Misterio: ¿Dónde están los millones perdidos de Patricia Cornwell?

La escritora de novelas demanda a sus representantes por haber dejado un vacío en su cuenta de miles de millones

Patricia Cornwell.CORDON

Traición, fraude, vida de lujo y derroche, trastorno mental, Hillary Clinton, dinero desaparecido... Todos estos elementos podrían integrar perfectamente la trama de cualquiera de las novelas sobre la médico forense Kay Scarpetta que han reportado renombre y sobre todo dinero a la escritora Patricia Cornwell. Lamentablemente para la autora, esos no son los mimbres del argumento de su próxima novela de misterio sino que forman parte del contenido de la demanda multimillonaria que ha interpuesto a sus antiguos gestores y que estos dí...

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Traición, fraude, vida de lujo y derroche, trastorno mental, Hillary Clinton, dinero desaparecido... Todos estos elementos podrían integrar perfectamente la trama de cualquiera de las novelas sobre la médico forense Kay Scarpetta que han reportado renombre y sobre todo dinero a la escritora Patricia Cornwell. Lamentablemente para la autora, esos no son los mimbres del argumento de su próxima novela de misterio sino que forman parte del contenido de la demanda multimillonaria que ha interpuesto a sus antiguos gestores y que estos días se dirime en un juzgado de Boston.

Cornwell, de 59 años, exige a la empresa Anchin, Block and Anchin, una firma de contabilidad de Nueva York, y a su antiguo director, Evan Snapper, una indemnización de 100 millones de dólares alegando que durante el tiempo que estuvieron al cargo de sus finanzas, su gestión negligente le ocasionaron pérdidas millonarias. La escritora alega que sus antiguos administradores dejaron de incluir en la contabilidad el precio que se abonó por la venta de un Ferrari; que se vio obligada a abonar más impuestos de los necesarios por su helicóptero porque lo registraron erróneamente en el Estado de Nueva York; que las inversiones en activos de riesgo que éstos le sugirieron le supusieron un importante menoscabo en sus cuentas corrientes. En la demanda, Cornwell también acusa a Snapper de haber firmado un cheque de 55.000 dólares a su nombre para comprar un regalo a su hija y de destinar 50.000 dólares de sus ganancias para la compra de entradas de un concierto de Elton John cuyos beneficios estaban destinados a apoyar políticamente a Hillary Clinton.

Exige a la empresa gestora de sus bienes una indemnización de 100 millones de dólares

La escritora, que ha vendido más de 100 millones de libros de la saga de la doctora Scarpetta y que tiene unos ingresos medios anuales de 10 millones de dólares, quiere saber a dónde han ido a parar todas sus ganancias. Sus demandados tienen una respuesta sencilla para resolver la intriga. “¿Dónde fue todo su dinero?”, se preguntaron los representantes legales de Anchin y Snapper durante la primera sesión del juicio, que comenzó el pasado lunes. “La señora Cornwell y su mujer, la doctora Gruber, se lo gastaron todo. Deben de tener en cuenta sus hábitos de consumo y que son compradoras compulsivas”, explicaron.

La autora de bestsellers llegó a los juzgados como lo que es, una estrella de las novelas de misterio. Firmó libros a los curiosos congregados a la puerta del tribunal para asistir a continuación a una disección detallada por parte de los abogados de sus antiguos gestores, en las que expusieron su elevado tren de vida y los lujosos caprichos que le gusta -y puede- regalarse: El alquiler de un apartamento de 40.000 dólares mensuales en la Trump Tower Nueva York, un servicio de jet privado de cinco millones, propiedades valoradas en 11 millones en Concord (Massachusetts), más varios gastos derivados de otras actividades a las que sus administradores estaban obligados, como llevar sus trajes al sastre o cuidar de la madre de la escritora. “Las pérdidas de la señora Cornwell deben achacarse, además a la crisis económica”, concluyeron los letrados.

Cornwell, que ha reconocido que sus problemas de bipolaridad le impiden hacerse cargo de sus finanzas, siempre ha tratado de aislar del escrutinio público su vida privada. La sesión del lunes, sin duda, tuvo que mortificar a la escritora, que, no obstante, está acostumbrada a que determinados aspectos de su intimidad copen titulares. A principios de los 90 mantuvo una relación sentimental con la agente del FBI Margo Bennet, que entonces estaba casada. Años más tarde, su ya exmarido fue condenado por tratar de matar a Bennet por haberle engañado con Cornwell.

Parece claro cómo terminaría el juicio si se trata de uno de los libros de la autora. Sin embargo, el punto final de la intriga lo escribirán los jueces tras un proceso que se prevé que se prolongue durante un mes.

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