El Consistorio investigó el absentismo de los niños

Los hijos de la familia Kun Lee empezaron a faltar a clase entre el 10 y el 20 de noviembre. Hubo llamadas de sus profesores sin respuesta de los afectados. El Ayuntamiento de San Martín de Valdeiglesias envió una carta certificada que nadie recogió. Transcurrido un mes desde las ausencias escolares, la Policía Local realizó cuatro visitas sin éxito al domicilio. El pasado jueves, dos meses después de que los chicos dejaran de ir al colegio, los agentes encontraron el cadáver del padre y de dos de los niños en su casa. ¿Funcionó bien el sistema en este caso?

La Comunidad de Madrid aprob...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Los hijos de la familia Kun Lee empezaron a faltar a clase entre el 10 y el 20 de noviembre. Hubo llamadas de sus profesores sin respuesta de los afectados. El Ayuntamiento de San Martín de Valdeiglesias envió una carta certificada que nadie recogió. Transcurrido un mes desde las ausencias escolares, la Policía Local realizó cuatro visitas sin éxito al domicilio. El pasado jueves, dos meses después de que los chicos dejaran de ir al colegio, los agentes encontraron el cadáver del padre y de dos de los niños en su casa. ¿Funcionó bien el sistema en este caso?

La Comunidad de Madrid aprobó en 2001 una orden para desarrollar programas de prevención y control del absentismo en los colegios. Los protocolos establecen las pautas a seguir, pero no marcan plazos fijos de actuación. En San Martín de Valdeiglesias (8.000 habitantes), se siguieron esas pautas y se llegó incluso a reunir a la mesa local de educación para estudiar el absentismo de los niños taiwaneses.

El alcalde de la localidad, Pablo Martín (PP), asegura que se actuó correctamente. El defensor del menor, Arturo Canalda, afirmó que este caso "demuestra que los sistemas de control del absentismo escolar funcionan razonablemente bien". Pero también se preguntó: "¿Qué ha pasado para que una sociedad entera no se dé cuenta de que una familia está en estas circunstancias?".

Fuentes de la inspección educativa de Madrid se sorprenden de que no se desataran las alarmas al transcurrir tanto tiempo sin contacto entre la escuela y la familia. No hay plazos fijos para investigar qué ocurre, pero debe aplicarse el sentido común, dicen. Máxime cuando, además, quienes faltan son buenos estudiantes. Algún miembro del colegio o de los servicios sociales debería haberse acercado a la casa para buscar respuestas, aseguran las citadas fuentes.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Sobre la firma

Archivado En