Crítica:LIED

El evangelista inglés

No pierde, en una primera impresión, el tenor inglés Mark Padmore su estilo de evangelista curtido como nadie en las Pasiones de Bach. Aplicado al mundo del lied ello se traduce en el cuidado extremo de los aspectos narrativos además de los lingüísticos. Padmore es un tenor culto, serio, riguroso, sin una voz arrebatadora. Sus armas de seducción provienen de la inteligencia. El tenor lucha cada frase, como si en ella le fuese la vida. Construye un edificio sonoro de gran musicalidad y se funde hasta las entrañas con los sonidos del piano defendidos magistralmente por el veterano ...

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No pierde, en una primera impresión, el tenor inglés Mark Padmore su estilo de evangelista curtido como nadie en las Pasiones de Bach. Aplicado al mundo del lied ello se traduce en el cuidado extremo de los aspectos narrativos además de los lingüísticos. Padmore es un tenor culto, serio, riguroso, sin una voz arrebatadora. Sus armas de seducción provienen de la inteligencia. El tenor lucha cada frase, como si en ella le fuese la vida. Construye un edificio sonoro de gran musicalidad y se funde hasta las entrañas con los sonidos del piano defendidos magistralmente por el veterano Robert Vignoles.

Debutaba Padmore en estos ciclos de lied. Se le esperaba con gran interés. Por su prestigio, en primer lugar, pero también por un programa exigente que iba del Beethoven vocalmente más intenso al Schubert final y más enigmático. En el ambiente las referencias saltaban de la escuela alemana (Wunderlich, Schreier), a la inglesa (Bostridge, Pears). Pero Padmore tiene una personalidad que le hace inconfundible. En la manera de trasladar a otros autores y épocas las emociones del barroco más espiritual, por ejemplo. Su acercamiento a Beethoven desprende sobriedad y una extraña expresividad cercana a la confidencia, especialmente en el ciclo A la amada lejana. En el último ciclo de Schubert, Padmore voló por los terrenos menos evidentes, sin perder de vista en ningún momento el humanismo, la nostalgia y el abandono a la melodía más sublime. Hechizó con Ständchen o Abschied; conmovió con Der Doppelgänger. El exigente público de estos ciclos quedó atrapado. Fue uno de esos recitales en los que el espectáculo queda supeditado a la hondura. Como debe ser.

XIV CICLO DE LIED

Mark Padmore, tenor, y Robert Vignoles, piano. Obras de Beethoven, A la amada lejana, y Schubert, El canto del cisne. Fundación Caja Madrid. Teatro de la Zarzuela, 22 de enero.

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