Alemania restablece los subsidios al gasóleo agrícola tras las fuertes protestas del sector
La medida, con un coste estimado de 430 millones de euros al año, despierta las críticas de los verdes y algunos economistas
Los agricultores alemanes volverán a contar con subvenciones al gasóleo agrícola a partir del próximo año. El nuevo Gobierno de coalición liderado por el conservador Friedrich Merz decidió finalmente eliminar la decisión tomada por el anterior ejecutivo del socialdemócrata Olaf Scholz de acabar con la des...
Los agricultores alemanes volverán a contar con subvenciones al gasóleo agrícola a partir del próximo año. El nuevo Gobierno de coalición liderado por el conservador Friedrich Merz decidió finalmente eliminar la decisión tomada por el anterior ejecutivo del socialdemócrata Olaf Scholz de acabar con la desgravación fiscal para el combustible que se usa en los campos alemanes dentro del marco de los problemas presupuestarios que acarrea Alemania desde hace un tiempo.
Las imágenes de más de 3.000 tractores bloqueando la famosa Puerta de Brandeburgo de Berlín a principios del pasado año dieron la vuelta al mundo y las protestas contra la decisión de eliminar gradualmente esta desgravación fiscal continuaron a lo largo del pasado año. Sin embargo, la presión ejercida desde las asociaciones de agricultores parece haber dado finalmente sus frutos.
Los conservadores ya habían prometido, desde la oposición y en la pasada campaña electoral, que Alemania volvería a contar con esta subvención, que se introdujo por primera vez en 1951 para garantizar la competitividad de la economía agrícola del país, y así lo negociaron en el contrato de coalición que firmaron en abril con los socialdemócratas después de las elecciones generales de febrero. Además, el nuevo ministro de Agricultura, Alois Rainer, es de la Unión Cristianosocial (CSU), un perfil ideológico muy diferente al de su antecesor en el cargo, el político de los Verdes Cem Özdemir. El político de la CSU se crio en el bosque bávaro, en la pequeña localidad de Haibach donde su familia tenía una posada y una carnicería, lo que le llevó a hacer la formación de carnicero antes de dar el salto a la política y formar parte del grupo conservador.
La Unión —formada por la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Friedrich Merz y la CSU— con ayuda de los votos del Partido Socialdemócrata (SPD) consiguió la semana pasada revocar la anterior decisión en el Parlamento alemán. De esta manera, las explotaciones agrícolas y forestales podrán volver a obtener una devolución de 21,48 céntimos por litro del impuesto energético sobre el gasóleo. Esto supondrá un coste para el Gobierno alemán de unos 430 millones de euros al año en un momento en el que el Ejecutivo continúa luchando para hacer frente a un gran agujero presupuestario, mientras el país no logra dejar atrás el mayor periodo de estancamiento desde la II Guerra Mundial.
“Se restablece por completo la devolución del impuesto agrícola. Esto supone un verdadero alivio para nuestras explotaciones, que vuelven a tener margen para respirar”, declaró el ministro de Agricultura. Mientras, para el presidente de la Asociación Alemana de Agricultores (DBV), Joachim Rukwied, esta revocación es el resultado de su “presión política”. “Se trata de un paso importante para reforzar la competitividad de nuestra agricultura nacional en el mercado interior europeo”, declaró a través de un comunicado de prensa.
El único grupo parlamentario que votó en contra en el Bundestag fueron Los Verdes, que criticaron que destinar tantos millones de euros al año a favor de los motores de combustión va en contra de los pasos que se están dando en política climática. “No es la respuesta a los problemas de nuestro tiempo”, afirmó Ophelia Nick, portavoz de política agrícola de Los Verdes.
Para los ecologistas, esto no resuelve ningún problema futuro de la agricultura, sino que simplemente se consolida la situación anterior y recompensa un comportamiento poco respetuoso con el medio ambiente. Reclaman que las subvenciones agrícolas deberían centrarse más en la protección del clima, la biodiversidad y el bienestar animal en estrecha coordinación europea, tal y como se establece en la política agrícola de la UE a través de las nuevas normas ecológicas.
Desde la organización de Ayuda al Medio Ambiente de Alemania (Deutsche Umwelthilfe) hablan de “un paso atrás” y critican que no encaja con el objetivo del Gobierno alemán de hacer que la agricultura sea más sostenible. En su opinión, este dinero se podría invertir mejor de otras maneras como en la transformación sostenible de la agricultura y en apoyar a los agricultores en este camino en lugar de reintroducir subvenciones a los combustibles fósiles.
Economistas como Friedrich Heinemann, del instituto económico ZEW, lo ven de la misma manera. “La subvención al diésel agrícola reduce los incentivos para que los fabricantes de maquinaria agrícola ofrezcan máquinas de menor consumo o impulsen innovaciones en el sentido de propulsiones híbridas y alternativas”, explica. “Subvencionar un combustible fósil se ha convertido en un anacronismo que parece fuera de lugar desde el punto de vista de la política económica. Una eliminación gradual no supondría una carga excesiva para la agricultura. La proporción de este gasto en los costes totales es demasiado pequeña para ello. Por lo tanto, lo lógico sería suprimirlo o reformarlo para lograr una promoción más eficiente y respetuosa con el medio ambiente”.
Para entender la importancia de este sector hay que tener en cuenta que si bien al pensar en Alemania, enseguida viene a la mente su gran entramado industrial, el país cuenta también con una importante economía agrícola. A pesar de su densa población, la mitad de la superficie del país se dedica a la agricultura. Cerca de un millón de personas producen en unas 270.000 explotaciones agrícolas mercancías por valor de unos 59.000 millones de euros al año, según datos del Ministerio de Agricultura alemán. Esto convierte a la agricultura alemana en la cuarta productora de la Unión Europea, aunque a nivel económico solo suponga el 0,8% del PIB alemán. En concreto, más de la mitad de la superficie agrícola, pastos y tierras de cultivo se destina a la producción de piensos para alimentar a los más de 200 millones de animales de granja que hay en Alemania.
Pero como en numerosos países, las zonas rurales se enfrentan a grandes retos debido a los cambios demográficos y al cambio climático. La agricultura debe mejorar constantemente su competitividad como respuesta a la globalización y al progreso técnico. Muchos agricultores necesitan esta subvención al gasóleo para hacer frente a la continua caída de los precios. Además, hay que tener en cuenta que el impuesto al gasóleo en Alemania suponía un elevado coste y una distorsión de la competencia. Según un análisis del Boletín Agrícola de Baviera, sin esta desgravación, Alemania ocupa el cuarto lugar donde es más caro el combustible para los agricultores en la comparación europea de precios.