Crítica:COMER

Un 'michelin' en la Barceloneta

LLUÇANES, recetas creativas del interior de Cataluña, con trufas, setas y caza

A nadie puede extrañar que Lluçanes, restaurante perteneciente al colectivo Osona Cuina, abandonara su primitivo emplazamiento en Prat de Lluçanes (Barcelona) hace seis meses para saltar al remodelado mercado de la Barceloneta. Lo que sí resulta sorprendente por parte de los editores de la Guía Michelin es que hiciese la mudanza con su única estrella a cuestas. Tras el traslado ha estrenado un vistoso espacio de estética industrial, dotado de grandes ventanales y sustentado en gruesos arcos de acero, cuyas cocinas se abren a un comedor presidido por el derroche de metros.

Escen...

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A nadie puede extrañar que Lluçanes, restaurante perteneciente al colectivo Osona Cuina, abandonara su primitivo emplazamiento en Prat de Lluçanes (Barcelona) hace seis meses para saltar al remodelado mercado de la Barceloneta. Lo que sí resulta sorprendente por parte de los editores de la Guía Michelin es que hiciese la mudanza con su única estrella a cuestas. Tras el traslado ha estrenado un vistoso espacio de estética industrial, dotado de grandes ventanales y sustentado en gruesos arcos de acero, cuyas cocinas se abren a un comedor presidido por el derroche de metros.

Escenario high-tech en el que la brigada oficia a la vista sin otra separación que un símil de barra de bar que se utiliza como mesa de pase. Show-cooking total sobre el propio mercado donde los cocineros forman parte del espectáculo. Al frente del equipo, Ángel Pascual, patrón de la casa, al que ayuda su esposa, Rosa, como directora de sala. Y en las mesas, las especialidades de siempre, recetas creativas del interior de Cataluña marcadas por el producto, con especial hincapié en las trufas, las setas y la caza. Platos que no reniegan de sus orígenes rurales, que lucen una estética algo abigarrada, y en los que chispean los toques ocres y las salsas tostadas, como si pretendieran mimetizarse con el paisaje en el que se han gestado.

LLUÇANES

Plaza Font, s/n. Mercado Barceloneta. Teléfono 932 24 25 25. Cierra domingos noche y lunes. Entre 60 y 120 euros por persona. Menú degustación, 68 euros. Menú minimalista, 95 euros. Internet: www.restaurantllucanes.com. Huevo merengado con consomé, 24,90. Minisepias con arroz 'venere', 29,70. Cordero asado con compota de manzana, 26,50. Tarta de queso de cabra, 9,50.

Pan ... 8

Café ... 6

Bodega ... 6,5

Aseos ... 6,5

Ambiente ... 7

Servicio ... 6,5

Quienes se apuntan a su menú degustación realizan un recorrido por propuestas de la carta. Se abre boca con las tapas del día: longaniza casera, foie-gras al vino tinto, lomos de sardina marinados y un suculento bocadito de tocino con patata y trufa. Para seguir, recetas de más enjundia, algunas montadas con exceso de desparpajo. Está bien su huevo merengado a la trufa, sobre un consomé delicado, y apenas llama la atención la vieira con trompetas y lentejas, composición rebuscada.

Superior impresión causa la lubina al vapor, de punto acertado, que se acompaña de una sabrosa emulsión de garbanzos y un discutible romesco de algas. Y aún mejor las minisepias con arroz venere, de gusto concentrado. También es sabrosa la papada de ibérico con salsa de vermú al cardamomo, a pesar de que la preponderancia de la veta de grasa impida su degustación por completo.

Josep Ferrando firma el interiorismo de Lluçanes.CONSUELO BAUTISTA

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LA EFICACIA DEL INTERIORISMO

COMO AFIRMA el periodista especializado Xavier Agulló, antes que un restaurante, Lluçanes es una gran cocina rodeada de algunas mesas, 300 metros cuadrados para 40 comensales. Rincón de interiorismo espléndido, obra del arquitecto Josep Ferrando, que ha sabido poner al día un espacio aislado de este mercado construido en 1884. Un lugar de precios demasiado elevados, con un servicio afable pero informal, que cuida la lista de vinos y donde el pan, de carácter artesano, adquirido en los bajos del propio mercado, es de calidad sobresaliente.En el capítulo goloso, la casa mantiene los mismos chispazos de atrevimiento e irregularidad que caracterizan los platos salados. No convence el tocinillo de cielo a las trufas, demasiado consistente, y son deliciosas las cerezas al vino tinto con helado de leche merengada. Para acometer esta nueva aventura, Ángel Pascual ha contado con la colaboración de su socio Francesc Miralles, del restaurante El Racó d'en Canela, en Piera, con quien ha acordado las líneas maestras.En la planta baja, justo a ras de la calle, mantienen abierto Els Fogons de la Barceloneta, un bar de diseño con tapas preparadas al minuto, en el que, pese a su modernidad, se palpa el ambiente de mercado, y donde es difícil que las facturas superen los 30 euros. Entre sus especialidades figuran cosas sugerentes: tortilla escabechada, buñuelos de bacalao, pulpo a la plancha, atún con dátiles, surtido de embutidos, bacalao con tomate crudo, empanadillas de manitas de cerdo...

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