12.000 mujeres marroquíes llegarán a Huelva para la campaña de la fresa

Este año, Marruecos es el país que aporta el mayor número de temporeros

La próxima campaña de recogida de la fresa, que comienza en enero, tendrá en Huelva un acento distinto al de otros años. Por primera vez, las trabajadoras marroquíes contratadas en origen superarán en número a las de Europa del Este y, en concreto, a las procedentes de Rumania que, en los últimos años, se había convertido en el contingente mayoritario.

Así lo avanzó ayer la Asociación de Productores y Exportadores de Fresas (Freshuelva), cuyo presidente, José Manuel Romero, dijo que "el tema de la mano de obra de este año está resuelto por la llegada de un mínimo de 12.000 marroquíes", ...

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La próxima campaña de recogida de la fresa, que comienza en enero, tendrá en Huelva un acento distinto al de otros años. Por primera vez, las trabajadoras marroquíes contratadas en origen superarán en número a las de Europa del Este y, en concreto, a las procedentes de Rumania que, en los últimos años, se había convertido en el contingente mayoritario.

Así lo avanzó ayer la Asociación de Productores y Exportadores de Fresas (Freshuelva), cuyo presidente, José Manuel Romero, dijo que "el tema de la mano de obra de este año está resuelto por la llegada de un mínimo de 12.000 marroquíes", mientras que las jornaleras procedentes de Rumania apenas superarán las 11.000, a pesar de que los agricultores habían solicitado para este año más de 15.500.

Los datos constatan un hecho sabido desde hace tiempo por las organizaciones agrarias: los dos países que han abastecido con más peones los campos onubenses durante esta década han cambiado. Polonia y Rumania dejan paso a otros Estados, como Marruecos, Bulgaria o Ucrania. La entrada en la UE de los países orientales ha sido determinante para que se diese este proceso.

Pero el girar la mirada al norte de África ha supuesto un esfuerzo considerable para empresarios y agricultores. La desconfianza hacia los trabajadores procedentes de Marruecos se debía, sobre todo, al alto grado de incumplimiento de los contratos. Dichos acuerdos estipulan que, una vez cumplido el periodo pactado de trabajo, el bracero retorna a su país con la garantía de que en la próxima campaña podrá repetir en el tajo. Pero en años anteriores era habitual que hasta un 90% los jornaleros marroquíes abandonaran a su patrón en mitad de la cosecha, dejándole incapaz de recoger los frutos. De ahí la profunda desconfianza de los agricultores onubenses.

Nada mejor que un cambio radical de la coyuntura internacional para darse cuenta de que un vivero como el marroquí es demasiado tentador como para no tenerlo en cuenta. El año pasado ya hubo una primera demostración de su importancia clave. Ocurrió cuando unos 7.000 trabajadores rumanos, que se pensaba iban a acudir a la campaña de Huelva, nunca llegaron. De manera casi improvisada, los agricultores confiaron en un programa europeo, liderado por el Ayuntamiento de Cartaya, destinado a facilitar la gestión de los contratos en origen en Marruecos. Aquello salvó la campaña, pues permitió la llegada in extremis de 5.500 marroquíes.

Y la experiencia no pudo ser mejor. Un estudio publicado en verano por Aeneas Cartaya destacaba la reducción del 90 al 12% en el número de fugas de trabajadores a mitad de campaña. Algo que se debe, sobre todo, al cambio a la hora de seleccionar a los trabajadores. Ahora se contratan, en su inmensa mayoría, a mujeres con cargas familiares (padres, hijos, esposos...) en el propio Marruecos. Eso prácticamente garantiza el cumplimiento del contrato, su vuelta al país y el retorno a España en la siguiente campaña.

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Este año los empresarios pretenden asomarse incluso más al Sur y llegar a Senegal. Hasta allí se desplazó hace algo más de un mes una embajada de empresarios españoles, liderados por el ministro de Trabajo, Jesús Caldera. Los empresarios de Huelva manejan la idea de contratar, en una experiencia piloto, a 750 trabajadores de ese país.

No obstante, la opción europea no ha dejado de estar presente en la mente de los agricultores. Así, 2008 va a ser el primer año en que Ucrania exporte mano de obra contratada en origen. Unos 4.000 ucranios llegarán este año.

Pasa a la página 2Freshuelva calcula que la cosecha de 2008 va a ser similar a la del año que termina. La asociación calcula que se podrán recoger en torno a 237.000 toneladas de fresas. Y eso, a pesar del ligero descenso en el número de hectáreas, 6.230 -50 menos que el año anterior-. En cuanto a la frambuesa, la cifra que se baraja es de 10.250 toneladas. De los llamados productos minoritarios, se espera cosechar 3.800 toneladas de moras, arándanos y fresas y moras hidropónicas.

Los buenos datos con los que juega Freshuelva se deben, en gran medida al buen ambiente que se respira en la provincia después del acuerdo logrado hace un par de semanas entre la Junta, los agricultores y la asociación ecologista Adena, para reordenar el espacio agrícola que rodea Doñana, sobre todo su parte norte. Allí, abundan las explotaciones ilegales y las perforaciones irregulares de más de 1.000 pozos en el Acuífero 27, el único del parque y vital para su preservación.

En primavera, Adena protagonizó una campaña de sensibilización a nivel internacional para llamar la atención sobre la existencia de fresas en el mercado obtenidas de esta manera ilegal. Aquello sentó verdaderamente mal al sector agrícola, pero a la vez sirvió para que las autoridades se espabilasen y tomasen cartas en el asunto. La ordenación del espacio ha sido muy bienvenida tanto desde los agricultores como desde los ecologistas.

Por su parte, el gerente de Freshuelva, Manuel Verdier, indicó otra razón para el optimismo: la continuidad de las medidas antidumping, acciones legales que protegen los mercados de la competencia desleal.

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