Que en un mercado tan globalizado como el actual una alerta por una subida de la inflación en Estados Unidos pueda tener repercusiones en el índice que determina el precio de las hipotecas en España no debería sorprender. Los expertos creen que es en los repuntes de los precios registrados del otro lado del charco donde estriba la razón principal por la que el euríbor se ha alejado en marzo, por segundo mes consecutivo, del mínimo histórico al que se desplomó en enero —ese -0,50 que muchos consideran su suelo natural— y ha alcanzado una media mensual del -0,487, a falta de los datos de este martes y miércoles. El índice, sin embargo, continuará a moverse en este mismo entorno en lo que queda de año, regalando así algo de alegría a los hipotecados, que verán menguar el coste de los préstamos variables cuya revisión toque ahora o en los próximos meses.
Ello es así porque el euríbor, una vez sumado a un diferencial fijo establecido por el banco emisor del crédito, es el tipo de interés al que los prestatarios tienen que devolver el capital a la entidad, en el caso de una hipoteca variable. El tipo de interés se revisa cada 12 meses. Si en el momento de la revisión la media mensual del euríbor se encuentra a un nivel más bajo que un año antes, la hipoteca se abarata. Lo que, precisamente, ocurre ahora, puesto que el índice ha menguado 2,2 décimas de punto con respecto a marzo de 2020.
De esta forma, los que tengan un préstamo variable de 150.000 euros a 30 años y revisen ahora el tipo de interés, pagarán 450,18 euros al mes, frente a los 463,95 euros de cuota mensual desembolsada en el último año, lo que representa un descuento total de 165,24 euros, según cálculos del comparador bancario iAhorro.
Más fijas
Los tipos de interés variables extraordinariamente bajos que se ven en el mercado —determinados por un euríbor que no solo se halla desde hace más de cinco años en terreno negativo, sino que ha encadenado hasta enero seis mínimos históricos seguidos— tienen un efecto paradójico: impulsar los tipos de interés fijos. Desde iAhorro señalan que la línea entre los tipos de interés que antes era posible conseguir para una hipoteca variable y los que ahora se pueden obtener por una hipoteca fija ha quedado muy fina.
Por ello, desde el año pasado, la balanza se ha ido inclinando cada vez más hacia la oferta a tipo fijo, que en enero ha superado por primera vez en seis meses el porcentaje de hipotecas variables, atestándose en el 51,2% contra el 48,8%, tal y como reflejan los datos del INE. “Cuando el interés nominal es muy bajo, la banca empuja a que los clientes apuesten por el tipo fijo para poder fidelizarlo por más tiempo y es muy difícil que un comprador se decante por un préstamo variable si los fijos se mantienen tan competitivos”, explica el director de Hipotecas del comparador, Simone Colombelli.
Liquidez de sobra
En cualquier caso, la subida del euríbor este mes, tras un ligero ascenso en febrero (-0,501) se interpreta como una señal de la inquietud que una posible inflación demasiado exuberante provoca en los inversores. En EE UU el índice de precios ya alcanza el 1,4%, no muy lejos del objetivo del 2% fijado por la Reserva Federal como punto de equilibrio. “La inyección de 1,9 billones de dólares en gasto de estímulo por parte de Joe Biden —el equivalente del 10% del PIB norteamericano— y el paquete de posibles inversiones en infraestructuras por otros 2 billones de dólares pueden hacer que la economía de EE UU se recupere y crezca mucho más rápido de lo previsto, los precios se disparen y, como consecuencia, que la Reserva Federal suba los tipos de interés” con el objetivo de frenar esta subida, explica Joaquín Robles, analista del bróker financiero XTB.
¿Esta situación podría replicarse en Europa? Aunque espera que la inflación haya subido en marzo al 1,2%, este experto admite que “la recuperación no está siendo tan fuerte y el repunte de los precios no debería constituir una amenaza tan fuerte a corto plazo”. La política monetaria expansiva del Banco Central Europeo (BCE) garantiza que va a seguir habiendo mucho dinero en el sistema para prestar, por lo que la oferta de créditos seguirá excediendo la demanda. Y, de momento, el supervisor no se plantea retoques en los tipos de interés.
Todo ello tiene un impacto directo sobre el euríbor. “El índice se mantendrá en los niveles actuales en lo que resta de año”, augura Robles, aunque “los temores a que un eventual aumento de la inflación provoque un endurecimiento monetario de los bancos centrales antes de lo previsto le han alejado de su suelo”. En la misma línea, Colombelli augura “fluctuaciones en el índice hipotecario durante los próximos años”, pero, a corto plazo, “el euríbor se mantendrá en terreno negativo”.