Montilla abre su sucesión
El líder socialista anuncia que no volverá a optar a la presidencia de la Generalitat
La paz romana que reinaba en el Partit dels Socialistes de Catalunya desde que la formación de José Montilla se hiciera con las riendas de la Generalitat, lograra una presencia significativa en el Gobierno central y consiguiera la hegemonía en la política municipal catalana ha saltado por los aires esta mañana. El anuncio de Montilla de que esta es la última vez que intentará la reelección al frente de la Generalitat suena más a confirm...
La paz romana que reinaba en el Partit dels Socialistes de Catalunya desde que la formación de José Montilla se hiciera con las riendas de la Generalitat, lograra una presencia significativa en el Gobierno central y consiguiera la hegemonía en la política municipal catalana ha saltado por los aires esta mañana. El anuncio de Montilla de que esta es la última vez que intentará la reelección al frente de la Generalitat suena más a confirmación de retirada antes de tiempo que a un firme compromiso con la limitación de mandatos.
Las encuestas, todas favorables a CiU, vaticinaban la retirada de José Montilla para el 29 de noviembre, el día después de las elecciones. Ahora Montilla busca, quizás demasiado a la desesperada, beneficiarse de la oledada de simpatía que suele producir el anuncio de retirada de un político de primer nivel. Todo apunta a que ya es demasiado tarde.
No tardarán en dar señales de vida quienes han estado esperando pacientemente un cambio de aires en el Partit dels Socialistes. Por voluntad propia o porque las circunstancias les han colocado allí, en la línea de salida están al menos cuatro personas, dos hombres y dos mujeres: el actual consejero de Economía de la Generalitat, Antoni Castells; el ex ministro de Trabajo, Celestino Corbacho; la ministra de Defensa, Carme Chacón; y la consejera de Justicia, Montserrat Tura. Castells y Tura son los representantes del ala más catalanista del partido. Chacón y Corbacho los más partidarios de estrechar lazos con el PSOE.
Que el próximo candidato a la Generalitat sea de uno u otro sector marcará, no solo el futuro de un PSC que deberá reinventarse tras el 28-N. El conjunto del socialismo español, que tiene en Cataluña su principal plaza después de Andalucía, también se juega su devenir.