Reportaje:

El oratorio hallado y perdido

La Sociedad Arqueológica de Tarragona duda que el edificio descubierto la semana pasada sea el santuario de Augusto

El encontrado oratorio romano de Augusto, un misterio de 20 siglos, amaga con volver a perderse una semana después. El hallazgo de la única construcción documentada de Tarraco que hasta la semana pasada seguía sin localizarse ha desatado una polémica que huele a ambición y duelo de exploradores en pugna por el descubrimiento de este santuario construido en el siglo I.

"Solo han hallado cimientos. Es precipitado decir que es el templo de Augusto, no es científico, puede ser cualquier otra cosa", criticó ayer el presidente de la Real Sociedad Arqueológica Tarraconense, Rafael Gabriel, una...

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El encontrado oratorio romano de Augusto, un misterio de 20 siglos, amaga con volver a perderse una semana después. El hallazgo de la única construcción documentada de Tarraco que hasta la semana pasada seguía sin localizarse ha desatado una polémica que huele a ambición y duelo de exploradores en pugna por el descubrimiento de este santuario construido en el siglo I.

"Solo han hallado cimientos. Es precipitado decir que es el templo de Augusto, no es científico, puede ser cualquier otra cosa", criticó ayer el presidente de la Real Sociedad Arqueológica Tarraconense, Rafael Gabriel, una semana después de que un equipo de arqueólogos anunciara la localización definitiva del templo. Gabriel incluso amplió el conflicto a una especie de carrera para perpetuar la búsqueda de este templo siempre perseguido, escurridizo, acosado en los siglos en que pareció perdido, rastreado incluso ahora, cuando los expertos lo dan por encontrado. "Hay indicios de que se ubicó en otra área, cerca de la catedral, pero donde no se ha excavado. Promoveremos trabajos en la zona", advirtió.

"Solo han hallado cimientos. Puede ser cualquier otra cosa", según la entidad
"No hay garantía de que este sea el recinto", admiten los arqueólogos

El desafío crispó a los responsables del descubrimiento. "Que excave, encontrar dos templos a menos de 30 metros sería divertidísimo. Al final Tarragona será mejor que Roma", ironizó Andreu Muñoz, arqueólogo del arzobispado tarraconense y corresponsable de la excavación en la que se palparon los cimientos del templo. "La sociedad no es una entidad oficial. Es muy prestigiosa, pero esta vez ha perdido los papeles", añadió Muñoz, visiblemente molesto. "Desacreditan este trabajo porque buscan protagonismo", criticó.

El debate atizado por la sociedad, principal entidad arqueológica de Tarragona pese a carecer de la legitimidad propia de un colegio profesional, parte de que el hallazgo no es científicamente demostrable. Los trabajos que codirigió Muñoz probaron la existencia de un templo calcado al que, a partir de las monedas acuñadas en la época, se atribuye al recinto de Augusto. "No hay garantía, pero sí una alta probabilidad. Hay indicios, pruebas y criterios científicos que lo apoyan. El presidente de la sociedad no puede decir lo mismo", aseguró Muñoz. Gabriel alega que en la zona en la que, según él, se construyó el templo han aparecido fragmentos decorativos de gran tamaño, algo que no se ha encontrado bajo la catedral. "Que haga investigaciones y le escucharemos", concedió Muñoz antes de detallar que varios miembros de la junta de la sociedad arqueológica le han llamado para desmarcarse de las críticas de Gabriel.

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Los expertos consultados avalan las conclusiones de Muñoz, pero admiten, igual que el arqueólogo, que la certificación absoluta exigida por el presidente de la entidad sigue siendo imposible. A la espera de esta prueba definitiva, bajo una perspectiva científica rigurosísima, el encontrado templo de Augusto todavía puede darse por perdido.

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