El Banco de España eleva siete décimas, hasta el 2,3%, la previsión de crecimiento para 2023
La institución recorta su pronóstico de inflación al 3,2% para este año, pero alerta sobre las señales de desaceleración vinculadas al endurecimiento de la política monetaria
La economía española mantiene su vigor y el Banco de España lo certifica con una nueva mejora en sus previsiones. Estima que el PIB crecerá a una tasa del 2,3% este año, siete décimas más de lo estimado en marzo, cuando ya había revisado al alza sus pronósticos, y dos décimas por encima de lo que vaticina el Gobierno (2,1%). También cree que la inflación continuará moderándose: cerrará 2023 en un promedi...
La economía española mantiene su vigor y el Banco de España lo certifica con una nueva mejora en sus previsiones. Estima que el PIB crecerá a una tasa del 2,3% este año, siete décimas más de lo estimado en marzo, cuando ya había revisado al alza sus pronósticos, y dos décimas por encima de lo que vaticina el Gobierno (2,1%). También cree que la inflación continuará moderándose: cerrará 2023 en un promedio del 3,2%, frente al 3,7% de la anterior previsión y el 8,4% de 2022. “La economía española ha mostrado una resiliencia notable en la primera mitad del año”, destaca el Informe trimestral y proyecciones macroeconómicas de la economía española que la institución ha publicado este lunes.
La fortaleza de las exportaciones, junto al dinamismo del empleo y la relajación de los precios energéticos son algunos de los principales responsables de la mejora, aunque el supervisor alerta de que la incertidumbre continúa elevada y que ya se han notado en las últimas semanas algunas señales de desaceleración —al igual que a escala global— vinculadas sobre todo a las subidas de tipos adoptadas para frenar la inflación.
El organismo explica que la revisión en la tasa de crecimiento para finales de 2022 —el INE la elevó del 0,2% al 0,4%— y el resultado del primer trimestre de 2023 (0,5%) han generado un efecto arrastre que ha implicado una modificación significativa al alza de sus previsiones para este ejercicio. Entre abril y junio, aunque la información es todavía parcial e incompleta, el conjunto de indicadores disponibles apunta a que el PIB habría avanzado un 0,6% gracias al tirón de la demanda exterior.
Los indicios de mejora se observan desde distintos ángulos, interconectados entre ellos. Las exportaciones de servicios turísticos y no turísticos —el sector transporte, servicios de consultoría y gestión, informática e información— han registrado un fuerte crecimiento, también gracias a la paulatina desaparición de los cuellos de botella logísticos que surgieron tras la pandemia. El consumo privado se ha recuperado ligeramente en el segundo trimestre, los datos sobre márgenes corporativos apuntan a una mejora y los incrementos salariales están siendo mesurados. El sector público ha proporcionado un empuje adicional a la actividad, el esperado impulso en la ejecución de los fondos de recuperación permitirá que la actividad conserve su pujanza y la escalada de precios se ha moderado.
El Banco de España estima que la inflación alcance en julio su punto más bajo, inferior al 2%, y que cierre el año en una media del 3,2%, con los alimentos que seguirán encareciéndose a un ritmo de doble dígito. En 2024 habrá un repunte (3,6%) por la retirada de los apoyos fiscales y en 2025 volverá a bajar (1,8%). La tasa subyacente —que no incluye energía y alimentos— también ha empezado a descender, aunque con menos fuerza. Alcanzará el 4,1% este año, bajará al 2,1% en 2024 y al 1,7% en 2025.
Riesgos
Hay, sin embargo, varios riesgos en el horizonte que han ganado peso en las últimas semanas. La principal fuente de incertidumbre es el grado, la velocidad y la intensidad con la cual el endurecimiento de la política monetaria acabará afectando la actividad en términos de retroceso en el consumo. Esta traslación suele darse entre un año y un año medio después del alza de tipos, pero el organismo considera que ya se está produciendo. Argumenta que el coste de la nueva financiación ha aumentado y ha causado un descenso en los flujos de crédito, sobre todo a los hogares para la compra de vivienda. Además, se está produciendo un endurecimiento significativo en las condiciones de concesión de los préstamos y los bancos esperan que esta tendencia se mantenga. Por último, las pymes y el tejido productivo en general están encontrando mayores dificultades para obtener crédito. De hecho, a nivel mundial ya se vislumbran señales de debilidad, sobre todo en la UE y China y en el sector de las manufacturas, el primero que suele sufrir el endurecimiento de la política monetaria en sus decisiones de inversión. Habrá que estar atentos, señala el organismo, a si el contagio llega al sector servicios.
Estos elementos, unidos a otros factores como la guerra en Ucrania, los riesgos que rodean la evolución de los precios, los posibles efectos de segunda ronda causados por futuros aumentos salariales y de los márgenes empresariales, la retirada de las ayudas contra la inflación y el comportamiento del turismo extranjero —se espera una moderación— pueden reducir el dinamismo de la actividad.
Para 2024 y 2025 las previsiones de alza del PIB son similares a las de este año y casi idénticas a las anteriores proyecciones, con avances del 2,2% y del 2,1%, respectivamente, aunque el motor principal del crecimiento pasará a ser el consumo privado. Este componente, débil en el inicio de este ejercicio, ganará vigor por la moderación de la inflación y el brío que se espera mantenga el mercado de trabajo, razón por la cual el organismo también ha mejorado sus estimaciones sobre la tasa de paro: bajará al 12,2% en 2023 (en marzo pronosticó un 12,7%), al 11,5% en 2024 y al 11,3% en 2025.
El Banco de España se suma así a la lista de los organismos que han mejorado en los últimos meses las previsiones de crecimiento de la economía para este año. Bruselas lo hizo en mayo, añadiendo cinco décimas a su anterior pronóstico, hasta el 1,9% —frente al 1% del bloque comunitario—. También el FMI ha revisado al alza sus estimaciones, del 1,1% al 1,5%, el mismo porcentaje proyectado por el centro de análisis Funcas, mientras que la OCDE calcula un 2,1%. Aun así, España no cerrará hasta 2026 la brecha que se abrió con el resto de la UE a inicios de la pandemia. Ángel Gavilán, director general de Estadística y Economía del supervisor bancario, ha explicado que España ya ha recuperado la actividad prepandemia, pero que a la vez el PIB del bloque comunitario está dos puntos por encima de los niveles precovid.
Déficit por encima del 3%
Este mayor crecimiento tendrá su reflejo en el saldo presupuestario. El Banco de España mejora en una décima la previsión de déficit que tiene el Gobierno para este año (3,9%) y en tres décimas su estimación previa, pronosticando un desfase entre ingresos y gastos públicos del 3,8% del PIB en 2023. El año que viene su cálculo es menos optimista del oficial, razón por la cual ha reiterado que se diseñe una senda de consolidación fiscal: el Ejecutivo ha trasladado a Bruselas que el déficit bajará ya en 2024 al 3% —el porcentaje máximo permitido por las actuales reglas fiscales europeas—, mientras que el supervisor prevé un 3,4%. En 2025 el boquete se volverá a ampliar, hasta el 4% del PIB, por la desaparición de las medidas temporales que están brindando ingresos extra como los gravámenes a banca y energéticas aprobados, cuya vigencia hasta 2024 está además en entredicho por el adelanto electoral.
La deuda pública, que alcanzó niveles récord con la pandemia, seguirá su senda decreciente a un ritmo más rápido de lo estimado anteriormente. En 2023, bajará al 109,7% del PIB, una mejora de más de un punto con respecto a marzo. El año que viene será del 107,4% y el siguiente del 108%. Gavilán ha señalado que el crecimiento de los próximos dos trimestres será parecido al del primer semestre. “Pero puede ir a la baja si se cumplen los riesgos que hemos identificado”, ha alertado. “En un contexto en el que el grado de incertidumbre continúa siendo elevado, los riesgos en torno a las proyecciones de crecimiento están orientados fundamentalmente a la baja”, concluye el informe.
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