Crítica:Teatro

Revista del siglo XX

¿Recuerdan Le Bal, la película que pasaba revista a medio siglo de historia a través de una sala de baile? Gatas parte de una idea similar. Por el salón de una casa madrileña transcurre un siglo de historia de España, a través de cinco mujeres arquetípicas, reunidas para charlar: la esposa conservadora, la librepensadora feminista, la trabajadora, la anarquista de armas tomar y una aristócrata. Su primer encuentro es en 1909, durante las revueltas por el fusilamiento del anarquista Francisco Ferrer i Guardia, y, los siguientes, tras la aprobación del sufragio femenino, al estalla...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

¿Recuerdan Le Bal, la película que pasaba revista a medio siglo de historia a través de una sala de baile? Gatas parte de una idea similar. Por el salón de una casa madrileña transcurre un siglo de historia de España, a través de cinco mujeres arquetípicas, reunidas para charlar: la esposa conservadora, la librepensadora feminista, la trabajadora, la anarquista de armas tomar y una aristócrata. Su primer encuentro es en 1909, durante las revueltas por el fusilamiento del anarquista Francisco Ferrer i Guardia, y, los siguientes, tras la aprobación del sufragio femenino, al estallar la Guerra Civil, y así sucesivamente, hasta llegar a los atentados del 11-S. Con el tiempo, todo cambia, pero estas cinco madrileñas no envejecen: como el Orlando de Virginia Wolf, tienen una dimensión fáustica.

GATAS

Adaptación de M. González Gil. Madrid. Teatro Fernán-Gómez. Hasta el 19 de octubre.

Gatas llega a Madrid precedida del éxito de la versión original argentina, titulada Porteños.

El comienzo del espectáculo, divertido, prometedor e ilustrativo de por donde podrían haber ido los tiros, tiene como catalizador a María Pujalte, que gasta una gran vis cómica. Luego, cuando las cinco mujeres han forjado una amistad increíble, de puro ejemplar, la historia reciente de España las devora: quedan convertidas en locutores de hechos sobradamente conocidos. No sé en el original, pero en Gatas hay demasiada narración de grandes acontecimientos, y poca intrahistoria. Casi todo sucede fuera de campo. Es una crónica optimista, pegada al cliché.

González Gil y Botti han dibujado un fresco social abarcador, pero descompensado. Si la feminista, la anarquista y la esposa de militar son bidimensionales, María, la tendera, representante del pueblo llano, es una comparsa del discurso de las otras cuatro. Con todo, Gatas se deja ver y tiene momentos de provecho. Los oscuros entre escenas, abundantes y largos, deberían resolverse de otro modo.

Blanca Oteyza durante uno de los ensayos de Gatas.GORKA LEJARCEGI
Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Sobre la firma

Archivado En