Pese a haber pasado más de 30 años desde su estreno en televisión, miles de espectadores aún recuerdan la característica voz robótica de aquel Pontiac Firebir negro que conducía el actor David Hasselhoff en la serie El coche fantástico. Este automóvil autónomo, el primero que posiblemente vieron los españoles, era capaz de realizar viajes sin conductor, disponía de un "microprocesador" con una base de datos del calibre de la Wikipedia y ejecutaba las órdenes del piloto a través de un sistema de reconocimiento de voz.
Tras varias décadas, ese prototipo ha dejado de formar parte de la ciencia ficción para buscar un nuevo empleo: el de repartidor del futuro. Empresas destacadas en la fabricación de automóviles como Ford, Mercedes, BMW o Iveco ya han introducido en sus líneas de negocio furgonetas autónomas repartidoras con características similares a las del coche de la serie de televisión y que esperan comercializar en la década de 2030. ¿Cuáles son las razones de esta implantación?
Una solución para el reparto urbano
La primera, sin duda, la gestión eficiente del volumen de envíos generados a partir del crecimiento del comercio electrónico, que generó casi 40.000 millones de euros de facturación en España en 2018, según datos de la Comisión Nacional de Mercados y de la Competencia. Muchos de estos envíos tienen como destino áreas urbanas, ya de por sí congestionadas, y generan la mayor parte de las complicaciones por tráfico en la denominada última milla, es decir, en el tramo final del reparto hasta la entrega en mano al cliente.
El coche autónomo llegará para intentar paliar en parte este problema: "Actualmente hay una falta de planificación de los atascos, que generan a su vez deficiencia energética. La generación por parte de vehículos autónomos inteligentes de la mejor ruta para el reparto mejorará la movilidad en el futuro", explica Sara Gutiérrez, directora de la Unidad de Negocio de Automoción de GMV, empresa desarrolladora de sistemas de posicionamiento por satélites para coches autónomos.
El futuro de estos vehículos se está implantando poco a poco. Existen seis tipos de automóviles sa partir de su autonomía: 0, 1, 2, 3, 4 y 5, según la escala implantada mundialmente y creada por la Sociedad de Ingenieros de Automoción (SAE, por su siglas en inglés). Los tres primeros niveles están disponibles en el mercado y, en los próximos años, se incorporará el resto.
Sara Gutiérrez sostiene que, a día de hoy, lo que vivimos es la transición entre los niveles 2 y 3. "Para llegar al de mayor autonomía hay que dar muchos pasos. Desarrollar los prototipos de cada nivel y realizar miles de pruebas para que las probabilidades de que haya un error, sobre todo en cuestiones de seguridad, sea muy pequeña", añade.
Repartos inteligentes en 24 horas
Otra ventaja que supondrá la implantación de este tipo de vehículos está relacionada con el importante coste que para las empresas con comercio electrónico suponen los envíos en menos de 24 horas. Esta coyuntura podría mejorar por el hecho de que estos vehículos podrán transportar mercancías sin descanso (salvo el tiempo en el que necesiten recargar sus baterías) y todos los días del año. Como consecuencia, los tiempos de entrega se reducirían, dando así cuenta de una de las mayores exigencias de los consumidores.
Esta autonomía será posible gracias a la inteligencia artificial. La programación de una máquina para que ejecute operaciones comparables a las que realiza una mente humana, como el aprendizaje o el razonamiento lógico, permitirá a estos vehículos realizar rutas fijas, también en zonas restringidas, y ser más eficientes en los envíos de la última milla. A través de este software se controlarán todos los dispositivos que permiten la viabilidad de la autonomía: cámaras que identifiquen al resto de coches, señales y peatones (visión artificial) y radares ultrasónicos para que el vehículo escuche lo que sucede dentro y fuera del mismo. Además, según los especialistas, con estos avances los accidentes de tráfico se reducirían a mínimos: el automóvil tomaría el control total de la conducción y los errores por el factor humano disminuirían gracias a la información recibida desde el entorno.
Vehículos totalmente geolocalizados
Una derivada de la inteligencia artificial es la geolocalización, que permite a estos vehículos moverse libremente a través de programas que, generalmente, están integrado por dos sistemas: el GNSS (Sistema Global de Navegación por Satélite) y una IMU (siglas en inglés de Unidad de Medición Inercial). Ambos se complementan y permiten que el coche sepa su ubicación, velocidad y dirección de desplazamiento en todo momento. En este caso, el futuro ya está aquí, ya que estos sistemas ya están siendo utilizados por empresas de paquetería, especialmente para conocer las rutas en tiempo real que realizan sus trabajadores, información que también ofrecen a los usuarios a través de apps o webs. Con ello, pueden predecir cuándo se realizará la entrega o si existe algún problema con el envío. En el futuro, este sistema será esencial para que un coche autónomo conozca y recorra las rutas que ha memorizado.
Larga distancia y drones, retos del futuro
Los vehículos autónomos utilizarán motores eléctricos como solución al problema de la emisión de gases contaminantes. En las rutas urbanas, la autonomía de las baterías y la escasez de puntos de recarga, las dos principales problemas para estos motores, no serán un impedimento, ya que serán desplazamientos cortos. De cara a las rutas de medio y largo plazo, la alternativa temporal es utilizar vehículos con motores alternativos menos contaminantes, como los de autogás (gas licuado del petróleo que emite un 35% menos de dióxido de carbono que el gasóleo).
Vehículos sostenibles para superar la última milla
En ocasiones, la envergadura de un coche o furgoneta (sea autónomo o no) no es suficiente para hacer llegar a tiempo una entrega, especialmente cuando la última milla es una barrera difícil de solventar. Encontrar un vehículo con el que poder cubrirla y que sea sostenible se ha convertido en una necesidad. Por ello, Correos lleva varios años investigando y poniendo en circulación diversos vehículos no contaminantes para entregar en mano a los clientes sus paquetes y cartas, desde las bicicletas hasta los nuevos modelos Scoobic (en la imagen). Estos últimos, evolución de sus míticos motocarros de tres ruedas, funcionan con motor eléctrico, pueden acceder a zonas peatonales y portan hasta un desfibrilador por si algún viandante sufre un infarto. Junto con estas innovaciones, la empresa de paquetería está realizando pruebas con drones. El objetivo de estas máquinas voladoras es llevar paquetes o artículos básicos como medicinas o comida a zonas de difícil acceso o a pueblos que quedan incomunicados durante las nevadas invernales.
La mayor parte de las pruebas de cara a la paquetería del futuro se realiza con drones. Empresas como Mercedes los han incluido como elementos conectados a sus prototipos de furgonetas autónomas: mientras el vehículo recorre una carretera, los drones despegan del techo del mismo y reparten paquetes a varios clientes, llegando además a lugares a los que un vehículo con ruedas no puede acceder.
No obstante, la fecha de su llegada como repartidores en España es un enigma. La actual legislación limita su uso en las ciudades. Sin embargo, su utilización puede reducir considerablemente la congestión del tráfico que provocan los repartos. En contraposición, también existen problemas, como posibles accidentes (caídas de paquetes) o los delitos de privacidad (cámaras espía), que están frenando su implantación.