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Los bancos penalizan la infidelidad

Desaparecidas ya las cuentas remuneradas, tener dinero en un banco puede salirle caro al cliente si rechaza los productos vinculados que las entidades le proponen

Una oficina bancaria, en Madrid.
Una oficina bancaria, en Madrid.

Mostrar escasa propensión a contratar los productos que los bancos suelen asociar a la apertura y a la conservación de una cuenta, ya sean seguros, tarjetas de crédito o domiciliaciones, puede aligerar el bolsillo del cliente de forma consistente. Arrastrados por un entorno de tipos de interés a nivel cero o incluso negativos, los bancos tiran de las comisiones para asegurarse márgenes de rentabilidad y endurecen las condiciones para hacerse con una cuenta gratuita. Una tendencia que ha llegado para quedarse un buen rato, según los expertos.

Lejos quedan los tiempos de las cuentas remuneradas. A partir de este mes, la 123 del Banco Santander –que ya no se comercializa, pero que sigue vigente para aquellos clientes que la tenían contratada– deja de beneficiar a sus tenedores y de compensar por los recibos que se paguen a través de ella. “Pero ya no se pagan los 6 euros mensuales de comisiones de mantenimiento en vigor hasta ahora”, subrayan desde la entidad.

En efecto, los clientes pasan a pagar 12 euros mensuales (o, lo que es lo mismo, 144 euros al año) si no cumplen unas “condiciones mínimas”, es decir, “tener domiciliados los ingresos (nómina, pensión o prestación por empleo, entre otros) y tres recibos, así como realizar, al menos, seis movimientos de compras en comercios o con las tarjetas asociadas a la cuenta en los últimos tres meses, de los que uno debe ser con una de crédito”. Al satisfacer estos requisitos, “la cuenta es totalmente gratuita”, explican desde el Santander. “Es muy difícil no respetar estas cláusulas”, inciden las mismas fuentes, “y el objetivo es primar la vinculación de los clientes”.

La apuesta de la entidad que preside Ana Botín es ahora por la cuenta Zero, que tiene las mismas comisiones de la 123, si no se cumple uno de los dos paquetes de condiciones establecidos por el banco. En el primero, el cliente debe tener domiciliados los ingresos y estar en uno de estos supuestos: haber domiciliado al menos tres recibos en el trimestre anterior a la liquidación de la cuenta, de distintos emisores y por importe superior a 0 euros, que no hayan sido devueltos, o, en el mismo período, utilizar por lo menos seis veces cualquiera de las tarjetas, de débito o crédito, emitidas por el banco y asociadas a esta cuenta. En el segundo, habrá que mantener un saldo medio mensual en fondos, planes de pensiones individuales, seguros de ahorro e inversión, unit linked y planes de previsión asegurados, igual o superior a 20.000 euros, o guardar en el banco un número de acciones del Santander igual o superior a 1.000.

Más allá de las cuentas principales, desde septiembre, los usuarios de la cuenta Estándar Particulares abonan una tarifa de mantenimiento trimestral de 29 euros y una comisión de administración de 65 céntimos de euro por apunte. El mínimo a pagar son 116 euros al año, “el mismo coste que ha pasado a tener la cuenta Clásica –cerrada a contratación desde el 1 de noviembre– después de subirle la comisión 5 euros al trimestre”, dicen desde la entidad. Y la cuenta Día a día (que se ha dejado de comercializar también) pasa a tener un cargo de 9 euros mensuales si el cliente no domicilia una nómina de, al menos, 600 euros (o una pensión de 300 euros) y tres recibos o no realiza seis operaciones al trimestre con las tarjetas.

Un nuevo modelo de relación

El Banco Santander no es, ni de lejos, la única entidad en haber emprendido el camino de la fidelización de los clientes a través de los productos vinculados. “Estamos repensando el modelo de relación con nuestros clientes, con la idea de vincular a más de 1,5 millones de ellos”, admiten desde Bankia. ¿De qué forma es posible escapar a la comisión de 14 euros al mes que el banco público aplica a sus cuentas? Ser titular de una Cuenta On, dirigida a perfiles digitales, o un joven menor de 26 años, o tener un saldo igual o superior a 40.000 euros en fondos de inversión, planes de pensiones o seguros de ahorro, son hechos que otorgan la gratuidad en las principales operaciones y servicios.

Para no pagar comisiones, los que no ostenten estas características deberán tener los ingresos domiciliados (una nómina de al menos 700 euros o una pensión de al menos 400 euros) y cumplir con uno de estos requisitos: realizar dos operaciones al mes con tarjeta de crédito en comercios, pagar al menos 135 euros en primas de seguros de riesgo, o tener al menos 30.000 euros en fondos de inversión, planes de pensiones o seguros de ahorro. Si solo se cumple la condición de tener la nómina domiciliada, en lugar de 14 euros al mes se pagarán 6 euros al mes.

“La tarjeta de crédito no se cobra en ninguno de los tres casos porque está incluida en el precio; la que se cobra es la de débito a 14 euros al año en el caso del paquete de 6 euros al mes, y 28 euros al año en el paquete de 14 euros al mes”, añaden desde Bankia. “Tanto cuando no pagas nada como cuando pagas 6 euros, las ventajas afectan a todas tus cuentas en las que seas titular o cotitular, en lugar de solo a una cuenta, como ocurre en el resto de entidades o, en nuestro caso, en el paquete de 14 euros”, apostillan las mismas fuentes.

Comisiones más altas

Otro ejemplo de esta nueva tendencia es BBVA. Desde el 16 de diciembre las comisiones de mantenimiento han pasado de 60 euros a 100 euros al año. Están exentos los titulares de la cuenta On Line y las que están bajo el programa Adiós Comisiones (en este último caso, se debe recibir en la cuenta algún ingreso recurrente y realizar pagos con la tarjeta o domiciliar recibos). Los suscriptores de la cuenta Va Contigo, por el contrario, no pagan comisiones si ingresan una nómina o pensión superior a 800 euros y 300 euros, respectivamente, o si tienen ingresos superiores a 2.500 euros al trimestre, o tienen un saldo que supera los 60.000 euros o son accionistas de BBVA. De esta forma, el incremento de la comisión de mantenimiento debería afectar a uno de cada cuatro clientes, aproximadamente, según cálculos de la misma entidad.

En cuanto al Banco Sabadell, a partir de este mes su cuenta Expansión cuesta 5 euros al mes, excepto para menores o pensionistas. Por el contrario, la cuenta Expansión Premium es gratuita, siempre y cuando sus titulares domicilien unos ingresos de al menos 700 euros al mes y cumplan con una de estas condiciones: un plan de pensiones, un plan de previsión asegurado, un EPSV, un fondo de inversión, una cuenta de valores con un saldo superior a 10.000 euros, un seguro de protección o un contrato de autorrenting con la entidad. Es posible también acceder a la gratuidad si se tiene un patrimonio global en Sabadell superior a 75.000 euros o se poseen al menos 10.000 acciones del banco.

“El 75% de usuarios de la cuenta Expansión pasarán a tener la Premium”, prevén en el Banco Sabadell, donde las fuentes consultadas admiten que las comisiones crecen, pero lo hacen “porque aumentan esencialmente las de servicios y los clientes pagan por ellos como en cualquier otro sector, y no por otro motivo”, destacan.

Un cambio a largo plazo

La caída del margen financiero de los bancos por la política de bajos tipos de interés del BCE” es la razón por la que “la banca busca compensación natural por el epígrafe de comisiónes”, afirma, sin embargo, el presidente de la Comisión Financiera del Consejo General de Economistas, Antonio Pedraza. “El hecho es que desde hace ya cinco años el BCE cobra a los bancos por guardar el dinero en Fráncfort”, redunda el presidente de la consultora de dirección Neovantas, José Luis Cortina. Por ello, desde 2018 las entidades españolas cobran por los depósitos a las grandes empresas e inversores institucionales. Si esta práctica no se generaliza a los clientes pequeños y medios es, en palabras de Pedraza, porque “estos les compensan por esos productos vinculados”. Pese a ello, Cortina señala que algunos grandes bancos extranjeros con arraigo en España, como Crédit Suisse, UBS y Unicredit, ya han empezado a hacerlo.

“Si los tipos de interés siguen a los niveles actuales y no repuntan, me temo que será una tendencia que se generalizará”, dice Cortina. Algo en que coincide Pedraza, para quien la normalización podría llegar también “cuando los excedentes que los bancos no invierten no les cueste dinero porque no tienen penalización en el BCE o sus inversiones alternativas en deuda o letras del Tesoro (entre otras) no les estén dando intereses negativos”.

Ambos supuestos, sin embargo, parecen estar lejos de realizarse. Ni la desaceleración propicia un cambio en la política monetaria del BCE ni el bono español ofrece rentabilidades apreciables (el de 10 años renta apenas el 0,40%, y los a cinco años y letras a menor plazo, están en negativo).

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