Los forenses cuestionan la atención médica a un hombre que murió de infarto

Los forenses que hicieron la autopsia al hombre que murió de un ataque al corazón después de que un médico le diagnosticara una gastralgia y le recomendara un vaso de leche, señalaron ayer que era "previsible" que el enfermo muriera, ya que su facultativo no lo derivó a un hospital ni avisó a una ambulancia. El testimonio de estos dos forenses es una de las pruebas principales de la vista celebrada en el Juzgado de lo Penal número 1 de San Sebastián contra un médico de un seguro privado que el 18 de febrero de 2006 asistió en un domicilio de San Sebastián a un hombre de 43 años.

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Los forenses que hicieron la autopsia al hombre que murió de un ataque al corazón después de que un médico le diagnosticara una gastralgia y le recomendara un vaso de leche, señalaron ayer que era "previsible" que el enfermo muriera, ya que su facultativo no lo derivó a un hospital ni avisó a una ambulancia. El testimonio de estos dos forenses es una de las pruebas principales de la vista celebrada en el Juzgado de lo Penal número 1 de San Sebastián contra un médico de un seguro privado que el 18 de febrero de 2006 asistió en un domicilio de San Sebastián a un hombre de 43 años.

El hombre murió una hora después de ser atendido por el facultativo. Las declaraciones de ambos peritos tienen especial relevancia en la causa, ya que los otros dos testimonios de importancia: el del acusado y el de la esposa del fallecido son contradictorios. Durante el juicio, la viuda recordó que el día que murió su esposo, éste se despertó "empapado en sudor" frío y con dolor en el pecho, por lo que ella alertó a su seguro médico que casi una hora después le envío un doctor a su vivienda.

Esta mujer explicó que tanto ella como su marido refirieron al facultativo los mismos síntomas, y su esposo, que se encontraba "obsesionado" por la posibilidad de sufrir un infarto, le explicó que tenía antecedentes de este tipo en su familia. El acusado, que está doctorado en una universidad húngara y que trabajó durante un año en el departamento de cardiología de un hospital de ese país, ha afirmado que cuando llegó a la casa examinó al paciente y descartó la existencia de urgencia alguna. Señaló que la esposa del enfermo no estuvo presente durante todo el reconocimiento que el enfermo no le refirió ningún antecedente familiar de cardiopatías.

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