En Ebro Foods solo llueven los beneficios

La empresa de arroces y pastas dueña de SOS y La Cigala bate récord de ingresos pese a la sequía persistente en España y protesta por la falta de subvenciones

Interior de la fábrica de pasta Garofalo en Gragnano, Italia, propiedad del grupo Ebro Foods.

En Europa, el arroz se siembra desde finales de abril y se cosecha con la entrada del otoño. “Todavía tenemos una ventana de un mes y pico para cantar y que llueva, o ponerle velas a San Pancracio” bromea Antonio Hernández Callejas, presidente de Ebro Foods. Parece resignado a que este año, otro más, la sequía aniquile la producción andaluza y parte de la extremeña de arroz largo. Pero el grupo Ebro, con medio centenar de marcas en su catálogo (Brillante, SOS, La Fallera, La Cigala) ...

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En Europa, el arroz se siembra desde finales de abril y se cosecha con la entrada del otoño. “Todavía tenemos una ventana de un mes y pico para cantar y que llueva, o ponerle velas a San Pancracio” bromea Antonio Hernández Callejas, presidente de Ebro Foods. Parece resignado a que este año, otro más, la sequía aniquile la producción andaluza y parte de la extremeña de arroz largo. Pero el grupo Ebro, con medio centenar de marcas en su catálogo (Brillante, SOS, La Fallera, La Cigala) no tiene grandes motivos para la tristeza.

El año pasado vendieron más arroz y pasta que nunca, 3.084 millones, y, aunque no ganaron más que en 2021, cuando se desprendieron de su división de pasta seca, consiguieron un beneficio neto de 186 milones y 387 millones de ebitda. Es cierto que por cuarto año consecutivo sus plantas españolas están infrautilizadas. Los pantanos de la cuenca del Guadalquivir para riego están al 26,8%. “Salvo un abril muy lluvioso tendremos un año con restricciones”, explica. Dejarán de exportar gran parte del grano nacional que les aportaba mucho volumen y poco margen. Porque, recalca, para Ebro, España solo representa entre un 5% y un 7% de los beneficios, dependiendo del año.

Lo que explica el buen momento que vive la multinacional de alimentación empieza y termina por los precios. Han podido trasladar al consumidor el incremento de los costes derivados de las subidas de materias primas y energía. Ahora que los mercados de grano se estabilizan, Ebro cosecha los resultados. “En la división de pasta tuvimos un ebitda de 90 millones frente a 58,5 millones de un año antes, es un crecimiento del 54%. En arroz tuvimos una situación muy buena en 2022 y en 2023 la superamos, con [un resultado de explotación] de 310 millones”.

En momentos en que los costes suben despacio, describe Hernández, “es difícil convencer a la distribución, con todo el poder que tienen, de subir tarifas”. Pero en la escalada inflacionista que hemos atravesado muchas empresas han dado un salto importante o, como él define, han puesto “el contador a cero” actualizando costes que en el pasado habrían asumido. En el caso del grupo español, además, hay otra razón para esos abultados beneficios. El elevado working capital (fondo de maniobra) que algunos analistas criticaban en el pasado les ha facilitado tener stocks de materias primas muy altos que han utilizado para amortiguar las escaladas de costes: “Eso nos ha permitido estar en una posición competitiva mejor que la competencia”. Su deuda neta ha pasado de 762 millones a 570 un 25% menos. Ebro sigue siendo un líder arrocero en Estados Unidos, con un 23,8% del mercado. También tiene una posición muy fuerte en Italia, donde venden pastas Garofalo, Bertagni y arroz con la marca Riso Scotti. Incluso Francia, donde vendieron su negocio de pasta seca Panzani, les aporta más beneficios que España. “Nos está yendo muy bien en Oriente Medio. Nuestro principal país es Arabia Saudita y Emiratos, esas áreas no parece que tengan un riesgo de conflicto importante. En Arabia Saudita vendemos más arroz que en España”. África es un continente donde esperan crecer a partir de su buena posición en Marruecos y la recuperación de Libia después de la guerra.

“Estamos intentando meternos en países que no estaban en el radar, como Ghana o Togo”, explica el presidente. Su repaso llega hasta India y Tailandia, donde consiguen arroces basmati y jazmin, o a Argentina, donde obtienen arroces largos convencionales y de la variedad japónica. Creen que esa diversificación les permite resistir ante las cada vez más previsibles sacudidas climáticas o geopolíticas. “Además, estamos en fase de terminar las grandes inversiones. Hemos concluido la planta de Rinconada, en Sevilla”, en la que han empleado 70 millones. “Y no nos han dado ninguna subvención”, protesta Hernández. La planta está pensada para fabricar 100 millones de vasitos de plástico al año para su arroz precocinado. “En Italia por ejemplo, estamos haciendo una inversión en nuestra planta de arroz en la que confiamos en recibir una subvención próxima al 40%. Italia está estimulando la renovación del parque industrial con ayudas e incentivos fiscales. En España no se han visto los mismos apoyos”.

Los primeros meses del año han empezado igual de bien para Ebro excepto porque las existencias ya no les darán el colchón que han ido agotando y los valores de reposición de productos se elevan. En pasta, su marca Garofalo ha bajado precios en todos los países porque la competencia aprieta. También sienten la presión política, sobre todo en Francia, donde como en España, el Gobierno ha instado a los supermercados a no superar cierta barrera de precios con una cesta modelo de la compra. Además, la evolución de la marca de distribución sigue siendo muy potente en Europa y les resta posición en los lineales.

Por el contrario, esperan que para principios de 2025 se hayan acabado sus grandes proyectos de inversión, que desde el 2016 han consumido unos 900 millones de euros. Se reducirán entonces a la mitad las inversiones, limitándose al mantenimiento de las fábricas. ¿Qué harán entonces con el dinero? “Nuestro potencial de adquisiciones siempre está un poco frenado por problemas de competencia, teniendo en cuenta que tenemos posiciones relevantes en siete países. Estamos invirtiendo en nuevas tecnologías y tenemos una trayectoria bastante consolidada de dividendos extraordinarios” razona el ejecutivo. Y avisa sobre la plantilla, que ahora crece pero “pudiera decrecer… esperemos que llueva, sino en Andalucía va a resultar difícil mantener el nivel de ocupación”.

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