Calviño blinda los cambios del INE de las críticas del PP con una ex alto cargo de la Junta de Andalucía

Economía se decanta por Elena Manzanera, a la que el gobierno de Moreno Bonilla nombró directora del instituto estadístico regional en 2019

Nadia Calviño habla con Pedro Sánchez en una sesión de control al Gobierno en el Congreso, en abril.claudio álvarez (EL PAÍS)

El Gobierno ha zanjado el 1 de agosto, antes de las vacaciones, algunas cuestiones pendientes que todavía coleaban. Una de ellas, el reemplazo en la presidencia del Instituto Nacional de Estadística (INE) tras la salida abrupta de Juan Manuel Rodríguez Poo a final de junio. El Ministerio de Economía, del que depende el organismo, se ha decantado por Elena Manzanera, un fichaje de un alto cargo de la Junta de Andalucía —nombrada...

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El Gobierno ha zanjado el 1 de agosto, antes de las vacaciones, algunas cuestiones pendientes que todavía coleaban. Una de ellas, el reemplazo en la presidencia del Instituto Nacional de Estadística (INE) tras la salida abrupta de Juan Manuel Rodríguez Poo a final de junio. El Ministerio de Economía, del que depende el organismo, se ha decantado por Elena Manzanera, un fichaje de un alto cargo de la Junta de Andalucía —nombrada directora en 2019 por el Gobierno de Juan Manuel Moreno Bonilla— con un perfil técnico y poco conocido fuera del ámbito administrativo. De esta forma, la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, intenta blindar al nombramiento de las críticas del PP. El movimiento parece haber funcionado, al menos por el momento.

Manzanera dirigía hasta ahora el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía, cargo al que ascendió poco después de la llegada a la Junta de PP y Ciudadanos. Su nombramiento dependía de la Consejería de Economía, cuyo titular era Rogelio Velasco, de la formación naranja. Los que la conocen destacan su solvencia y predisposición en su trayectoria en el instituto estadístico andaluz. Y subrayan su perfil bajo, alejada de los focos. En el INE, por su parte, el anuncio no ha sentado del todo bien. “Dentro de la casa hay gente mucho más válida”, critican fuentes del instituto estadístico.

Desde varios sectores políticos se ve ese nombramiento como una maniobra inteligente, puesto que Calviño se deshace así de toda la controversia que planeaba sobre el INE y el cambio en su cúpula. El Gobierno no se podía permitir una nueva polémica como las que tuvo en el pasado en el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) —con el nombramiento de José Félix Tezanos, que pertenecía entonces a la dirección del PSOE— o en la Fiscalía General del Estado —Dolores Delgado pasó de ser ministra de Justicia a fiscal general—.

Elena Manzanera, nueva presidenta del INE.

Fuentes de Economía explican que la decisión se ha tomado tras un proceso de selección en el último mes. Y dicen que se ha hecho sin tener en cuenta la afinidad política: “Es un alto cargo con un perfil técnico que ya se dedicaba al ámbito estadístico, con experiencia. Creemos que es la mejor opción, la persona adecuada”.

El Ejecutivo cierra así, pescando en el caladero de un gobierno del PP, un episodio convulso que se abrió con la dimisión de Rodríguez Poo. La controversia entonces fue mayúscula: la salida del entonces presidente fue “por motivos personales”, aunque se produjo después de la revisión a la baja del crecimiento del PIB del primer trimestre y tras una cascada de críticas al instituto de al menos tres ministerios (Economía, Seguridad Social y Hacienda) por sus cálculos del producto interior bruto y del índice de precios de consumo. Estos le reprochaban no haber sabido adaptar la medición tras la pandemia: sostenían que existía una distorsión en sus datos que no reflejaba bien la recuperación económica. Y alegaban que la recaudación fiscal o el mercado laboral eran mucho más positivos. Economía incluso puso en marcha un indicador diario para monitorizar la recuperación de la actividad con datos al margen de los que ofrece el INE.

Tras estas discrepancias y con el cambio en la dirección del instituto estadístico, la credibilidad e independencia del organismo estaba en juego. La oposición estaba en alerta y se habría puesto en entredicho el trabajo del instituto en caso de haberse optado por un perfil muy vinculado al Gobierno o al PSOE. “Que se elija un alto cargo andaluz quiere decir que la Junta cuenta con trabajadores muy válidos para el Estado. Nos parece bien y se le juzgará por lo que haga al frente del INE”, sostienen altos cargos del PP andaluz. Elvira Rodríguez, vicesecretaria general de los populares, subraya lo positivo de que se haya optado por un perfil técnico: “Es mejor que alguien solo con currículum político. El INE es un organismo importantísimo no solo por lo que hace sino por prestigio país”. Así, el Gobierno parece haber resuelto una cuestión que se le podía enconar e incluso volver en contra en Bruselas, donde el PP le habría atacado.

La opción de Israel Arroyo

La dimisión de Rodríguez Poo se acogió con preocupación por la Asociación de Estadísticos Superiores del Estado, que señalaban a final de junio que “el cese del presidente del INE podría ser interpretado por la sociedad como un ataque a la independencia del instituto”. De hecho, sonó como posible sustituto Israel Arroyo, ex secretario de Estado de Seguridad Social. Esto hubiera supuesto una oleada de críticas, ya que habría sido la primera vez que se sitúa al frente del INE a un antiguo alto cargo del Gobierno. “Se abrió un proceso de selección y nunca confirmamos que sería Arroyo el relevo”, insisten fuentes del Ministerio de Economía.

Ese proceso ha culminado con la llegada de Elena Manzanera, que tiene sobre la mesa algunos temas pendientes. Uno de ellos, la aprobación de un nuevo estatuto del INE, que tendrá que pasar por el Consejo de Ministros y dotará de más medios al instituto. “Antes de la salida de Rodríguez Poo, estábamos cerca de aprobarlo. Ahora será Manzanera quien lo tendrá que culminar”, añaden fuentes gubernamentales.

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