El lento aterrizaje de la actividad y la inflación
El ritmo de bajadas de tipos en Estados Unidos debería empezar en septiembre de forma paulatina
La intensidad de los acontecimientos políticos, en un año plagado de elecciones clave en muchas regiones del mundo, y la continuidad de dos conflictos bélicos de consecuencias trágicas contrastan con la resiliencia de la economía global, que prosigue su proceso de aterrizaje muy suave de actividad e inflación de manera casi silenciosa.
El buen comportamiento del sector servicios y los efectos de las medidas de política fiscal de los últimos años han compensado las subidas de tipos de interés desde mediados de 2022. El...
La intensidad de los acontecimientos políticos, en un año plagado de elecciones clave en muchas regiones del mundo, y la continuidad de dos conflictos bélicos de consecuencias trágicas contrastan con la resiliencia de la economía global, que prosigue su proceso de aterrizaje muy suave de actividad e inflación de manera casi silenciosa.
El buen comportamiento del sector servicios y los efectos de las medidas de política fiscal de los últimos años han compensado las subidas de tipos de interés desde mediados de 2022. El crecimiento global va a ser relativamente débil en los próximos dos trimestres, con cierta desaceleración en Estados Unidos y una recuperación lenta en la eurozona, que ha empezado a crecer a principios de año tras cinco trimestres de estancamiento. En conjunto, se espera un crecimiento del PIB global del 3,1% este año, tras el 3,2% acumulado el pasado ejercicio, destacando la resistencia de la economía estadounidense (con una previsión del 2,2%), muy por encima de Europa a pesar de la mejora (0,7%), y una desaceleración estructural de China. Para 2025 se prevé que se asiente una cierta recuperación global, hasta el 3,3%.
Pero el foco económico está puesto en estos momentos en si se termina de completar el proceso de desinflación, y en qué medida puede permitir a los bancos centrales reducir los tipos de interés de zonas restrictivas hasta niveles más neutrales. En principio, la caída de la inflación va a continuar a pesar de las sorpresas al alza de la primera mitad del año derivadas de la mencionada fortaleza de la demanda de servicios. Estos están menos sujetos a la competencia internacional y se ven más afectados por los aumentos salariales para recuperar el poder adquisitivo perdido.
La moderación transitoria del crecimiento y la continuidad de la desinflación van a permitir a los dos mayores bancos centrales recortar tipos de interés este año. El Banco Central Europeo (BCE) ya ha empezado a hacerlo, antes que la Reserva Federal, y es previsible que continúe haciéndolo en lo que resta de año con dos bajadas más, y varias adicionales en 2025. Más importante para la economía global será el ritmo de bajadas en Estados Unidos, que debería empezar el proceso en septiembre y proceder de manera paulatina.
En cualquier caso, no olvidemos que estamos entrando en un mundo con riesgos alcistas de inflación a medio y largo plazo por factores estructurales como el deterioro demográfico, la resistencia a la inmigración, el proteccionismo creciente y las políticas industriales que priman la seguridad frente a la eficiencia, pero que eventualmente tienen un coste económico que se traslada a los precios. Todo ello puede llevar a los banqueros centrales a ser más cautos de lo previsto y a que los tipos de interés sean más altos.
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