Funcas mejora la previsión de crecimiento de España para este año pero advierte del elevado déficit
El centro de análisis calcula que el PIB aumentará un 1,5% en 2023 y un 1,4% el ejercicio próximo
Los precios energéticos caen, y abaratan lo que pagan los consumidores por llenar el depósito del coche o utilizar la lavadora, el turismo empuja casi como antes de la pandemia, y los fondos europeos se ejecutan más velozmente, pero la inflación persiste, las subidas de tipos de interés elevan la factura en intereses de hogares, empresas e instituciones públicas, y las turbulencias financieras amenazan con restringir el crédito, clave para alimentar la inversión, la compra de viviendas y la actividad en general. El centro de análisis Funcas ha dibujado este lunes un tira y afloja entre las fue...
Los precios energéticos caen, y abaratan lo que pagan los consumidores por llenar el depósito del coche o utilizar la lavadora, el turismo empuja casi como antes de la pandemia, y los fondos europeos se ejecutan más velozmente, pero la inflación persiste, las subidas de tipos de interés elevan la factura en intereses de hogares, empresas e instituciones públicas, y las turbulencias financieras amenazan con restringir el crédito, clave para alimentar la inversión, la compra de viviendas y la actividad en general. El centro de análisis Funcas ha dibujado este lunes un tira y afloja entre las fuerzas expansivas y contractivas de la economía. Si no hay sorpresas, estima que la balanza se decantará este año y el próximo a favor de las primeras, aunque la tendencia ha sufrido cambios a mejor y peor desde su última revisión hace tres meses: el PIB español aumentará un 1,5% en 2023, cinco décimas más de lo que preveía, y prolongará la subida un 1,4% en 2024, cuatro décimas por debajo de lo que esperaba.
En un escenario tan volátil y cambiante como el actual, el ejercicio de hacer previsiones se ha vuelto arriesgado. Raymond Torres, director de Coyuntura de Funcas, ha reconocido este lunes que se han producido eventos inesperados en el último trimestre. “Nos ha sorprendido por su vigor la desescalada de los precios energéticos. Especialmente del gas, que había sido el que más se había encarecido. En el momento de la previsión de enero estimábamos 90 euros por megavatio hora, y estamos ahora prácticamente a la mitad”.
Ese abrupto descenso ha proporcionado un respiro al bolsillo en la tarifa eléctrica, y reduce la presión sobre la renta de las familias, pero no devuelve a niveles normales las predicciones de Funcas sobre inflación. La entidad calcula que los precios subirán en España este año un 4,3% de media, y el siguiente un 3,4%, todavía por encima del 2% recomendado por el Banco Central Europeo. “Crece por encima de los ingresos de la mayoría de hogares, por lo que hay pérdida de poder adquisitivo, aunque menor que en la eurozona porque en España la desescalada ha sido más pronunciada”, explica Torres. Inquieta, sin embargo, la marcha de la subyacente, que excluye energía y alimentos frescos, del 7,5% en marzo, donde no se vislumbra aún una moderación.
Los precios de los alimentos, con un 16,5% de encarecimiento en marzo, siguen en el epicentro del problema. Para Torres, la rebaja del IVA a un paquete de alimentos básicos por parte del Gobierno se ha visto neutralizada por los incrementos en los costes de fertilizantes, piensos y otros gastos de los agricultores, que si bien cambiaron de tendencia en otoño, están tardando en trasladarse a la cesta de la compra. Dado que sus precios se negocian en mercados internacionales, Torres cree que es difícil tomar medidas efectivas. “Una reducción del IVA puede tener efectos puntuales, pero no quebrar una dinámica de precios”, resume.
La evolución de la economía este año será claramente de más a menos. Según Funcas, el PIB avanzará cuatro décimas en el primer trimestre, tres décimas en el segundo, una décima en el tercero y se estancará en el cuarto. “Este escenario de crecimiento débil y elevada inflación en España y en el conjunto de Europa probablemente caracterizará todo el periodo de previsión”, señala el director general de Funcas, Carlos Ocaña.
Aun así, España sería la que más crecería de entre las grandes economías del euro, aunque si se retrocede a 2019 y se analiza la recuperación de la pandemia, está en el furgón de cola: solo tres países, España, Alemania y la República Checa, no han regresado a los niveles previos al virus. Funcas cree que España lo hará este año, y que la República Checa será el último país en recuperarse por completo de su impacto.
Los fondos europeos aportarán este año cuatro décimas a la mejora del PIB, que sin ellos crecería un 1,1%. Según Funcas, hasta inicios de marzo se autorizaron 10.800 millones, casi el doble que en el mismo periodo de 2022. En el caso del turismo, apuntan a que España ronda el nivel prepandemia con datos desestacionalizados, y el gasto está un 11% por encima. “Y esperamos que la temporada de verano sea de normalización respecto a la situación anterior a la pandemia”, afirma Torres.
A corto plazo, los elementos expansivos, desde los PMIs de los gestores de compras de las empresas, a la buena marcha del empleo, el repunte de los servicios por el turismo, o de la industria por el abaratamiento de la energía y la suavización de la crisis de suministros, están enviando señales positivas. Pero entre las sombras que pueden ceñirse sobre la actividad están la ralentización de la demanda interna por la pérdida de poder adquisitivo y el fin del sobreahorro acumulado en la pandemia, la subida del euríbor que obliga a familias y empresas endeudadas con préstamos variables a pagar más, o las posibles restricciones en el crédito tras las caídas de crisis de la banca regional de EE UU y el rescate de Credit Suisse. En su escenario central no contemplan una situación en la que incluso a empresas y hogares solventes se les conceda menos crédito por una situación de estrés financiero, pero recuerdan que el FMI se ha referido a esa posibilidad.
Déficit elevado
Entre las razones por las cuales Funcas ha corregido a la baja su previsión para 2024 está el hecho de que la política fiscal no podrá ser tan expansiva como este año “porque poco a poco se irán reactivando las reglas fiscales europeas, en un contexto además de subidas de tipos”, auguran. España llegaría a ese momento de vuelta de la disciplina fiscal, previsto para el año que viene, con un mercado laboral todavía capaz de crear empleo (370.000 entre 2023 y 2024, según Funcas) y reducir la tasa de paro al 11,9%, y con un superávit externo del 1,9% en 2023 y del 1,7% al año siguiente, pero también con un nivel de déficit elevado, del 4,5% este año pese al alza de los ingresos por la inflación.
Ocaña estima que ese desajuste de las cuentas públicas puede ser una fuente de contratiempos. “Para el escenario de los próximos años, con el BCE aplicando tipos más altos y retirando ayudas a la compra de deuda pública, ese déficit elevado va a ser mucho más difícil de financiar y más costoso. Va a suponer un problema a partir del año próximo”, advierte.
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