Análisis:EL ACENTO

Gesto valiente, efecto nulo

Un grupo de cirujanos del hospital de Bellvitge, en Barcelona, está dispuesto a trabajar gratis para contribuir a reducir la lista de espera de los pacientes con dolencias más graves, como el cáncer. La dirección del centro les ha tenido que decir que no, que muchas gracias, pero que no. Y lo ha hecho porque los cirujanos ni operan solos ni lo hacen en una burbuja autosuficiente. Para llevar a un enfermo al quirófano hace falta, por lo pronto, que haya un celador que lo recoja de su habitación para trasladarlo allí, y conviene, también, que las instalaciones estén inmaculadas, por lo que previ...

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Un grupo de cirujanos del hospital de Bellvitge, en Barcelona, está dispuesto a trabajar gratis para contribuir a reducir la lista de espera de los pacientes con dolencias más graves, como el cáncer. La dirección del centro les ha tenido que decir que no, que muchas gracias, pero que no. Y lo ha hecho porque los cirujanos ni operan solos ni lo hacen en una burbuja autosuficiente. Para llevar a un enfermo al quirófano hace falta, por lo pronto, que haya un celador que lo recoja de su habitación para trasladarlo allí, y conviene, también, que las instalaciones estén inmaculadas, por lo que previamente habría tenido que afanarse el personal de limpieza. Por no hablar, en fin, de aquellos profesionales más especializados que intervienen en un momento u otro de una operación.

La iniciativa de los cirujanos va a quedar en nada, pero quizá a la Administración le convenga tomar nota de la propuesta. Salvo que solo hubiera sido una inoportuna fanfarronada de quien sabe que su iniciativa no puede prosperar, lo que muestra el gesto

es la voluntad de los profesionales de contribuir a batallar contra la crisis. Al fin y al cabo, son los enfermos de cáncer (y de otras dolencias graves) los que pueden sufrir la decisión que tomó la Generalitat al principio de verano de cerrar uno de cada tres quirófanos por la tarde.

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La envergadura de la crisis puede obrar prodigios. A nadie se le podría haber ocurrido que grandes millonarios, con Warren Buffett a la cabeza, llegarían a pedir que se les subieran los impuestos, escandalizados por pagar una cuota menor que sus empleados. Hace unos días, el Gobierno catalán anunció que médicos y enfermeros cobrarían la mitad de su paga extraordinaria de Navidad. Respuesta casi inmediata: unos cuantos cirujanos se ofrecen a operar gratis.

Se ha vuelto loco el mundo? Más bien, es el miedo el que reina y provoca respuestas muy diferentes. Al mismo tiempo que los cirujanos hacían su gesto, más de medio millar de trabajadores ocupaban el Instituto Catalán de Salud y, a través de una pancarta, les decían a las autoridades lo que opinaban de sus propuestas: "Tu enfermedad perjudica al sistema sanitario. Cuídate solo. Mas y Ruiz".

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