La psicosis hierve el arroz

El precio se dispara en el mundo y empieza a contagiar a la producción local

El precio del arroz ha experimentado un notable incremento en el mundo y algunos países productores incluso han cerrado su exportación. En el ambiente planean como causas el aumento del consumo y la disminución de la superficie dedicada a su producción en beneficio del cultivo de cereales energéticos.

El mercado mundial está en los países asiáticos, tradicionales productores de arroz largo, en Estados Unidos, en el Cono Sur y Egipto. La campaña arrancó en este último país con precios normales, pero de repente el precio empezó a subir, sin que hubiera "ninguna razón consecuente ni sensat...

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El precio del arroz ha experimentado un notable incremento en el mundo y algunos países productores incluso han cerrado su exportación. En el ambiente planean como causas el aumento del consumo y la disminución de la superficie dedicada a su producción en beneficio del cultivo de cereales energéticos.

Según la DO Arroz de Valencia no hay razón de alarma para el consumidor

El mercado mundial está en los países asiáticos, tradicionales productores de arroz largo, en Estados Unidos, en el Cono Sur y Egipto. La campaña arrancó en este último país con precios normales, pero de repente el precio empezó a subir, sin que hubiera "ninguna razón consecuente ni sensata de mercado para ello", según explica Ricardo Ciscar, directivo de Arroz Dacsa, una de las tres empresas arroceras más importantes de España, que importa unas 30.000 toneladas de arroz largo y comercializa otras tantas de arroz redondo.

Luego, las campañas de Asia, que empiezan más tarde, reprodujeron la subida. India bloqueó las exportaciones para preservar el precio interno. Vietnam no concedió licencias de exportación. Y como el arroz de Pakistán no tenía calidad suficiente, todas las compras se centraron en Tailandia, que según Ciscar "enciende el mercado" con un precio por tonelada de 850-900 dólares, que se espera lleguen a 1.000. Esta tendencia contagiaría poco a poco al resto de mercados.

España produce arroz redondo y largo. El redondo, que se cultiva en Valencia, se destina al consumo interior y su mercado está bastante controlado en función de las oscilaciones de la producción. El arroz largo nacional se produce en Andalucía y Extremadura, y su consumo se ha disparado en España con el fenómeno de la inmigración, aunque la producción es suficiente para su consumo. También se exporta al norte de Europa, donde se ha revalorizado por los problemas relacionados con el uso de transgénicos del arroz americano.

Las restricciones impuestas por Europa al arroz americano han encendido más la hoguera del precio en el mercado mundial. Para Ciscar, no cabe otra causa que "la psicosis causada por la subida tan fuerte que han experimentado los cereales en los últimos años". Ciscar sostiene que aunque se hubiesen sustituido cultivos de arroz por cereales no sería motivo suficiente para que afectara a la producción. En su análisis, el arroz, que es un mercado de los industriales, cuando empieza a tener un precio tan alto atrae a los especuladores, y eso intensifica el fuego del mercado.

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"Es un tema psicológico, porque aunque aumente la población, no aumenta de un año para otro", contrapone, y augura que puede durar dos años hasta que se normalice la situación. "Hace 30 años ya hubo una situación similar que hizo tambalear el mercado", apunta. Desde su punto de vista, acabará afectando a los precios del mercado interno a partir de diciembre.

Santos Ruiz, gerente de la Denominación de Origen Arroz de Valencia, pide un esfuerzo para que esa psicosis del mercado internacional no se traslade al consumidor, ya que no hay razones para ello. "Aunque el arroz suba un 20% y el precio medio del kilo pudiera ser un euro, sólo aumentaría 20 céntimos", razona. Y lo apuntala: "Un consumidor come cinco kilos de arroz al año, es decir, que gastaría un euro más en arroz al año". Ciscar lo subraya con que con un kilo de arroz, que en el supermercado cuesta entre 64 y 65 céntimos, comen ocho personas. "Yo soy el que tiene ahora la patata caliente en las manos, ni el consumidor ni el productor", confiesa con inquietud. En ese sentido, señala mientras se ha producido una subida de un 25% en el precio en el arroz producido en España, las marcas, en seis meses, apenas han repercutido un 10%.

Por su parte, José Antonio Claver, presidente de la Cooperativa Unió Cristiana de Sueca, considera que "ya era hora de que el precio del arroz se recuperara", pero enseguida relativiza su entusiasmo: "Aunque ahora se pague a 0,33 euros el kilo [hace unos meses estaba sobre 0,25], los fertilizantes han subido el 200%, aparte del aumento del precio del petróleo, el IPC o los insecticidas".

Claver insiste en que el productor ya no tiene ese arroz que ha subido de precio, sino que está en los almacenes y en las industrias: "Sube para ellos, no para el productor", indica. "Nosotros no vivimos del arroz, vivimos para el arroz. Somos los últimos románticos", sanciona, dando entender que la supervivencia de la producción de arroz en la Comunidad Valenciana está más vinculada al heroísmo y al parque natural de L'Albufera que al mercado.

La Comunidad Valenciana produce 120 millones de kilos de arroz en cáscara en 15.000 hectáreas. Su cultivo, según datos de la Unió de Llauradors, recibe unas ayudas de la Unión Europea (PAC) por superficie cifradas alrededor de 1.124 euros por hectárea. Asimismo, el productor percibe incentivos agroambientales por la pertenencia del arrozal al parque natural de 468,44 euros por hectárea.

La crisis se contagia

- Tras una subida inesperada en Egipto, India y Vietnam cerraron la exportación y Tailandia, donde se centralizaron las compras, disparó los precios por tonelada hasta los 900 dólares.

- Los industriales auguran que esta subida acabará afectando a los precios del mercado nacional a partir de diciembre. Hasta ahora solo se ha repercutido un 10%.

- Los productores valencianos relativizan los beneficios de la subida de ocho céntimos por kilo, ya que no compensa la de los fertilizantes (200%), la del petróleo, la de los insecticidas y la del IPC.

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