“Enfrentar la adversidad requiere tomar las medidas necesarias”
El gobernador del Banco de México asegura, en conversación con EL PAÍS, que la institución busca evitar una salida desordenada de capitales extranjeros y, a la vez, una caída de la actividad económica dentro del país
Alejandro Díaz de León (Ciudad de México, 1969) la tiene difícil. Como gobernador del Banco de México su mandato es mantener la inflación bajo control a través de una política monetaria prudente. Pero en tiempos de coronavirus, cuando el país se enfrenta una crisis de proporciones históricas, Díaz de León camina sobre una delgada línea entre mantener al país como una atractiva opción de inversión para capitales extranjeros y estimular...
Alejandro Díaz de León (Ciudad de México, 1969) la tiene difícil. Como gobernador del Banco de México su mandato es mantener la inflación bajo control a través de una política monetaria prudente. Pero en tiempos de coronavirus, cuando el país se enfrenta una crisis de proporciones históricas, Díaz de León camina sobre una delgada línea entre mantener al país como una atractiva opción de inversión para capitales extranjeros y estimular la propia economía nacional.
Cauto al hablar y con una calma inamovible, el gobernador evita opinar sobre las medidas que el Gobierno federal ha tomado para reactivar la economía y hacerle frente a la pandemia. Mientras la Administración gastará entre el 1,5% y el 2% del PIB, el Banco de México ha puesto en marcha medidas que alcanzan un monto mayor, hasta el 3,3% del PIB. Aunque estas están enfocadas en proveer de dinero al sistema bancario, el banco central espera también llegar a pequeñas empresas y hogares a través de créditos otorgados por la banca comercial.
El factor más importante en la recuperación de la segunda economía de América Latina será qué tanto se alarguen las medidas de distanciamiento social que hoy tienen cerrados comercios y empresas, dice Díaz de León, cuyo mandato al frente del Banco Central termina en diciembre de 2021.
Pregunta. El Banco de México pronostica una caída del PIB nacional de entre el 4,6% al 8,8% este año. ¿De qué va a depender principalmente la recuperación del país? ¿Cuál es el mayor riesgo que usted ve para que México se recupere en materia económica?
Respuesta. El principal riesgo es que la pandemia, sus efectos y las acciones para mitigar al contagio den lugar a una prolongada fase del confinamiento, del distanciamiento y que eso impida que se recupere la normalidad productiva en los diferentes sectores de le economía. A diferencia de otros episodios cuando la afectación nace del ciclo económico o del financiero, en esta ocasión el choque es exógeno a la economía, es un choque que viene de la salud y lo que podría ser especialmente adverso para la actividad económica es que la dinámica de ese choque de salud dé lugar a que se sostengan en el tiempo estas acciones de distanciamiento social, que den lugar a afectaciones más sostenidas en el tiempo o más prolongadas en diversos sectores. Yo creo que ese es el principal riesgo que enfrentamos. Derivado de eso tendríamos menor actividad económica, mayor afectación en el empleo y adversidad por el lado de las empresas lo que implicaría riesgos para el sistema financiero.
P. Usted ha dicho también que el comportamiento de la economía va a depender, en parte, de las medidas que se tomen para recuperar esta actividad productiva. Hasta ahora ¿qué le parecen las medidas que se han tomado? ¿Qué le parece la decisión del Gobierno de no endeudarse y de no suspender el pago de impuestos? ¿Cuáles son sus mayores temores sobre estas decisiones?
R. Lo que hemos visto en este choque global es que ha habido diferentes medidas, tanto en el ámbito fiscal, monetario y de regulación financiera que se han tomado en muchos países. En cuanto a los temas de política fiscal, en el Banco de México la reflexión que hacemos es la importancia de que haya sostenibilidad en las finanzas públicas. Dentro de ese marco de sostenibilidad, pues ya las políticas específicas y las estrategias puntuales son responsabilidad del Ejecutivo y somos respetuosos de ellas. En cuanto al ámbito de responsabilidad monetario y financiero que le corresponde al banco hemos estado identificando cuáles son las acciones que podamos tomar para, número uno, que no falte liquidez en el sistema financiero, que no se formen cuellos de botella desde el inicio de la cadena de otorgamiento de crédito. Y también hemos tomado otras medidas a lo largo de esa cadena de otorgamiento de crédito. Sumando nada más la parte en moneda nacional [las medidas suman] hasta 800.000 millones de pesos, 3.3% del PIB. Ya hemos publicado todas las circulares para el uso de estas facilidades, estamos en proceso de firmas de contratos con muchas de las instituciones de crédito interesadas en ellas.
Y creo que tiene dos efectos, uno es que el mero anuncio de la facilidad, el solo hecho de saber que va a haber estos elementos le da más soporte a las operaciones cotidianas de la banca. Les permite prestar recursos de una manera más fluida cuando saben que va a haber alternativas de financiamiento adicionales por el Banco Central y sentimos que ha contribuido a que ese canal crediticio fluya. Y también, dentro de las decisiones, el banco forma parte de la Junta de Gobierno de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y otras autoridades financieras. Hemos participado dentro de esos ámbitos en medidas tan importantes como el diferimento de pago del capital en intereses a la cartera de crédito de la banca, hay cerca de ocho millones de créditos que ya se acogieron a esa facilidad, para tener un poco de espacio en esta situación de emergencia y esto en beneficio de los propios acreditados como de la propia calidad crediticia de la cartera que tiene la banca.
P. Uno de los programas de Banco de México para aliviar la actual crisis es la de liberar fondos para que la banca comercial otorgue créditos a empresas y familias que hayan perdido su fuente de ingresos. Considerando que México tiene un nivel muy bajo de bancarización y de penetración financiera en comparación con sus pares y con países de la OCDE. ¿Cómo está limitando esto los esfuerzos del banco? Estamos hablando de millones que no tienen una cuenta de banco ni historial crediticio.
R. El hecho de que tengamos una penetración financiera relativamente baja, no solo comparado contra economías avanzadas, sino también contra economías emergentes, hace más difícil que algunas de estas medidas de alivio y de soporte puedan llegar a muchas empresas y hogares que no tienen acceso a financiamiento. Estos hogares y empresas están más expuestos a los efectos de la pandemia. En ese sentido, estas acciones que hemos tomado son una de las vertientes de las acciones de política pública asociadas con esta emergencia. Hay muchas acciones que van desde medidas en el ámbito de la salud a toda una serie de medidas de política pública en otros elementos de otros sectores. El que nos toca a nosotros es contribuir a que las condiciones en los mercados financieros sean de un ajuste ordenado, que también la propia economía tenga un ajuste ordenado ante este choque y obviamente el cumplimiento de nuestro mandato de inflación baja y estable. También, el sano desarrollo del sistema financiero y del sistema de pagos.
P. Este miércoles la Reserva Federal de EE UU anunció que no incrementará su tasa de interés pronto y que continuará estimulando su economía, inyectando dinero (a través de la compra de bonos del Tesoro) de manera prolongada. A México le beneficiaría una recuperación rápida del país vecino. ¿Esto reduce la presión sobre la política monetaria en México? ¿Habría oportunidad de no bajar la tasa de interés objetivo ahora y guardarse esa herramienta en caso de que las cosas empeoren?
R. Siempre es todo un debate acerca de si conviene usar los instrumentos cuando se presentan los retos o las situaciones complicadas o si conviene guardar parte de ese margen. Yo creo que el hecho de enfrentar un reto, alguna adversidad, requiere tomar las medidas necesarias para hacer frente a esa adversidad. Si las cosas pueden tomar una vuelta más favorable, entonces ya no habrá sido necesario tomar medidas adicionales. Pero si las cosas se complican con el paso del tiempo, también se podrán identificar otras medidas que se pudieran tomar para mitigar lo que se enfrente en esa situación. Yo creo que lo que hemos visto en los últimos tres meses ha sido, primero, una fase de incertidumbre muy profunda y de afectación muy profunda en los mercados con movimientos muy súbitos, muy rápidos y muy profundos. [Esto,] con un re-acomodo de capitales, de portafolio de inversión de los inversionistas globales a activos de refugio, o de menor riesgo, y en respuesta a muchas de las acciones, sobre todo de economías avanzadas más grandes, que tiene un efecto sistémico a nivel mundial. Muchas de esas medidas de estímulo han contribuido al mejor comportamiento de los mercados financieros en las últimas semanas. Ese compartimiento también se ha reflejado en economías emergentes de una manera bastante amplia y con volatilidad. El día de hoy estamos viendo un ajuste en los mercados que refleja que, si bien en las últimas semanas hemos visto un mejor desempeño, seguimos enfrentando un territorio frágil, con fragilidades y vulnerabilidades hacia adelante y con cierta volatilidad. En la medida en que podamos ir consolidando este regreso gradual y escalonado hacia la actividad productiva normal en las principales economías avanzadas y emergentes, podremos ir mitigando, o atenuando estos efectos de la pandemia.
P. De acuerdo con datos de la tenencia de bonos del Gobierno federal del propio Banco de México, los extranjeros han estado vendiendo sus bonos de manera masiva, con los niveles más altos de desinversión en los primeros cinco meses del año que en ningún otro periodo similar. Además, de acuerdo con un banco de inversión internacional, cerca de 44.000 millones de dólares en bonos mexicanos están en riesgo si el país pierde el grado de inversión otorgado por las calificadoras de riesgo crediticio. ¿Qué opina usted de esto y qué herramienta estaría dispuesto a usar para paliar los efectos de estas salidas?
R. Empezaría diciendo que en los primeros meses del año, en los primeros días de febrero, vimos un incremento en la tenencia de extranjeros en bonos del Gobierno federal. Después, en la medida en que se fue consolidando la pandemia y el choque global, tuvimos un ajuste de portafolios considerables como usted señala. Hemos tenido algunos flujos de salida y algunos flujos de entrada. En la balanza de pagos vemos que se compensan en parte, algunas de las salidas o reducción en las tenencias de bonos gubernamentales por parte de extranjeros, pero también ha habido ingresos tanto por colocaciones de deuda tanto del Gobierno federal como de otros emisores en el primer trimestre, como también por algunas línea de crédito que algunas empresas han tenido con bancos en el exterior. Entonces, en cuanto a flujos agregados ha habido una serie de salidas y otras entradas.
Pero concentrándonos en la salida de bonos de la que habla, en la parte más aguda de este proceso de incertidumbre que comenzábamos fue este el mayor ajuste de portafolios, en el tipo de cambio, también en las curvas de rendimiento con un aumento en las tasas de interés a lo largo de la curva, especialmente las de mediano y largo plazo que se ha venido deshaciendo y se ha venido regresando en las últimas semanas. También diría que ese flujo de salida que usted apunta prácticamente en las últimas semanas se ha frenado de manera muy considerable.
¿Qué es lo que hemos intentado hacer para enfrentar este entorno? Claramente para una economía emergente relativamente pequeña y muy integrada a la economía financiera global como es México, es un reto enfrentar, por un lado, un choque muy adverso en la actividad económica mundial y nacional. Es una presión desinflacionaria y va a requerir cierto soporte tanto para la reactivación económica y la normalización inflacionaria y es básicamente la razón de por qué muchos bancos centrales han estado tomando acciones agresivas de política monetaria. Pero eso funciona también en las economías avanzadas cuando bajan las tasas de interés, eso detona una toma de instrumentos de mayor riesgo. Pero en las economías emergentes, no necesariamente es el caso. Y cuando hay una reducción en las tasas de interés que es demasiado rápida o brusca, se puede ampliar esa salida de la tenencia en instrumentos de renta fija y se puede también exacerbar el movimiento del tipo de cambio. Ante esta disyuntiva, lo que la Junta de Gobierno ha tratado de alcanzar en sus decisiones es un balance entre condiciones monetarias que reflejen el choque estamos enfrentando, por el lado de la actividad económica y su presión a la baja sobre la inflación, pero también que sea consciente del choque financiero que estamos enfrentando, de la reducción de la tenencia de instrumentos de renta fija por parte de no residentes.
P. Usted habla de buscar herramientas más allá de la política monetaria. Hablamos también de los estímulos y subsidios en economías avanzadas. Pero dada la naturaleza de esta crisis, que es una crisis de demanda y no del sistema financiero, ¿sí podemos esperar que las herramientas de los bancos centrales, como es Banco de México, tengan un impacto significativo en la economía?
R. Cada país puede tener diferentes condiciones en términos de la profundidad de sus sistemas financieros y de cuál es también la exposición de los diferentes agentes económicos, como empresas u hogares, tienen al sistema financiero. En las economías avanzadas el sistema financiero es mucho más profundo y el alcance es mucho más extenso en la sociedad, tanto en las empresas como en los hogares, y en ese sentido los choques negativos como los mitigantes pueden tener un efecto de mayor magnitud.
Habiendo dicho esto, yo creo que todos los bancos centrales enfrentamos retos parecidos en esta coyuntura y tenemos instrumentos en política monetaria y en el ámbito financiero para tratar de mitigar los efectos del choque tanto en la actividad económica como en los propios mercados financieros. Yo creo que si algo hemos visto en los últimos meses ha sido una amplia gama de programas, facilidades, ventanillas, de operaciones específicas que los diferentes bancos centrales identifican, dependiendo de las características de cada país, cuáles son los elementos claves para que el canal de financiamiento funcione con la menor interrupción posible. Y, que esto sea en beneficio de los propios agentes económicos que necesitan financiamiento de corto plazo, para poder sobrellevar la parte más aguda de esta emergencia económica.
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