La OCDE aconseja subir el impuesto a las herencias para limar desigualdades y elevar ingresos
El organismo señala que los países han reducido el peso de esta figura aunque haya aumentado la concentración de la riqueza
La OCDE lo deja negro sobre blanco: “El impuesto de sucesiones puede desempeñar un papel importante para aumentar ingresos, reducir desigualdades y mejorar la eficiencia”. Según su informe Fiscalidad de las herencias en los países de la OCDE, publicado este martes, la aportación de este tributo a las arcas públicas ha caído en las últimas décadas, pese a un paralelo aumento de la concentración de la riqueza. El think tank sugiere revisar la fiscalidad de esta figur...
La OCDE lo deja negro sobre blanco: “El impuesto de sucesiones puede desempeñar un papel importante para aumentar ingresos, reducir desigualdades y mejorar la eficiencia”. Según su informe Fiscalidad de las herencias en los países de la OCDE, publicado este martes, la aportación de este tributo a las arcas públicas ha caído en las últimas décadas, pese a un paralelo aumento de la concentración de la riqueza. El think tank sugiere revisar la fiscalidad de esta figura, más aún en un momento como el actual, con los recursos públicos golpeados por la crisis y ante la perspectiva de un aumento de la desigualdad.
Los impuestos de sucesiones han perdido peso estas décadas y en algunos países hasta han desaparecido. En los setenta suponían de media más del 1% del total de la recaudación en los Estados de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Actualmente, este porcentaje ha bajado al 0,53%. Al mismo tiempo, la riqueza se ha concentrado cada vez más: el 10% de la población más rica posee el 52% de la riqueza, y el 1% más acaudalado detenta nada menos que el 18%. En EE UU, el país más desigual del bloque, la brecha es aún mayor: el 10% más pudiente concentra casi el 80% de la riqueza, y el 1% en lo alto de la pirámide acapara el 42%. En España, las cifras están algo por debajo de la media: un 46% y un 16%.
Actualmente, 24 de los 37 Estados de la OCDE cuentan con figuras que gravan herencias y donaciones, cuya configuración normativa es muy heterogénea. Sí es común que las bases imponibles sean muy estrechas y estén llenas de exenciones y rebajas en función de distintos criterios. Corea del Sur, Bélgica, Francia y Japón son los únicos que recaudan por encima del 1% de sus ingresos totales por estas figuras. En España, el porcentaje está en línea con la media: un 0,58%.
El informe recomienda revisar el diseño de estos impuestos, estableciendo entre otras cosas exenciones para los hogares con menos recursos y eliminando aquellas que no tienen justificación. “La crisis de la covid-19 meterá presión a los países para conseguir ingresos adicionales y abordar las desigualdades, que se han agravado desde el inicio de la pandemia”, añade el estudio.
Pascal Saint-Amans, director del Centro de Política y Administración Fiscal de la OCDE, reconoció que hay una preocupación social y económica sobre la desigualdad. “Y a la vez existe un tributo cuyo potencial se ha reducido con el tiempo, es muy bajo y no muy progresivo, y en algunos países ha desaparecido”, comentó. “Podríamos pensar que los países en los próximos años, especialmente en la fase poscovid, podrían elevar estos impuestos. Y nosotros los invitamos no tanto a subirlos, sino a asegurar que existe algo congruente con la imposición fiscal a la riqueza”.
El informe también destaca que las herencias están distribuidas de manera desigual entre los hogares —en los más ricos las herencias y donaciones son 50 veces mayores que en los más pobres—, y apunta a que crecerán tanto en valor, si siguen las tendencias de los precios de los activos, como en número, por el envejecimiento de la generación del baby boom. España y Luxemburgo son los países con mayor riqueza media, y sus herencias son la cuarta y la tercera más elevadas del bloque.
Armonización
La OCDE también da un espaldarazo a la homogeneización en un mismo país. El Gobierno español planea armonizar las figuras que gravan la riqueza, es decir, el impuesto de sucesiones y donaciones y el de patrimonio. Ambos están cedidos a las comunidades, lo que implica que cada una puede aplicar distintas reducciones o bonificaciones. En la práctica, la cesión ha generado enormes diferencias entre territorios y una carrera normativa a la baja.
Madrid es una de las regiones con fiscalidad más baja en estos tributos —es la única que bonifica al 100% el impuesto sobre el patrimonio y al 99% sucesiones y donaciones para los familiares cercanos— y la que más se ha opuesto a esta armonización, que será estudiada por el nuevo comité para la reforma fiscal.
El informe señala que la literatura no encuentra una correlación elevada entre la movilidad de los contribuyentes e impuestos sobre sucesiones bajos, salvo para los más ricos. Y apunta a que esta aumenta en el caso de tributos sobre patrimonio y renta. Cita un estudio (de los economistas Agrawal, Foremny y Martínez-Toledano) que evidencia cómo contribuyentes muy acaudalados se movieron a Madrid a partir de 2011, cuando el Estado reintrodujo el tributo sobre el patrimonio y la región, que el estudio de los tres economistas define como “paraíso fiscal interno”, ya aplicaba la bonificación del 100%. Cinco años después, el número de ricos en Madrid había crecido un 10% en relación con otras regiones.