Las grandes empresas no compensan la pérdida de poder adquisitivo: los sueldos crecen un 3,7% en 2022

El número de trabajadores aumenta en más de un 5% en 2022, pero el dinamismo se frena en el último trimestre

Oficina de empleo, en Madrid.Getty Images

Hay casos en los que la excepción no confirma la regla. Las subidas salariales habidas y por haber en las grandes empresas, al margen de algún anuncio puntual, se han quedado muy lejos del repunte de los precios. El incremento ha sido del 3,7% de media entre enero y diciembre del año pasado, según la estadística Ventas, Empleo y Salarios en las Grandes Empresas publicada este miércoles por la Agencia Tributaria. Se trata ...

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Hay casos en los que la excepción no confirma la regla. Las subidas salariales habidas y por haber en las grandes empresas, al margen de algún anuncio puntual, se han quedado muy lejos del repunte de los precios. El incremento ha sido del 3,7% de media entre enero y diciembre del año pasado, según la estadística Ventas, Empleo y Salarios en las Grandes Empresas publicada este miércoles por la Agencia Tributaria. Se trata del mayor incremento interanual en 15 años —en 2008, fue del 5,7%—. Sin embargo, no es, ni de lejos, suficiente para compensar el encarecimiento del coste de la vida, que ha escalado un 8,4% en 2022, convirtiéndolo en el ejercicio con el mayor repunte de precios desde mediados de los ochenta.

La Agencia Tributaria destaca que la subida de sueldos ha sido “consecuencia, sobre todo, de la incorporación a los salarios de parte de las subidas de precios que se fueron produciendo a partir de la segunda mitad de 2021″. La espiral fue inicialmente causada por las dificultades en cubrir el despertar de la demanda tras los confinamientos provocados por la pandemia. Más tarde, la invasión rusa de Ucrania disparó hasta máximos la cotización de la energía y de las materias primas. Pese a que España haya logrado moderar la inflación en los últimos meses con medidas como el tope al precio del gas o la bonificación a los carburantes —que ya dejó de aplicarse desde enero—, la inflación subyacente, que no incluye los artículos más volátiles de la cesta de la compra —alimentos frescos y energía—, continúa presionando al alza y golpea más a los hogares más desfavorecidos.

Aunque el Gobierno acaba de aprobar una nueva alza del salario mínimo, del 8%, el pacto de rentas con los agentes sociales para frenar la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores sigue siendo el gran desaparecido: tanto se especula sobre ello como lejos se ve su aprobación. Mientras tanto, los salarios sujetos a convenio solo crecieron un 2,8% el año pasado.

Los resultados de Hacienda se elaboran a partir de los modelos de declaración mensual del IVA de las grandes empresas, aquellas con volumen de operaciones de más de seis millones de euros. Estas suponen algo menos del 1% del total de declarantes por IVA, pero su peso en la facturación del universo total de sociedades es superior al 60%. Según sus resultados, varios sectores subieron sueldos por encima de la media del 3,7%, como la hostelería, el comercio, la agricultura y distintas ramas de la manufactura. Otras actividades, en cambio, lo hicieron por debajo o hasta experimentaron descensos en las retribuciones brutas medias. Entre ellas, la industria extractiva y los servicios sociales, culturales y recreativos.

Desaceleración

La otra cara de la moneda es el aguante del empleo, una tendencia que ha ocupado día tras día los informativos y las noticias de la actualidad económica. El mercado laboral no solo ha resistido ante la coyuntura complicada y el impacto de la guerra sobre la actividad, sino que ha cerrado el pasado ejercicio en cifras récord, con casi 20,5 millones de trabajadores. En las grandes empresas, el número de asalariados creció un 5,2%, un punto porcentual por encima que el ejercicio precedente, con la hostelería y la actividad inmobiliaria a la cabeza.

Esta fortaleza, sin embargo, ha ido resquebrajándose en la recta final del año, tanto en la economía en su conjunto —en el arranque de 2023 el paro aumentó en 70.744 personas— como en específico en las grandes empresas, que han experimentado una desaceleración tanto en la creación de empleo como en las ventas. “El crecimiento del número de perceptores de rendimientos del trabajo, indicador fiscal del empleo asalariado, se situó en diciembre en el 2,8%, siete décimas menos que en noviembre, dentro de la progresiva moderación que, como en las ventas, se aprecia desde mediados de año”, señala la Agencia Tributaria.

Por ejemplo, el incremento de las plantillas en las grandes empresas avanzó a un ritmo del 3,4% en los últimos tres meses de 2022; entre abril y junio lo había hecho un 6,4%. Asimismo, las ventas totales, deflactadas y corregidas de variaciones estacionales y de calendario, crecieron un 5,9% interanual, pero el último trimestre fue el más flojo de todos: cerró con un alza de tan solo el 3,1%, frente al 8,7% del segundo y después de una tendencia de “progresiva moderación” desde mayo. Los salarios, en cambio, crecieron más en el último trimestre en comparación con el inicio de ejercicio.

Las ventas en el mercado interior siguieron un patrón parecido: entre octubre y diciembre se frenaron, aunque en el año acumularon un crecimiento del 4,7%. El comportamiento fue heterogéneo por segmentos: las ventas al consumo crecieron un 7,1%, en 2022, por encima del ejercicio anterior (4,8%), empujadas por el fin de las restricciones sanitarias; las destinadas a inversión avanzaron un 2,3%, el mismo porcentaje que en 2021, con un intenso repunte de los bienes de equipo y software (7,8%) que compensaron la caída de la construcción (-8,5%). Las importaciones también descendieron en el tercer trimestre —el alza interanual fue del 1,7%—; las exportaciones repuntaron hasta el 7,5% en diciembre y un 9,6% en el ejercicio, con una moderación a finales de año.

Esta moderación coincide con un frenazo económico mundial causado por la crisis energética, los intermitentes cerrojos del mercado chino por la covid, los atascos en las cadenas de suministros y la incertidumbre generalizada. Con estos mimbres, la economía española ha logrado esquivar la recesión en el último trimestre de 2022, sobre todo gracias al alza del gasto público, pero no se ha librado de sufrir una fuerte desaceleración, al igual que otros mercados de su entorno. El PIB tan avanzó un tímido 0,2% entre octubre y diciembre, según el avance del INE, que le permitió crecer un 5,5% en el conjunto del año, pero aún sin recuperar el nivel previo a la pandemia.

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