Caballos de cine
El rejoneador Diego Ventura cortó una oreja a cada uno de sus toros en la cuarta corrida de la Feria de Abril, pero los auténticos triunfadores de la tarde fueron sus caballos y los de Fermín Bohórquez y Hermoso de Mendoza, que le acompañaban en el cartel.
Los tres lidiaron una corrida mansa y descastada de Bohórquez, que impidió la apoteosis, pero no el triunfo incontestable de unos caballos de cine, toreros, valentísimos, artistas, que ofrecen una dimensión cada vez más innovadora del toreo a caballo. No es posible mayor cercanía de los pitones del toro ni mayor naturalidad en todas l...
El rejoneador Diego Ventura cortó una oreja a cada uno de sus toros en la cuarta corrida de la Feria de Abril, pero los auténticos triunfadores de la tarde fueron sus caballos y los de Fermín Bohórquez y Hermoso de Mendoza, que le acompañaban en el cartel.
Los tres lidiaron una corrida mansa y descastada de Bohórquez, que impidió la apoteosis, pero no el triunfo incontestable de unos caballos de cine, toreros, valentísimos, artistas, que ofrecen una dimensión cada vez más innovadora del toreo a caballo. No es posible mayor cercanía de los pitones del toro ni mayor naturalidad en todas las suertes. Chenel, de Hermoso, es demasiado perfecto para ser verdad; y a su mismo nivel deslumbran Manzanares, Morante y Califa, de la cuadra de Ventura, espectaculares siempre, y los caballos de Bohórquez, clásicos y señoriales.
No hubo más trofeos por el mal manejo del rejón de muerte, pero Fermín -que dio una vuelta al ruedo en el cuarto- volvió a ser fiel representante del rejoneo ortodoxo: Hermoso es la consagración de la madurez, y Ventura, la juventud arrolladora.
El lunar negro de la tarde fue la cornada que sufrió Silveti, de la yeguada de Hermoso de Mendoza, aunque parece que no reviste gravedad.