La pobreza cerca a un millón de madrileños

Dice Sixto Mayoralas, oficial de primera ferrallista, que no acaba de entender la situación. "A mí, que tengo 60 años, no me quieren, pero tampoco quieren a uno de 20, porque dicen que no tiene experiencia". En realidad, sí que lo entiende: "Lo que pasa es que prefieren contratar a extranjeros, pagarles cinco euros la hora y tenerlos de ocho a ocho en la obra". Con la excusa de la crisis, a él, que lleva trabajando en lo suyo desde 1973, ya no hay quien lo contrate. El paro se le acabó en marzo y, desde abril, cobra la prestación de desempleo: 426 euros que "no dan para nada".

Sixto no ...

Dice Sixto Mayoralas, oficial de primera ferrallista, que no acaba de entender la situación. "A mí, que tengo 60 años, no me quieren, pero tampoco quieren a uno de 20, porque dicen que no tiene experiencia". En realidad, sí que lo entiende: "Lo que pasa es que prefieren contratar a extranjeros, pagarles cinco euros la hora y tenerlos de ocho a ocho en la obra". Con la excusa de la crisis, a él, que lleva trabajando en lo suyo desde 1973, ya no hay quien lo contrate. El paro se le acabó en marzo y, desde abril, cobra la prestación de desempleo: 426 euros que "no dan para nada".

Sixto no pasa hambre. Tiene dónde dormir y con qué vestirse. Pero sabe que, de no ser por su pareja, que aún conserva el trabajo, no le daría para vivir. Y le cabrea esa sensación, después de haber cotizado más de 30 años. No tiene piso en propiedad y lo poco que tenía ahorrado se lo ha ido "comiendo" en los periodos en que estaba sin trabajo. Sabe que podría ser una de esas personas que viven bajo el umbral de la pobreza. Esas que, según cálculos del sindicato UGT, son ya un millón de madrileños.

Así lo asegura un informe elaborado por el sindicato que se presentará hoy durante unas jornadas sobre exclusión social. Las personas que vivían bajo el umbral de la pobreza eran, a 31 de diciembre de 2008, 812.500, según los últimos datos disponibles que citan los autores del informe. De ellas, algo más de 350.000 eran pensionistas a los que su prestación "no les permite estar fuera de los riesgos de la exclusión social", asegura el trabajo. Pero en este momento, según cálculos de UGT-Madrid, "se estima que podría haber habido un aumento en el último año y medio de alrededor de 200.000 personas". Un millón de madrileños estarían, en riesgo de exclusión.

Cifra "desproporcionada"

El informe considera que se sobrepasa el umbral de la pobreza cuando los ingresos no llegan al 60% de la media de la renta familiar disponible. Toma esa referencia porque la UE define como familias o personas en riesgo de exclusión social a las que viven con menos del 60% de la renta media per cápita de su país. La Comunidad de Madrid no está de acuerdo con ese baremo. Un portavoz de la Consejería de Familia y Asuntos Sociales aseguró ayer que la cifra del sindicato es "absolutamente desproporcionada".

Las suyas incluyen solo a los perceptores de la Renta Mínima de Inserción (RMI) y a las personas que cobran pensiones no contributivas. Los primeros, según estima la Consejería, serán 14.050 a finales de este año (unas 40.000 personas beneficiarias). Los segundos son 33.000. Es decir, que Asuntos Sociales rebaja a menos de 50.000 personas el cálculo de las que están en riesgo de exclusión. "Y todas ellas, que son las que no tienen ingresos, están cubiertas", aseguró el portavoz. La crisis se ha notado también en las cifras oficiales. Hace un año, las familias perceptoras de la RMI eran 10.329; ahora son un 36% más.

El informe de UGT asegura que la Comunidad de Madrid "mira para otro lado" y critica, por ejemplo, que tras la finalización en 2007 del Plan Integral de Lucha contra la Exclusión no se haya puesto en marcha otro. Desde Asuntos Sociales aseguran que el plan era únicamente un punto de partida y que las medidas se siguen aplicando. El presupuesto para luchar contra la exclusión ha aumentado, asegura el portavoz, desde los 204 millones de 2007 a los 300 de 2010.

Le puede pasar a cualquiera, viene a decir UGT. El paro empezó afectando a los contratos temporales (población inmigrante y sector de la construcción sobre todo), pero ha llegado "a los fijos, a familias que hasta hace poco tiempo no se encontraban en ninguna situación cercana a la precariedad". Hoy, concluye, "ya nadie puede estar seguro de evitar esos peligros".