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La huelga universitaria en Madrid, explicada en cuatro gráficos: “No habrá paz para quienes nos asfixian”

Los convocantes quieren presionar al Gobierno de Isabel Díaz Ayuso antes de que se voten los Presupuestos de 2026 para que aumente la insuficiente partida

Los cuatro gráficos de este reportaje dejan claro que Madrid está a la cola de financiación por universitario en España, pese a que su consejero de Educación, Emilio Viciana, asegure que los presupuestos están entre “los más altos de la Unión Europea”. El presupuesto de Madrid para universidades no llega a representar el 0,5% del producto interior bruto regional. Lejos del objetivo nacional del Gobierno central de llegar al 1% en 2030, que nos acercaría a Europa (1,2%). Los datos del estudio ...

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Los cuatro gráficos de este reportaje dejan claro que Madrid está a la cola de financiación por universitario en España, pese a que su consejero de Educación, Emilio Viciana, asegure que los presupuestos están entre “los más altos de la Unión Europea”. El presupuesto de Madrid para universidades no llega a representar el 0,5% del producto interior bruto regional. Lejos del objetivo nacional del Gobierno central de llegar al 1% en 2030, que nos acercaría a Europa (1,2%). Los datos del estudio Las universidades públicas Españolas. Una perspectiva autonómica 2025, de la Fundación Conocimiento y Desarrollo, corresponden al curso 2022/2023, pero Madrid no ha abandonado la cola. Desde entonces, no ha habido una apuesta seria por sacar a las universidades públicas de la ruina y es el motivo por el que este miércoles y jueves la comunidad universitaria de las seis universidades públicas de Madrid está llamada a la huelga. Además, se invita a la sociedad madrileña a acudir a una manifestación el jueves por el centro de la capital.

“No habrá paz para quienes nos asfixian: clase a clase, departamento a departamento, facultad a facultad, vamos a construir una huelga que haga temblar a quienes maltratan el derecho a la Universidad Pública”, avisan en su manifiesto las seis plataformas convocantes que aúnan a estudiantes, profesores y los principales sindicatos. Su intención es presionar para que la subida de 2026 ―73,3 millones, un 6,5% más, por debajo del aumento del Presupuesto de la Comunidad― no sea un parche, sino una senda hacia su saneamiento. En 2024, la presión de los rectores, de los consejos de gobierno de los campus y de la oposición en la Asamblea forzaron al Gobierno madrileño a subir 47,3 millones la partida, incluyendo enmiendas de última hora. El 19 de diciembre se votan los Presupuestos y hay tiempo de sobra para que el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso haga cambios.

Cataluña, cuyas universidades lideran los rankings, tampoco invierte lo necesario, pero el presidente Salvador Illa se ha comprometido a llegar un gasto del 1% en 2030. Sus rectores lamentaron en este diario hace 11 meses la situación de sus homólogos madrileños: “Es una falta de escrúpulos y de respeto por lo público”.

Las universidades madrileñas necesitarían 310 millones extra para llegar a las cifras de 2009 descontada la inflación de esos 15 años. En 2012 las transferencias se desplomaron con la crisis y siguieron bajando hasta 2014. Desde entonces, suben cada año, pero la cuenta sigue siendo negativa al descontar la inflación. La Politécnica de Madrid está por encima de la media nacional de transferencias porque sus carreras son muy experimentales y requieren muchos medios. Pero aun así recibe de su gobierno autonómico 3.300 euros menos que la Politécnica de Valencia por alumno.

Madrid era en 2023 la sexta región por la cola que peor financiaba los sueldos de sus empleados. En Cataluña, que ha prolongado durante años los contratos parciales con los que cubrieron las bajas durante la recesión, la precariedad ha hecho aún más estragos. La carestía de la vida en Madrid comienza ahora a pasar factura: incapaces de estirar una nómina de apenas 1.400 euros, los profesores ayudantes doctor se mudan —si logran plaza— a ciudades más baratas. Siete decanos de la Complutense relataron este éxodo en EL PAÍS este pasado domingo.

Madrid es la comunidad en la que más pagan los alumnos por su matrícula, 454 euros más que la media nacional. Y eso sin contar que en algunas comunidades los universitarios que aprueban no pagan tasas del curso siguiente, aunque no tengan beca del Estado. La medida la aplican Andalucía y Extremadura desde hace años, y empieza ahora a ponerse en marcha en Castilla-La Mancha y Asturias. En época del ministro Manuel Castells, 2020, se acordó con las comunidades autónomas bajar los precios públicos a niveles de 2012, antes del tasazo de José Ignacio Wert. Ayuso, disconforme, acudió a los tribunales para no menguar las tasas, pero terminó vendiendo la medida como un objetivo de su siguiente mandato.

Los convocantes también quieren parar la tramitación de la ley madrileña de educación superior. “La Lesuc llega como una imposición, disciplinante y oscura”, valora la plataforma en su manifiesto. Los sucesivos proyectos de la norma cuenta con la enmienda a la totalidad de los rectores, que consideran que con su articulado se invade su autonomía y no blinda el ascensor social que supone la universidad pública. Las altísimas multas a los universitarios por faltas de disciplina incendian también al colectivo. Por ejemplo, 15.000 euros por poner una pancarta sin autorización o 100.000 por participar en escraches. Este miércoles se verá la fuerza o no de los convocantes.

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