Columna

Chavismo 'light'

El presidente venezolano, Hugo Chávez, es el centro de un sistema solar, en función del cual otros se apellidan políticamente por su emplazamiento dentro o fuera, cerca o lejos de la constelación chavista. Ecuador, presidido por el estatista criollo Rafael Correa, que el pasado día 24 se dotó de una nueva Constitución aunque todavía pendiente de ratificación popular, se define hoy por lo que le aproxima o le aleja del astro rey. Y el texto constitucional es hoy el banco de pruebas en el que probablemente mejor cabe determinar por dónde va el proyecto del presidente ecuatoriano.

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El presidente venezolano, Hugo Chávez, es el centro de un sistema solar, en función del cual otros se apellidan políticamente por su emplazamiento dentro o fuera, cerca o lejos de la constelación chavista. Ecuador, presidido por el estatista criollo Rafael Correa, que el pasado día 24 se dotó de una nueva Constitución aunque todavía pendiente de ratificación popular, se define hoy por lo que le aproxima o le aleja del astro rey. Y el texto constitucional es hoy el banco de pruebas en el que probablemente mejor cabe determinar por dónde va el proyecto del presidente ecuatoriano.

La Carta establece la reelección presidencial por una sola vez, en mandatos de cuatro años, lo que, habida cuenta de que hasta las elecciones de 2010 es probable que no se empiece a contar periodos, podría valerle a Correa para ser presidente hasta 2018. Pero con ello más que asemejarse a Chávez, que aspiraba hasta el revolcón en el referéndum de diciembre a gobernar mucho más allá de la tercera edad, le pone en la línea del colombiano Uribe, de la pareja Kirchner-Fernández y de todos los que vendrán. No hay, por tanto, resolución clara ni a favor ni en contra del almario chavista. Pero, al mismo tiempo, inventa tres nuevos poderes donde el marchamo del líder venezolano sí es indiscutible. El primero de ellos es la Corte Constitucional, que se alza como última instancia de la Justicia de forma que hace innecesario el Tribunal Supremo, y de sus seis miembros Correa cuenta con poder nombrar a cuatro de ellos, a razón de dos por el Ejecutivo y otros dos por el Legislativo, que está seguro de dominar. Los otros dos poderes son el electoral y el de la transparencia, donde la mímesis con la revolución bolivariana es prácticamente total, lo que no excusa todas las ambigüedades en la definición de estos dos nuevos instrumentos de poder.

Hugo Chávez es el centro de un sistema solar, en función del cual otros se apellidan políticamente

El texto repite también casi a la letra el artículo de la Constitución venezolana de 1999, en el que se prohíbe la existencia de bases militares extranjeras. En Ecuador hay una base norteamericana, la de Manta, y aunque no es un establecimiento de ocupación y dominio como las de Irak, es un importante nudo de comunicaciones y control del espacio aéreo, operación que debería tener los días contados. Nada se dice, sin embargo, de la recuperación de la moneda propia, lo que para un nacionalista como Correa habría de ser importante, sobre todo porque la divisa del país es hoy el dólar. Apuntemos, pues, match nulo.

En el área económica, no cabe duda de que el presidente quiere reunir todos los triunfos en su mano. Así dirigirá la política fiscal y monetaria y, sobre todo, se apoyará en un Consejo Nacional de Planificación que dependerá directamente de su persona y que habrá de ser el centro neurálgico de sus ambiciosos planes de desarrollo. Pero el abrazo del chavismo no por ello está tan claro. Chávez y Correa consideran que el mayor obstáculo para una más justa redistribución de la riqueza es un bloque dominante más o menos tradicional, que el venezolano aspira a desarticular sobre todo por el soborno -la boliburguesía- y el ecuatoriano por la instauración de un poder económico autoritario. Es cierto que en varias ocasiones Correa se ha referido a la necesidad de "sacar a Ecuador de la larga y triste noche neo-liberal" y conducir al país al "socialismo del siglo XXI", misterio sobre el que tiene el copyright el líder bolivariano, pero lo notable es que el término "socialismo" no figura en ninguna parte de la Constitución. Y para concluir el ecuatoriano ha dicho claramente que no tiene intención de ingresar en el ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas) con la que Chávez quiere competir con el libre comercio del ALCA norteamericano. Chavismo a lo sumo light.

Teodoro Petkoff, el líder intelectual de la oposición socialdemócrata a Chávez, calificó el rumbo que toma su sistema de "totalitarismo light". ¿Dónde queda, entonces, el proyecto Correa? ¿Qué es lo light del totalitarismo light? Al igual que Chávez tardó unos años en convertirse en Chávez, Correa no ha decidido seguramente quién quiere ser, aunque sí lo que quiere hacer. Y con la recién adquirida moderación del presidente venezolano, quizá por la proximidad de las legislativas de noviembre, el único verdadero chavista que queda es el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega; el que hace unos días llamaba "hermanos" a los terroristas de las FARC.

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