Marlaska retira el nombre de un etarra a un parque

El juez Fernando Grande-Marlaska ordenó ayer a la Ertzaintza la retirada de la placa y el monolito de homenaje al etarra José Manuel Ariztimuño, Pana, que figura en un parque de Hernani (Guipúzcoa) desde 1982, al tiempo que le exige que vigile para que no vuelva a colocarse. Igualmente conminó a la alcaldesa, Marian Beitialarrangoitia -de ANV, que ayer declaró en su juzgado en calidad de imputada- a que elimine cualquier referencia al etarra de los callejeros municipales, porque de lo contrario entenderá que es un indicio de delito de enaltecimiento del terrorismo.

La alcaldesa h...

El juez Fernando Grande-Marlaska ordenó ayer a la Ertzaintza la retirada de la placa y el monolito de homenaje al etarra José Manuel Ariztimuño, Pana, que figura en un parque de Hernani (Guipúzcoa) desde 1982, al tiempo que le exige que vigile para que no vuelva a colocarse. Igualmente conminó a la alcaldesa, Marian Beitialarrangoitia -de ANV, que ayer declaró en su juzgado en calidad de imputada- a que elimine cualquier referencia al etarra de los callejeros municipales, porque de lo contrario entenderá que es un indicio de delito de enaltecimiento del terrorismo.

La alcaldesa había manifestado previamente que ella no participó en el pleno municipal de 1982 en el que se concedió al etarra Ariztimuño el título de hijo predilecto de la localidad y se le adjudicó el nombre de un parque, porque ni siquiera vivía en Hernani. Añadió que todos los concejales de la actual Corporación tenían conocimiento del requerimiento de Dignidad y Justicia para la retirada de la placa y el monolito y que ninguno de ellos lo había incluido en el orden del día. Los ediles pertenecen al PP, PNV, PSE-EE, IU y EA, además de ANV.

El fiscal se había opuesto a la retirada de los símbolos citados por entender que aunque la petición es legítima en el fondo, la vía adecuada no es la penal, sino la contencioso administrativa.

Marlaska, sin embargo, estima que ese proceso es lento y que para evitar la reiteración delictiva debe retirarlos, puesto que su exhibición "determina una humillación constante en el sentimiento legítimo no sólo de las víctimas, sino de cualquier ciudadano con sólidos principios democráticos".