Manu Chao canta sus viajes

Tocó por sorpresa en Madrid, armado con una guitarra y sus recuerdos

Ante un grupo reducido de amigos y allegados, Manu Chao actúo por sorpresa la noche del lunes en Madrid. El cebo venía esta vez por su participación en el ciclo Canciones desnudas, que organiza la sala La Boca del Lobo, un proyecto que también tiene expresión radiofónica en RNE 1, a través del periodista Diego Manrique. A pesar de que las actuaciones sorpresa son una seña de identidad de Chao, el músico confesaba instantes antes de la del lunes que a él le gustaría "hacer las cosas más organizadas, con tiempo". Pero era consciente de que si las anunciara "un sitio así, se ...

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Ante un grupo reducido de amigos y allegados, Manu Chao actúo por sorpresa la noche del lunes en Madrid. El cebo venía esta vez por su participación en el ciclo Canciones desnudas, que organiza la sala La Boca del Lobo, un proyecto que también tiene expresión radiofónica en RNE 1, a través del periodista Diego Manrique. A pesar de que las actuaciones sorpresa son una seña de identidad de Chao, el músico confesaba instantes antes de la del lunes que a él le gustaría "hacer las cosas más organizadas, con tiempo". Pero era consciente de que si las anunciara "un sitio así, se petaría".

Enfrentarse a una entrevista radiofónica en directo, cara al público amigo, le sirvió a Manu Chao para repasar su vida viajera. A instancias de Manrique, Chao fue trazando sus experiencias vitales a golpe de canciones, que interpretó de la manera más descarnada posible, solo con una vieja guitarra y sin más florituras que su voz y su incontestable encanto.

A su infancia y adolescencia en los barrios parisinos, le puso Chao la música de Bola de Nieve y Elvis Presley (Mama perfecta y That's allright, mamma). Y habló de sus contradicciones por pertenecer a una pandilla de rockers y degustar en casa, casi a escondidas, canciones de Cuba, Brasil, España o México. "Fui rockero por obligación, pero fue una buena escuela", aseguraba.

Recordó su paso por bandas como Joint de Culasse, Hot Pants y Los Carayos, justo antes de montar Mano Negra, la gran banda con la que se dio a conocer mundialmente. "Al viajar a México y otras ciudades latinoamericanas, y ver grupos en la misma onda que Mano Negra me di cuenta de que no inventamos nada, sino que había una forma de hacer y sentir la música que estaba en el aire". Su discurso lo ilustró entonces con Circo caliente, de Gato Pérez, Tijuana, compuesta a medias con Amparanoia, presente en la sala y que celebraba su cumpleaños.

Sonaron rumbas como ¡Ay qué dolor!, de Los Chunguitos, o Porque te vas, de José Luís Perales. En el pecho de Manu Chao podía leerse "Soy Puta", estampado sobre una camiseta diseñada por el colectivo Hetaria, que acoge a mujeres prostituidas. "Aprendí mucho de ellas cuando Fernando León me pidió una canción para su película Princesas". Inmediatamente interpretó Me llaman Calle, con la que ganó un Goya. Pasó de largo por sus discos en solitario, de Clandestino a La Radiolina, y terminó, dos horas después de su inicio, con un largo Si me das a elegir, de Los Chunguitos, que, como en todas sus recreaciones, llevó por otros derroteros. Los derroteros que le ha propiciado su propia vida nómada.

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