Cartas al director

Métodos para salir de la crisis

Tengo dos sentimientos contradictorios cuando el presidente del Gobierno anuncia que va a dar oxígeno financiero a las empresas inmobiliarias. Por un lado me parece muy bien, pero, por otro, se me ponen los pelos de punta. Hay inmobiliarias que, anticipándose a los métodos de El Roto para salir de la crisis, han hecho dinero, muchísimo dinero, y han salido corriendo tras la cortina de humo de la suspensión de pagos o concurso de acreedores, como se llama ahora. No hemos de perder la memoria histórica reciente y recordar que fue a finales del siglo XX, a partir de 1996 (tomen nota los populares...

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Tengo dos sentimientos contradictorios cuando el presidente del Gobierno anuncia que va a dar oxígeno financiero a las empresas inmobiliarias. Por un lado me parece muy bien, pero, por otro, se me ponen los pelos de punta. Hay inmobiliarias que, anticipándose a los métodos de El Roto para salir de la crisis, han hecho dinero, muchísimo dinero, y han salido corriendo tras la cortina de humo de la suspensión de pagos o concurso de acreedores, como se llama ahora. No hemos de perder la memoria histórica reciente y recordar que fue a finales del siglo XX, a partir de 1996 (tomen nota los populares), cuando se liberalizó el suelo haciéndolo todo urbanizable, cuando se permitieron todo tipo de aberraciones urbanísticas, cuando empezó a hincharse la burbuja inmobiliaria, cuando se instauró la codicia en este país como principal virtud, hasta el punto de que la Unión Europea nos ha tenido que llamar la atención por el implacable urbanismo desorganizado e invasor y los altos niveles de corrupción detectados en determinadas zonas. Imagínense los no detectados. Muy bien, ayudemos a las inmobiliarias con el dinero público, pero hagámoslo no sólo con talante, sino con sentido de la justicia. Ayudemos a los que obran de buena fe y están libres de pecado; a los demás, no, rotundamente no. Y sobre todo, no a los que salieron corriendo hacia paraísos fiscales donde su dinero está a buen recaudo, aunque sus trabajadores incrementen las listas del paro.

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