Isaac Ripoll irá a la Universidad con 16 años: “Saltarse cursos no es difícil, pero supone una prueba de resistencia y es complicado emocionalmente”

Este joven con altas capacidades ha obtenido un 12 de nota de acceso, y espera cursar Física en la Universidad de Barcelona

Isaac Ripoll, en el laboratorio de su instituto en Barcelona, este jueves.Kike Rincón

A Isaac Ripoll le detectaron las altas capacidades cuando estaba en 3º de primaria. “Yo entonces no quería ir a la escuela porque lo veía todo demasiado fácil. Lo entendía todo a la primera, cuando a mis compañeros les tenían que repetir las cosas”, recuerda. Fue su madre la que al ver una entrevista a una joven superdotada por televisión se dio cuenta de que tenía el mismo perfil que su hijo. Entonces, los padres decidieron someterlo a un test de inteligencia, en el que obtuvo 131 puntos (cuando la media está entre 85 y 1...

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A Isaac Ripoll le detectaron las altas capacidades cuando estaba en 3º de primaria. “Yo entonces no quería ir a la escuela porque lo veía todo demasiado fácil. Lo entendía todo a la primera, cuando a mis compañeros les tenían que repetir las cosas”, recuerda. Fue su madre la que al ver una entrevista a una joven superdotada por televisión se dio cuenta de que tenía el mismo perfil que su hijo. Entonces, los padres decidieron someterlo a un test de inteligencia, en el que obtuvo 131 puntos (cuando la media está entre 85 y 114). A pesar de los impedimentos administrativos, logró saltarse dos cursos, así que este junio, con solo 15 años, se presentó a la Selectividad, y espera cursar el grado de Física en la Universidad de Barcelona, a la que ingresará con 16 años —los cumple en agosto—. Ripoll es uno de los 171 alumnos que se ha presentado a las pruebas en Cataluña uno o dos años antes de lo que les toca por edad.

Con su anterior colegio, Sagrada Familia de Horta —concertado— de Barcelona, Isaac pactó que cursara 4º y 5º de primaria en un solo año. En 3º de ESO decidió cambiar de escuela y se matriculó en la Pérez Iborra, de titularidad privada. “La anterior era muy grande y en ese tipo de escuelas es difícil la atención individualizada, y las clases eran muy magistrales, no era lo que yo necesitaba”, tercia el joven. En este nuevo centro, cursó conjuntamente 4º de ESO y 1º de Bachillerato, así que este año ha llegado a la Selectividad con tan solo 15 años. “Me pareció fácil, excepto el examen de Física, que era difícil, había mucha química”. Ponderando las diferentes notas, le ha quedado un 12. “Me da justo para estudiar Física en la Universidad de Barcelona. Este año han aumentado plazas y las medias de la Selectividad han bajado, así que tengo esperanzas de entrar”, admite, aunque si no lo consigue —lo sabrá en unas tres semanas—, no descarta presentarse en la convocatoria de Selectividad en septiembre para subir nota.

Ripoll tiene claro que quiere matricularse en estos estudios para especializarse en Física cuántica y Materia condensada. Quiere dedicarse a la investigación. Llegó a solicitar el ingreso en universidades estadounidenses de prestigio como el MIT, Harvard o Stanford. “Pero no aceptan a menores de edad extranjeros como yo”, lamenta. Eso sí, no tira la toalla y sus planes pasan por cursar la carrera aquí y hacer el doctorado en Estados Unidos.

El interés por la Física, explica, le viene de su padre, que también ejerció de físico cuando vivía en Brasil, pero al volver a España no encontró su lugar para seguir con su profesión y optó por montar una inmobiliaria con su mujer. Aficionado a los videojuegos, las películas policiacas y los libros de política, Ripoll asegura que no es seguidor de series como The Big Bang Theory. “No me gusta, tiene un humor que no es el mío”.

El joven admite que en 2º y 3º de primaria sufrió bullying, pero que al avanzar de curso se acabó. “Ahora ya lo he superado, no me ha afectado ni quiero que me marque”, destaca. Desde entonces, añade, se ha sentido muy acogido por sus compañeros. “Al principio me veían como un bicho raro, y otros como si fuera su hermano pequeño, pero después ya era uno más”. Su núcleo de amigos son sus compañeros actuales, y asegura que la diferencia de edad no le ha supuesto ningún problema. “No somos de discotecas, todos tenemos intereses parecidos y nos gusta quedar en casa y jugar”. Este verano, el grupo tiene planeado hacer un viaje con el Interrail.

Isaac Ripoll saluda al director del centro, Jordi Casas, este jueves.Kike Rincón

En todo este proceso, Ripoll se siente un joven “con suerte”, por el apoyo que ha tenido de la familia y de su escuela actual. “La opción de avanzar cursos puede resultar un problema para los padres, y lo entiendo, porque les preocupa que su hijo no encuentre amigos. Aquí tengo compañeros con altas capacidades que no han querido hacerlo. Saltarse cursos no es difícil, pero es intenso, supone una prueba de resistencia y una batalla administrativa, y al final es complicado emocionalmente”.

Los olvidados del sistema

En este sentido, el director de la escuela Pérez Iborra de Barcelona, Jordi Casas, explica que se ha encontrado todo tipo de situaciones. “Hay familias que cuando les dices que su hijo puede tener altas capacidades, lo niegan y te dicen que ellos quieren un hijo normal”, lamenta. Y añade que también hay alumnos que, por diferentes motivos, prefieren no cambiar de curso, pero entonces les ofrece profundizar o avanzar más en el contenido.

Con todo, el director incide en que las altas capacidades “son las grandes olvidadas del sistema”. “Cuando se habla de la igualdad de oportunidades siempre se piensa en los alumnos que van más rezagados, pero a los más avanzados se les deja porque se supone que lo entienden todo y ya funcionan solos. Pero en realidad no se tiene en cuenta la frustración de ese niño y que no está disfrutando del aprendizaje, porque se le está arrinconando y los profesores no están por él ni por sus necesidades, ya que están centrados en los que van más lentos”, remacha.

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