Crítica:Feria de Abril

Unos tristes bailarines

Después de contemplar a tres héroes ante los victorinos, los toreros de ayer parecían torpes bailarines vestidos de carnaval. ¡Qué petardo de la joven terna, señores! ¡Qué tres chavales ayunos de ilusión, sin personalidad y presos de la desidia y la tristeza!

Rechazan a los victorinos porque pueden hacer daño. Y exigen a los artistas torrealtas, desiguales de presencia, blandos, nobilísimos y algunos de ellos bravos y codiciosos, y fracasan estrepitosamente. Y se llaman a sí mismo figuras estos tres... Pero, ¿figuras de qué?

¿Se considerará figura del toreo J...

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Después de contemplar a tres héroes ante los victorinos, los toreros de ayer parecían torpes bailarines vestidos de carnaval. ¡Qué petardo de la joven terna, señores! ¡Qué tres chavales ayunos de ilusión, sin personalidad y presos de la desidia y la tristeza!

Rechazan a los victorinos porque pueden hacer daño. Y exigen a los artistas torrealtas, desiguales de presencia, blandos, nobilísimos y algunos de ellos bravos y codiciosos, y fracasan estrepitosamente. Y se llaman a sí mismo figuras estos tres... Pero, ¿figuras de qué?

¿Se considerará figura del toreo Javier Conde? De momento, parece un hombre nacido fuera de época. Hubiera sido figura si el toreo fuera un baile para cursis ante toritos de cartón, sin riesgo, sin miedo y sin emoción. Hoy por hoy, está de más en esta fiesta. Es un bailarín medroso, inseguro y ausente. No se puede venir a Sevilla a hacer el ridículo. La vergüenza torera debe impedirlo. Ayer, naufragó ante un nobilísimo primero, y se inhibió ante el cuarto, un toro con recorrido que llevaba un cortijo colgado en cada pitón.

Torrealta / Conde, Castella, Talavante

Toros de Torrealta, desiguales, blandos y nobles; bravos cuarto y quinto.

Javier Conde: pitos y bronca.

Sebastián Castella: ovación y silencio.

Alejandro Talavante: silencio en ambos.

Plaza de la Maestranza. 4 de abril.

Novena corrida de feria. Lleno.

Pero la gran sorpresa llegó de la mano de Sebastián Castella. Ha cambiado mucho este torero; tanto, que está irreconocible. Para empezar, no es ni sombra de lo que fue, un matador seguro, poderoso e inteligente. Ayer parecía una caricatura de sí mismo, un vulgar pegapases sin mesura ni temple, anodino y desilusionado. Eso fue todo lo que dijo ante el noble segundo, al que recibió de muleta con ceñidos estatuarios y ahí acabó todo. Empeoró, si ello era posible, ante el bravo quinto, al que citó al hilo del pitón, se dejó enganchar la muleta en demasía y terminó desdibujado, como un mal aprendiz de bailarín.

Y cerró la terna otro joven entristecido, Alejandro Talavante, que todavía no ha cumplido veinte años y que ayer tenía cara de jubilado y con la mente fuera de la plaza. ¡Qué torpeza, qué falta de ideas, qué desgana! Mal, sin paliativos, estuvo ante el blando tercero, y sólo acertó a trazar un par de naturales aislados ante el noble sexto, que duró poco.

Con la de jóvenes que sueñan con hacer el paseíllo en esta plaza, y vienen estos tres y emborronan con su pasotismo una tarde de toros de triunfo.

La corrida de hoy: toros de El Ventorrillo, para los diestros El Juli, Manzanares y M. A. Perera. Se retransmite por Digital + (taquilla 112).

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