Madrid se recupera en las pruebas del informe PISA, pero no alcanza el nivel previo al descalabro de 2018
Los resultados en matemáticas, ciencias y lectura superan la media española y de la UE, aunque la comunidad es todavía una de las regiones con mayor segregación escolar en función del nivel socioeconómico
Madrid se recupera en las pruebas de PISA, la evaluación educativa más importante del mundo, después del descalabro en la edición previa, la de 2018, donde obtuvo los peores resultados desde que empezó a publicarse el informe hace ya 23 años. La región es la que más sube y en los tres exámenes ―matemáticas, ciencias y compresión lectora― supera la nota m...
Madrid se recupera en las pruebas de PISA, la evaluación educativa más importante del mundo, después del descalabro en la edición previa, la de 2018, donde obtuvo los peores resultados desde que empezó a publicarse el informe hace ya 23 años. La región es la que más sube y en los tres exámenes ―matemáticas, ciencias y compresión lectora― supera la nota media de España, que este año ha obtenido la puntuación más baja hasta la fecha, y de los países de la Unión Europea (UE) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), ambas también inferiores a las de las pasadas ediciones. La comunidad gobernada por Isabel Díaz Ayuso (PP) resiste al batacazo general, aunque no consigue alcanzar los niveles previos al gran retroceso de hace cinco años y es todavía una de las autonomías donde mayor segregación escolar se da en función del nivel socioeconómico y cultural de las familias.
Según los resultados agregados de los tres ejercicios, Madrid es la cuarta comunidad autónoma con mejor puntuación, por detrás de Castilla y León, líder en todos los exámenes, Asturias y Cantabria. Son cinco puestos más arriba que en 2018, cuando quedó novena en el ranking general, pero aún lejos del orgullo de ser los segundos en el podio, como ocurrió en 2015.
En la pasada edición, la de 2018, y a raíz del batacazo, el Gobierno regional puso en duda los resultados y Enrique Ossorio, consejero de Educación en ese momento, habló de pruebas “contaminadas”, después de que la OCDE anunciara que no sacaría a la luz las cifras de compresión lectora porque había detectado “anomalías” en uno de los ejercicios. El ejecutivo madrileño pidió a la organización, antes de conocerse el informe, que no se publicara ningún dato de PISA y, una vez publicado, Ossorio tildó los datos de “increíbles y absurdos” y aseguró que había una “misteriosa caja negra” en torno a las pruebas.
El actual consejero, Emilio Viciana, ha reforzado de nuevo esta idea en la rueda de prensa posterior al consejo de gobierno de este martes, donde ha señalado que los “excelentes” resultados de la nueva edición ―cuyos exámenes se realizaron, con un año de retraso debido a la pandemia, en la primavera de 2022― “confirman que tenían razón al criticar y rechazar” el anterior informe. “Los resultados no eran fiables por los fallos en la formulación de las pruebas”, ha defendido, y, preguntado por ello, ha recalcado que la comparación “más natural” y “más lógica” entre pruebas debería hacerse con los ejercicios de 2015. En cambio, no ha cuestionado las puntuaciones de esta edición, mucho más positivas para Madrid, y que ha calificado de “datos de carácter objetivo”.
En esta edición de PISA, la octava ―en la que han participado 690.000 estudiantes de 81 países de 15 y 16 años, 30.800 de ellos españoles― Madrid se encuentra entre los cinco primeros puestos en las tres materias sometidas a examen. En matemáticas, la comunidad ha obtenido 494 puntos y se sitúa en cuarta posición por detrás de Castilla y León (499), Asturias y Cantabria (con 495 cada una). Esto coloca a la región ocho puntos por encima del resultado de 2018, quedó décima, y nueve por debajo del de 2015, cuando con 503 puntos también alcanzó el cuarto puesto de la lista. Matemáticas ha sido el saber principal analizado este año y Madrid ha superado la media de la OCDE (472), de España (473) y de la UE (474) por 22, 21 y 20 puntos respectivamente, situándose al nivel de países como Irlanda.
En lectura, la prueba de la discordia en la pasada edición, Madrid alcanza la tercera posición con 496 puntos, de nuevo por delante de la media nacional y europea, aunque lejos de los 520 que obtuvo en 2015 y le llevaron al segundo puesto en la clasificación. También es una de las tres comunidades, junto con Castilla y León y Asturias, donde un mayor porcentaje de alumnos (8%) tiene un rendimiento alto en compresión lectora. Por último, en ciencias la capital queda en quinto lugar, pero es donde obtiene una marca más alta (502), 15 puntos más que en 2018 y 14 menos que en 2015, año en que quedó segunda.
María Pastor, portavoz de educación de Más Madrid en la Asamblea de Madrid, señala por teléfono que el informe PISA de este año “es difícil”, debido al impacto de la pandemia, y que sirve para valorar un momento puntual, pero no la situación educativa general. “Cuesta hacer una valoración porque es muy volátil, también lleva a preguntarnos, ¿dónde estaríamos si invirtiésemos más y no estuviésemos a la cola de gasto en España? Resistimos a pesar de ser una región donde se ponen tantas facilidades a la escuela privada”. Carmen Morillas, presidenta de la federación de asociaciones de padres y madres de la pública Giner de los Ríos, coincide, y critica que las medidas implementadas durante la pandemia, como la reducción de ratios o la contratación de más docentes, desaparecieron una vez pasada la crisis y la situación volvió rápido al punto de partida. “Habrá que esperar al siguiente informe para hacernos una idea de cómo está Madrid, ya sin el impacto de los fondos europeos”.
Para Victor Manuel Martín, secretario de empleo y formación de UGT Madrid, los resultados, aunque mejores, están lejos de los niveles de 2015: “Es la base mínima en la que deberíamos aspirar en la Comunidad de Madrid. Tenemos que tener en cuenta que estas pruebas se han hecho en primavera del 2022 y, por lo tanto, sí que puede afectar de alguna manera a la pandemia, pero, a pesar de que hay una recuperación, no la podemos valorar [enteramente] de forma positiva”.
Segregación escolar
Viciana, en su intervención ante los medios, ha aludido a la primera parte del informe, relativa los tres exámenes, pero no a la segunda, centrada en la segregación educativa y en el impacto del género, el origen y nivel socioeconómico en los resultados, donde sindicatos y parte de la oposición política ponen el foco. Madrid es la comunidad con mayor renta per cápita, 34.821 euros, y en la que menos alumnos en centros públicos hay (53%), por detrás de País Vasco (49%), recoge el texto.
En todas las comunidades y ciudades autónomas, el alumnado de centros privados obtiene un mejor rendimiento que los de los públicos, añade el informe, aunque no en todas las regiones las diferencias son significativas, matiza. En Madrid, sí lo son, especialmente en matemáticas, donde se supera la media nacional. La principal brecha educativa la determina el nivel socioeconómico y cultural de las familias. En España, las diferencias entre los más ricos y los más pobres ―se toma al 25% de cada lado de la horquilla para calcularla― llega a los 86 puntos en matemáticas y solo cuatro comunidades autónomas, además de la ciudad de Melilla, la superan: Cataluña (96), la más desigual, Asturias (93), Murcia (93) y Madrid (91).
Esteban Álvarez, portavoz de Educación del PSOE en la Asamblea de Madrid, reconoce que los resultados globales son buenos, pero que lo son “gracias a los fondos europeos”, y que “Madrid suspende en igualdad de oportunidades”. El motivo, opina, es “un sistema escolar partido en dos”: “Por un lado, la pública, con pocos recursos, concentración de alumnos con dificultades socioeconómicas, y, por el otro, la privada-concertada y privada pura. Hay una ruptura total entre los dos modelos. En 2018 bajó todo el conjunto y ahora, sí, sube, pero seguimos con esa división profunda entre ambos bloques”.
Según el informe PISA, una manera de determinar la equidad de un sistema educativo es medir qué parte de la variación de resultado se puede atribuir a las diferencias sociales y económicas. Cuanto más alto el porcentaje ―calculado a partir del llamado coeficiente de determinación de la regresión lineal del rendimiento―, menor el nivel de equidad. La media en España es del 14%, por debajo del 18% la UE, y entre las comunidades autónomas, Asturias, Murcia, País Vasco, Cataluña y Comunidad de Madrid (15%) superan el porcentaje nacional, aunque no el europeo. “La población estudiantil en Madrid está cada vez más segregada y esto produce una quiebra social, si el gobierno de Ayuso quiere mirar para otro lado, comete un error y compromete el futuro de la Comunidad”, critica Álvarez.
Isabel Galvín, secretaria general de la Federación de enseñanza de CC OO en Madrid, matiza que, aunque la Comunidad esté entre las mejor puntuadas, los resultados son peores para las chicas en matemáticas y en ciencias, y que es la segunda región donde está más marcado el sesgo de género, por encima de la media nacional, europea y de la OCDE. Esto también se da entre el alumnado inmigrante, frente al llamado “nativo” (aquellos estudiantes con al menos un progenitor ha nacido en el país donde se realiza el examen), aunque en este aspecto Madrid puntúa mejor que España. “Empaña los resultados y muestra que todavía hay inequidad en el sistema. Madrid es la comunidad con el PIB más alto de España y no es la primera en el ranking. Estos resultados son los de la generación del 2007, la que ha vivido todos los recortes educativos. Es lógico que se valore positivamente, pero recordando los sesgos”, añade.
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