Lidl espió durante dos años a sus empleados

La cadena alemana de supermercados Lidl espió durante al menos dos años el comportamiento de sus empleados en diversas filiales en Alemania, según informa la edición de hoy del semanario Stern. Detectives privados a cuenta de la empresa utilizaron las cámaras de seguridad para observar las costumbres del personal y redactar informes prolijos sobre el contenido de sus conversaciones telefónicas, la asiduidad de sus visitas al baño o su dedicación en el trabajo. Lidl confirmó ayer la autenticidad de los informes.

Los extractos publicados recuerdan los métodos de los servicios secre...

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La cadena alemana de supermercados Lidl espió durante al menos dos años el comportamiento de sus empleados en diversas filiales en Alemania, según informa la edición de hoy del semanario Stern. Detectives privados a cuenta de la empresa utilizaron las cámaras de seguridad para observar las costumbres del personal y redactar informes prolijos sobre el contenido de sus conversaciones telefónicas, la asiduidad de sus visitas al baño o su dedicación en el trabajo. Lidl confirmó ayer la autenticidad de los informes.

Los extractos publicados recuerdan los métodos de los servicios secretos en regímenes totalitarios. Un detective escribe, por ejemplo, sobre dos empleadas: "Conversan en polaco entre sí, ¡aunque haya clientes delante!". Otro, en la filial de Salzgitter, propone "vigilar la relación entre L. y H., que se tratan con mucha confianza; cuando él le cobra, le dibuja un corazón en el recibo".

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Métodos opacos

El empresario suabo Dieter Schwarz, de 68 años, dueño de la gran empresa que cultiva semejante afición por la vida privada de sus empleados, protege con denuedo la suya propia. Apenas existen fotos del magnate, ni se sabe a cuánto asciende su fortuna. Los opacos métodos de su imperio son desde hace años objeto de duras críticas sindicales.

En la filial de Lidl en Berlín-Neukölln, el encargado de la seguridad de los 1.000 metros cuadrados de supermercado no quería saber nada ayer del supuesto espionaje. Las 12 cámaras de seguridad, explicaba la encargada, señora Wiegel, "se usan porque aquí hay muchos robos".

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