Cartas al director

El lado oscuro

El País Semanal del 14 de julio de 2013 ofrece un monográfico sobre tecnologías de la conectividad con una visión idílica que enmascara afectivamente y efectivamente el reverso profundamente oscuro de esas tecnologías. El actual modelo de Internet, que promete una conectividad amistosa e ilimitada, oculta eficazmente el control total que permite de la vida, al asimilarla cada vez más en flujo de datos rastreables que no solo sirven para identificar a supuestos sospechosos o para localizar las fuentes de resistencia política de un régimen totalitario, sino que a priori nos asimilan en redes ubi...

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El País Semanal del 14 de julio de 2013 ofrece un monográfico sobre tecnologías de la conectividad con una visión idílica que enmascara afectivamente y efectivamente el reverso profundamente oscuro de esas tecnologías. El actual modelo de Internet, que promete una conectividad amistosa e ilimitada, oculta eficazmente el control total que permite de la vida, al asimilarla cada vez más en flujo de datos rastreables que no solo sirven para identificar a supuestos sospechosos o para localizar las fuentes de resistencia política de un régimen totalitario, sino que a priori nos asimilan en redes ubicuas de capitalización, nos rastrean (militarmente) como consumidores, dan forma a nuestros deseos y registran deseos emergentes: un sistema modular sin precedentes de producción-adaptación que genera al mismo tiempo una percepción del mundo, una forma de estar en él y una forma de construirlo. Paradigma ontológico implícitamente totalitario de control que esconde sus mecanismos más efectivos tras fachadas de liberación, promesas de amistad y amor infinitos, mientras generan aislamiento creciente. El caso Snowden solo ha sacado a la luz algunos de los aspectos perversos de este paradigma. Ahora precisamos desenmascarar mucho más allá su funcionamiento, no ya en las redes ultrasecretas del espionaje, sino en nuestro día a día de culto a la cultura del control, a la estética de la vigilancia y al afecto del miedo global disfrazado de amistad y sonrisas de emoticono.

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