiliaria, las protestas sociales", detalla. Lo ha logrado no sin dificultades. Además de los madrugones y las esperas (antes de irse a cubrir un partido de fútbol o un debate parlamentario), señala el desgaste personal al ver situaciones tan duras. Y también los golpes que a veces ha recibido... "Los periódicos del mundo no están esperando una imagen de un desahucio, pero muchas veces, si no estuviéramos allí, sería como si nada pasara". Por una selección de instantáneas de este trabajo, que comenta aquí para PLANETA FUTURO, ha sido galardonado como primer finalista en los Premios Luis Valtueña de Fotografía Humanitaria de Médicos del Mundo. Irónicamente, por esta misma cobertura se enfrenta también a una posible condena de dos a cuatro años de prisión, acusado de no desalojar una casa, la del desahucio de Antonio. Relata entristecido la situación de vulnerabilidad de este hombre de Madrid que perdió su vivienda. Por capturar esos momentos, él pasó 10 horas en el calabozo. "Pero yo no estoy para bloquear ni abrir puertas. No soy el enemigo de nadie. Soy solo un periodista y ejerzo mi trabajo: soy testigo para que la sociedad pueda saber y reaccione", concluye. Por ALEJANDRA AGUDO
"Decenas de activistas habían acudido para impedir el desahucio de Isabel y su familia. El operativo policial consistía de decenas de antidisturbios. La casa tenia dos puertas y varios activistas se habían encadenado a una de ellas, de reja. Recuerdo que fueron golpeados violentamente en sus brazos y piernas para quebrar su resistencia. Se escuchaban los gritos y los golpes. La otra entrada, la principal, se encontraba bloqueada por muebles amontonados. El ruido del mazo hizo que tanto los activistas como la afectada se retiraran al otro extremo de la habitación. Yo tenia clara cual era la foto y me retiré unos pasos hacia atrás. Cayó la puerta y los antidisturbios comenzaron a pasar, entre los muebles". Este es ese momento en el que la policía entra en casa de María Isabel Rodríguez Romero, en septiembre de 2013. Ella y seis miembros de su familia vivían en un piso de la Empresa Municipal de la Vivienda desde hacía 24 años. Debían 1.200 euros.Andrés Kudacki
Luisa González llora ante el aplazamiento del desahucio de su familia y la demolición de su casa, tras una expropiación forzosa que, según ella, es consecuencia de la especulación inmobiliaria. "Luisa gritaba mientras repetía que estaba dispuesta a defender su casa, los derechos sobre su vivienda y su historia hasta las ultimas consecuencias. Ese día, cientos de activistas hicieron vigilia toda la noche dentro del edificio. Otros, acamparon en la terraza. Al amanecer, el operativo policial fue extraordinario con decenas de unidades y un helicóptero. Dos calles más allá, se encontraba la maquina demoledora. Los antidisturbios comenzaron la remoción de los activistas. Pero sucedió lo que pocas veces pasa: éstos quebraron el cordón policial y recuperaron el exterior de la vivienda. Los efectivos se vieron desbordados. Fue una gran victoria 'in extremis' para los activistas pero la orden de desalojo seguía abierta y los días siguientes fueron de vigilancia permanente. Yo iba a diario antes del amanecer o me quedaba a dormir allí con los que pasaban la noche a la intemperie. La batalla legal sigue".Andrés Kudacki
"Verónica se encontraba en su casa y era difícil acceder a su piso ya que la seguridad privada cortaba el acceso, aun cuando el desahucio no había sido ejecutado. Junto a otros compañeros, entré por la parte de atrás del bloque. Nos contó que la familia no había podido pagar la renta al banco ya que el esposo había perdido su empleo. La comisión judicial llegó con la policía y los cerrajeros. Verónica miraba por la ventana mientras hablaba por el móvil bastante desesperada contándole a sus familiares lo que estaba pasando. Detrás, se veía la imagen de Bárcenas en la televisión; y a través de la mirilla, los cerrajeros junto a la policía a punto de ejecutar el desahucio. Ella se encerró en la casa y lloraba sosteniendo la mano de su marido. El desahucio fue finalmente pospuesto". Verónica Ariza llora mientras sujeta la mano de su marido encerrada en su apartamento durante su desahucio en Madrid, en noviembre de 2013. Hacía 15 meses que no pagaban a Bankia la renta, que dejaron de abonar cuando él se quedó sin trabajo. Debían 12.000 euros.Andrés Kudacki
"Los activistas acampaban y hacían guardia en la casa de Susana. Muchos no habían dormido. Dentro, ella lloraba y recogía algunas pertenencias y muebles. Los activistas y vecinos resistieron pacíficamente bloqueando la escalera del edificio con sus cuerpos. Los antidisturbios los sacaban uno a uno arrastrándolos por el piso o de los pelos. Recuerdo a una señora que gritaba muy asustada y con los brazos amoratados por los agarrones. Ella también era una afectada y había venido a ayudar. Uno de los activistas tuvo que ser removido de la escalera entre varios policías y en la medida que lo acarreaban hacia abajo él se agarraba de la barandilla que en ese momento significaba un hilo de resistencia". Desahucio de Susana Montoya en Madrid, en julio de 2013. Ella y su marido tienen tres hijos y, desde hace un año, ocupan un piso de la Empresa Municipal de la Vivienda al no poder permitirse pagar un alquiler.Andrés Kudacki
"La afectaba miraba su móvil justo después de haber sido desahuciada, ya resignada pensando en lo que sigue. Una persona cercana a la familia cargaba un mueble. No se ve quién es. Es anónimo como tantos de los afectados, vecinos y activistas que se ayudan unos a otros. Solo se aprecia la tensión de sus manos y sus pies que le dan movilidad al mueble. Es casi una sola pieza con el objeto en la escena de mudanza". Verónica Labradas fue desahuciada en octubre de 2014 del piso que, junto a su familia, había ocupado hacía seis meses al no poder pagar un alquiler después de haber quebrado su negocio.Andrés Kudacki
"Isabel se encontraba abrazada a su perro con un ataque de ansiedad. Lloraba desconsolada mientras los cuerpos de la UIP tomaban posesión de la casa durante la ejecución del desahucio. Horas antes, a las 6.30 de la mañana, había pasado una patrulla policial, era un anuncio de la llegada del operativo de antidisturbios, que sucedió a las 6.50. El bloque en el que vivía es uno de los edificios en los que he asistido a más desahucios". María Isabel Rodriguez Romero y su familia fueron desahuciados de su casa en Madrid en septiembre de 2013.Andrés Kudacki
"Todos los miembros de la familia se encontraban sin empleo y el desahucio era inminente. Sin ninguna alternativa, Soledad, la madre de la familia, se encontraba desesperada, con un ataque de ansiedad. La angustia y los nervios la llevaron al límite y estalló una vez pospuesto el lanzamiento. Su marido, hermana e hija, la bajaron por la escalera. Ella tenia una posición de descenso con sus brazos en forma de cruz mientras era cargada. La escena mostraba su desesperación y su derrota, el amor de su hija y su esposo que la acompañan, pero también la solidaridad de los otros afectados". Soledad Carrasquilla Delgado, de 53 años, es ayudada por su hija, su hermana, su marido y dos miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) al desmayarse tras conocer el aplazamiento de su desahucio en Madrid, en octubre de 2013.Andrés Kudacki
"La escena era muy icónica. Me encontraba caminando entre la gente que se disponía a meter los muebles en una furgoneta. Los cuadros de la familia, cargados de su historia, estaban ahí, mientras uno de los jóvenes venía transportando una de las bolsas con pertenencias. Me agaché frente a los cuadros y tomé la fotografía mientras el hombre pasaba junto a ellos. La imagen de los retratos junto al hombre que transportaba gigantes y pesadas bolsas sobre su espalda, lo contaba todo". La fotografía fue tomada durante el desahucio de Verónica Labradas en Madrid, en octubre de 2014.Andrés Kudacki
"Ese día había dos lanzamientos a los que iba a acudir. El primero lo habían logrado parar 'in extremis' cuando la casa ya estaba acordonada por el operativo policial e iniciaron la negociaron de un alquiler social. Al llegar al otro desahucio, nos encontramos con Verónica y su esposo ya en la calle junto a sus pertenencias. Habían perdido su negocio y no podían pagar la renta. Se fueron del lugar donde vivían previamente y, sin otra alternativa, ocuparon un piso que pertenece a una administradora de fondos de inversión que había comprado viviendas publicas. Mientras los muebles eran transportados, ella se quedó paralizada, sentaba en la acera en un sillón".Andrés Kudacki
"La familia había sido desahuciada el día anterior. Los muebles estaban a la intemperie y la casa había sido rearmada fuera de la vivienda. Por las noches hacia frío y tenían la sola protección de sus perros y el acompañamiento de algunos miembros de la plataforma de afectados por la hipoteca. Llegué solo al amanecer. Ellos estaban despertándose. Subí las escaleras hasta el segundo piso. Desde arriba, se veía una habitación completamente al aire libre. Era como una maqueta, una casa sin techo, vista como en miniatura. El abuelo se acercó a cobijar a su nieta para que siguiera durmiendo. Fue un acto de amor y un simbolismo de la protección dentro la desprotección en la que estaban inmersos". Efrén González, de 68 años, tapa a su nieta, que duerme en la calle tras haber sido desahuciados en Madrid, en septiembre de 2013. Él y seis miembros de su familia vivieron en un piso de la EMVS (Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo) durante 24 años y su deuda ascendía a 1.200 euros.Andrés Kudacki