La nueva Casa Blanca

Un "paso decisivo" también para Europa

"El de Obama ha sido un paso decisivo", estimaba ayer Ana Gomes, eurodiputada socialista que investigó en la Eurocámara el asunto de los vuelos de la CIA. "Ahora lo que hace falta es que la Administración estadounidense haga públicos todos los datos y sepamos exactamente qué pasó para poder depurar responsabilidades, incluidas las europeas", dijo Gomes en conversación telefónica desde Bruselas. Ella hizo públicos los registros aéreos que indican que hasta 94 vuelos utilizaron el espacio aéreo portugués rumbo a Guantánamo.

"Europa y sobre todo los países cómplices con los vuelos de la CI...

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"El de Obama ha sido un paso decisivo", estimaba ayer Ana Gomes, eurodiputada socialista que investigó en la Eurocámara el asunto de los vuelos de la CIA. "Ahora lo que hace falta es que la Administración estadounidense haga públicos todos los datos y sepamos exactamente qué pasó para poder depurar responsabilidades, incluidas las europeas", dijo Gomes en conversación telefónica desde Bruselas. Ella hizo públicos los registros aéreos que indican que hasta 94 vuelos utilizaron el espacio aéreo portugués rumbo a Guantánamo.

"Europa y sobre todo los países cómplices con los vuelos de la CIA tienen ahora el deber de ayudar a cerrar Guantánamo. Para eso, deben acoger a los cerca de 60 presos que no van a ser juzgados", subrayó.

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Fue en 2004 cuando la organización de abogados estadounidense Human Rights First destapó una de las piezas clave de "la guerra contra el terror" declarada por la Casa Blanca tras el 11-S: la red de cárceles secretas a las que irían a parar sospechosos de terrorismo capturados en distintos países y muchos de los cuales terminarían encerrados en Guantánamo durante más de un lustro. Allí, sostuvieron entonces los abogados, se interrogaba a los detenidos al margen de la ley. Un año más tarde, The Washington Post publicaba una investigación exhaustiva que daba cuenta de la presencia de esas prisiones en Europa. Human Rights Watch apuntó a Polonia y Rumania. Desde entonces, investigaciones periodísticas y de defensores de los derechos humanos han ido dibujando poco a poco el entramado del programa de detenciones extrajudiciales, vuelos de la CIA y cárceles clandestinas de las que se sirvió la Administración de Bush para "luchar contra el terror".

Y cuando la lluvia de críticas internacionales a los métodos estadounidenses de confinamiento y traslado de presos ya arreciaba, el Consejo de Europa y más tarde, el Parlamento Europeo se subieron al carro investigador poniendo en marcha sus propias pesquisas. Por los despachos de Estrasburgo y de Bruselas pasaron fiscales, víctimas del llamado programa de rendiciones y políticos europeos. Estos últimos, dijeron no estar al tanto de tales prácticas. En enero de 2006, el senador suizo Dick Marty, al frente de la investigación del Consejo de Europa dio por probados los secuestros de sospechosos de terrorismo en Europa por parte de los servicios secretos de EE UU, así como la "subcontratación de la tortura". Un año más tarde, la comisión de investigación de la Eurocámara concluía que "algunos países europeos aceptaron y ocultaron" el secuestro de al menos 21 sospechosos de terrorismo y su traslado a cárceles secretas, donde se les interrogó en muchos casos bajo tortura.

El informe final cifró en "al menos 1.245" los vuelos secretos estadounidenses que sobrevolaron territorio europeo. A pesar de que las revelaciones apuntaron directamente a varios países de la UE, incluida España, los líderes europeos han preferido hasta ahora mirar hacia otro lado.

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