Cartas al director

No hablamos de lo mismo

Esta larga crisis que estamos sufriendo y sobre todo su explicación, crea confusión a la ciudadanía pues se utilizan mismas frases para decir cosas muy diferentes. Una de estas frases es la de: “nada será ya como antes”. El significado que dicho pronunciamiento tiene cuando es formulado por aquellos que han provocado la crisis o por los que la gestionan desde el poder, es, sobre todo, de advertencia amenazadora a la mayoría de la ciudadanía, diciendo: habrá que acostumbrarse a ser más pobres, a prescindir de una educación y sanidad de calidad y universal, a ser un país donde el talento, la inv...

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Esta larga crisis que estamos sufriendo y sobre todo su explicación, crea confusión a la ciudadanía pues se utilizan mismas frases para decir cosas muy diferentes. Una de estas frases es la de: “nada será ya como antes”. El significado que dicho pronunciamiento tiene cuando es formulado por aquellos que han provocado la crisis o por los que la gestionan desde el poder, es, sobre todo, de advertencia amenazadora a la mayoría de la ciudadanía, diciendo: habrá que acostumbrarse a ser más pobres, a prescindir de una educación y sanidad de calidad y universal, a ser un país donde el talento, la investigación, el desarrollo industrial de futuro, deben ser aparcados y dedicarnos a ser el geriátrico, el casino o el prostíbulo de Europa, y en esas están.

No obstante, somos muchos los que concebimos de otra manera el “nada será como antes”: a partir de ahora los políticos trabajarán con espíritu de servicio y mente abierta, pensando a medio y largo plazo, por lo tanto, la educación, la investigación y la sanidad serán elementos fundamentales de ese futuro. Además, la sostenibilidad fiscal, tan necesaria para un desarrollo próspero y justo, se hará persiguiendo el importante fraude que existe, se gravarán las grandes fortunas y patrimonios de manera progresiva, se eliminarán las SICAV y sobre todo, la amnistía fiscal nunca volverá a materializarse. Se eliminará cualquier tipo de privilegio como el que está ocurriendo en la actualidad con la Iglesia Católica, o el que se vislumbra con Eurovegas. Es evidente que “nada debería ser ya como antes” si queremos salir de la crisis fortalecidos como país y como personas.— Horacio Torvisco. Alcobendas, Madrid.

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