Preocupación por las obras y por la caída de las ventas

El hacha golpea una, dos, tres y más veces el tocón. Luego, la retroexcavadora muerde la tierra y se traga hasta la raíz de lo que fue un árbol. "Lo han cortado hace dos semanas, pero le dejaron la raíz", dice la mujer del quiosco de la calle de Serrano. "Los árboles preocupan, claro, pero también las obras, no se sabe cuando van a terminar y el negocio va mal", agrega la vendedora. Otra mujer pasa por la acera cercada por las vallas que separan las obras de los transeúntes. Mira los restos de los árboles y exclama: "Si estorban que se los lleven". Son las siete de la tarde y quedan pocos rast...

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El hacha golpea una, dos, tres y más veces el tocón. Luego, la retroexcavadora muerde la tierra y se traga hasta la raíz de lo que fue un árbol. "Lo han cortado hace dos semanas, pero le dejaron la raíz", dice la mujer del quiosco de la calle de Serrano. "Los árboles preocupan, claro, pero también las obras, no se sabe cuando van a terminar y el negocio va mal", agrega la vendedora. Otra mujer pasa por la acera cercada por las vallas que separan las obras de los transeúntes. Mira los restos de los árboles y exclama: "Si estorban que se los lleven". Son las siete de la tarde y quedan pocos rastros de la tala de 53 árboles entre la plaza de la Independencia y la calle de Juan Bravo.

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Muchos de los vecinos se quejan de desaparición. Pero hay a quien les molestan más las obras. "Las ventas han bajando hasta en un 50%, nadie viene con estas calles. Lo de los árboles es grave pero, bueno, que planten otros", dice un vendedor de ropa. "Llevo desde el año 1973 aquí y sé que estos árboles están enfermos por lo menos desde hace 15 años. Claro, no los han quitado por eso, sino porque allí irá la escalera de un aparcamiento", asegura otro vecino.

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