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La memoria inmaterial

La España de principios del XX, a través del objetivo de los mejores fotógrafos documentalistas, en el Museo de Antropología

Wunderlich fue un fotógrafo alemán que llegó a España en 1913 para trabajar en la Sociedad Minera El Guindo; años después empezó a disparar a través de su cámara y, ahora, está considerado uno de los mejores documentalistas de la vida española. Pía imagina cómo le debieron impresionar las tabernas: "Esos lugares dónde sólo había hombres. Allí la mujer no tenía entrada".

La fotografía muestra no sólo el lugar de Arenas de San Pedro, sino el tipo de sociedad: "Fajas para el trabajo, pañuelos metidos en ella, el blusón suelto debajo del chaleco y el sombrero castellano", explica la comisaría, vestían para el trabajo. Detrás, los únicos objetos son las jarras que levantan dos hombres al fondo y el pequeño barreño que servía para lavar los vasos. Las paredes, las vigas, las tinajas al fondo. "Puedes incluso imaginar cómo olía aquel lugar".

Otto Wunderlich | Arenas de San Pedro (Ávila), 1921-1922

Dos hombres trepan a una palmera, "una habilidad que todavía existe en la actualidad en Elche", apunta Pía. La fotografía fue elegida para mostrar la transmisión de conocimientos "que no se aprenden de la noche a la mañana. Sino que pasan de generación en generación". La subida a la palmera no era únicamente para talarla, cuenta la comisaria que fumigaban si había alguna plaga, recogían los dátiles si la planta era datilera y "las cerraban atándolas para que no les diera la luz y poder venderlas en el mercado de palmas, esas que se llevan en Domingo de Ramos".

La muestra está estructurada en 11 apartados: Protagonistas, Transmisión, La sociabilidad y sus escenarios, El agua, Alimentación, Pastoreo, Del mar al mercado, De la tierra al utensilio, El transporte, Los oficios ambulantes, Rituales festivos.

Casa fotográfica de Laurent | Elche, 1870-1872

Para Pía, esta imagen que "es muy cercana a Sorolla", muestra de una forma muy clara como se iniciaba en aquel momento a los niños a los oficios tradicionales, "se les enseñaban los quehaceres de la familia enseguida, la infancia como tal no duraba mucho". El módulo de la exposición referido a la pesca es un friso sobre una serie de imágenes que Otto Wunderlich realizó sobre todo el proceso pesquero en el País Vasco: "Desde que el barco sale a faenar hasta que el pescado acaba vendiéndose en una playa".

La comisaria explica que el hilo narrativo de la muestra va desde la diferencia abismal entre hombres y mujeres adultos y niños y niñas, hasta la conversión de una simple fuente en una plaza para las relaciones sociales. "Cómo transportaban el agua, siempre tapada para que no cayeran insectos; la importancia de la conservación del cerdo tras la matanza para que durara todo el año; el pastoreo como aprovechamiento sostenible de los recursos; la cerámica como contenedor y elemento de construcción... ".

Casa fotográfica de Laurent | Valencia, 1870-1872

Las puertas de las iglesias, como las plazas, los parques o los mercados, se convertían en algo más que en sitio de tránsito. "Eran lugares de comunicación y para la comunicación", explica María Pía, "sobre todo para las mujeres ese momento constituía uno de los mejores para las relaciones sociales".

No es el único detalle en el que se diferencian ambos sexos en aquellos días, también en la forma de transportar objetos, por ejemplo: "Las mujeres, normalmente a la cabeza y al cuadril; ellos, al hombre y en las manos". En otros aspectos, el sexo quedaba diluido, como en los oficios ambulantes: "Hay una foto maravillosa de Madrid en la que se ve cómo se iba ofreciendo leche de cabra a domicilio, llevaban el animal, y allí mismo se ordeñaba", cuenta Pía. Miel y queso de casa en casa, afiladores, horchateros, turroneros y churreros. Aguadores. "La mayoría se han perdido. Otros, sobreviven".

António Passaporte | Arucas (Las Palmas), 1931
La fotografía, un patio toledano de principios de siglo, muestra no sólo un instante en la vida de aquellas personas. "La interrelación de la gente en aquella época tenía tres escenarios, privados, semipúblicos y públicos", explica la comisaria, "el patio es ese lugar intermedio". Hombres descansando, mujeres cosiendo, madres amamantando. Pero hay un elemento que no encaja con la actividad tradicional del momento, según Pía, "hay una mujer que no tiene nada entre las manos y con la mirada perdida. Es posible que fuera alguien que no producía, quizás con algún problema".

La mayoría de las imágenes han salido del fondo documental del Instituto del Patrimonio Cultural de España y su muestra al público se ha hecho coincidir con el 11º aniversario de la firma de la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial, que supuso el reconocimiento de la UNESCO. La comisaria María Pía explica que la idea surgió en una de las comisiones de seguimiento del plan para proteger el patrimonio: "Pensamos, ¿por qué no dar más visibilidad a los fondos de la fototeca? Con todo el material que teníamos podíamos articular un hilo conductor que contara la vida tradicional de aquella época. Y así lo hicimos".

La exposición es un proyecto del Instituto del Patrimonio Cultural de España, la Subdirección General de Promoción de las Bellas Artes, la Subdirección General de Museos Estatales y el Museo Nacional de Antropología y se integra en el marco del Plan Nacional para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial.

Otto Wunderlich | Toledo, 1921-1927