Los vertederos amenazan con aislar a San Marcos

La mitad de la basura de San Marcos (105.000 toneladas de desperdicios que producen San Sebastián y los municipios de su entorno) se traslada desde el pasado mes de marzo a los tres únicos vertederos activos de Guipúzcoa: Sasieta (Beasain), Lapatx (Azpeitia) y Urteta (Zarautz). A partir del 30 de septiembre debería enviarse a estos lugares la totalidad de los residuos. Es el compromiso solidario que adquirieron estos municipios a cambio de que la incineradora se construya en el ámbito de Donostialdea.

Si ahora la mancomunidad de San Marcos, que estará controlada mayoritariamente por ANV...

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La mitad de la basura de San Marcos (105.000 toneladas de desperdicios que producen San Sebastián y los municipios de su entorno) se traslada desde el pasado mes de marzo a los tres únicos vertederos activos de Guipúzcoa: Sasieta (Beasain), Lapatx (Azpeitia) y Urteta (Zarautz). A partir del 30 de septiembre debería enviarse a estos lugares la totalidad de los residuos. Es el compromiso solidario que adquirieron estos municipios a cambio de que la incineradora se construya en el ámbito de Donostialdea.

Si ahora la mancomunidad de San Marcos, que estará controlada mayoritariamente por ANV, se echa atrás y rompe los acuerdos adoptados por la Diputación y el resto de organismos supramunicipales, el futuro de la planta se pone en peligro. En ese caso, los responsables de los basureros de Sasieta, Lapatx y Urteta ya han avisado de que dejarán de recibir los residuos de San Marcos.

En el fondo, la polémica parte del dilema sobre la solución final más adecuada para eliminar los desperdicios: vertedero o incineración. En las Juntas Generales, la gran mayoría de los partidos, el PSE, el PNV, EA y el PP (todos salvo EB y Aralar) se inclinan por la solución industrial. Sus detractores defienden otras alternativas, como el compostaje (también lo apoyan las mancomunidades) y la construcción de "pequeñas plantas" de biometanización. Los partidos contrarios a la incineración y los colectivos ecologistas exigen consultas populares para tomar la última decisión. No quieren la incineradora, pero rechazan también alargar la vida de los vertederos.

Enfrente, las mancomunidades apuestan por iniciar ya la tramitación de la incineración sin más demora. Aunque, según las previsiones iniciales, ésta debería estar en servicio en 2006, los cálculos más optimistas fijan ahora como fecha de inauguración el verano de 2012. A lo largo de 2008 se esperan obtener todos los permisos medioambientales, industriales y urbanísticos, de forma que las obras de construcción podrían comenzar a mediados de 2009, si los trámites previstos no encuentran trabas o imprevistos.

La Diputación está en un impás. Por un lado defiende la aplicación del plan de residuos, con la incineradora incluida, y por otro deja toda la iniciativa a las mancomunidades, que podría revocar alguno de los acuerdos existentes hasta ahora.

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