Crítica:COMER

Gambas rojas y cigalas, del mar al plato

CAN BOSCH, precios sensatos y raciones generosas en un restaurante marinero de Cambrils

No es difícil comer bien en Can Bosch cuando los menús se centran en recetas sencillas. En esos mariscos y pescados de frescura exultante que desde las barcas de Cambrils llegan hasta sus cocinas casi a diario. Entre los más destacados, pulpitos, espardeñas, caracoles y dátiles de mar, gambas rojas, cigalas, calamares y merluzas de palangre. Materias primas cada vez más escasas que constituyen la base de sus diferentes menús y dan pie a platos emblemáticos consolidados.

Se trata -nadie lo discute- de un restaurante de producto, con precios sensatos y raciones generosas, que ha hecho ban...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

No es difícil comer bien en Can Bosch cuando los menús se centran en recetas sencillas. En esos mariscos y pescados de frescura exultante que desde las barcas de Cambrils llegan hasta sus cocinas casi a diario. Entre los más destacados, pulpitos, espardeñas, caracoles y dátiles de mar, gambas rojas, cigalas, calamares y merluzas de palangre. Materias primas cada vez más escasas que constituyen la base de sus diferentes menús y dan pie a platos emblemáticos consolidados.

Se trata -nadie lo discute- de un restaurante de producto, con precios sensatos y raciones generosas, que ha hecho bandera de recetas tan sabrosas como la lubina al horno con patatas, la merluza con escalivada, la parrillada de pescado o el carpaccio de gambas, además de sus típicos suquets y arroces de la zona. De la mano de su patrón, Joan Bosch, en los últimos años, la casa ha entrado en una fase evolutiva que en cierta medida la está alejando de sus orígenes. No es sencillo actualizar una cocina marinera cuando las directrices no están claras o el refinamiento pasa por desnaturalizar recetas o recurrir a técnicas e ingredientes ajenos al recetario mediterráneo. Como ejemplo valen sus alcachofas con foie-gras y rosbif de vaca, tres elementos de calidad que juntos no armonizan nada. O el ravioli de setas y apio sobre una salsa oscura de gusto clásico que no convence demasiado. Ni siquiera entusiasman los buñuelos de bacalao, faltos de gracia. Por el contrario, son deliciosos los dátiles de mar, intensamente yodados, y suculentos los chipironcitos con cebolla confitada. Lo mismo que el hojaldre de anchoas con escalivada, agradable.

CAN BOSCH

Rambla Jaume I, 19. Cambrils (Tarragona). Teléfono 977 36 00 19. Cierra los domingos por la noche y los lunes. Entre 60 y 70 euros por persona. Menú degustación, 62. Menú de pescado y marisco, 68 euros. Menú 'pica-pica', 38,50 euros. 'Carpaccio' de gambas con vinagreta, 22. Guisantes con butifarra de perol y cigalas, 28. Merluza de palangre con ajos, 23. Frutas rojas con helado de pimienta, 6,50 euros.

Pan ... 5

Café ... 6

Bodega ... 7

Ambiente ... 8

Aseos ... 8

Servicio ... 7

Los reparos más serios surgen al final del menú -¡qué paradoja!-, con dos platos tradicionales, ambos muy por debajo de las expectativas iniciales. ¿Cómo no tildar de estrafalario su renovado suquet de langostinos, que se acompaña de colmenillas, salsifíes y repollo, plato insulso repleto de sabores deslavazados? Todavía más decepcionante resulta su renombrado arroz negro, que llega a la mesa sobrado de ajo, demasiado grasiento y con los granos enteros, una mala interpretación del punto al dente italiano.

El comedor de Can Bosch, en Cambrils. Abajo, coca de aceite con butifarra de algas, boquerón marinado y tomate.JOSEP LLUÍS SELLART

TRES MENÚS DIFERENTES

IGUAL QUE SU COCINA, el interiorismo de Can Bosch armoniza elementos clásicos con diseño contemporáneo. La vajillay la cristalería están cuidadas, y el servicio, muy profesional, hace su trabajo con cierta elegancia. Lamentablemente, la loable aspiración de la casa por evolucionar no se traduce en los resultados deseados. Son agradables las fruslerías para abrir boca (pipas de calabaza garrapiñadas, láminas crujientes de parmesano, galletas de frutos secos), pero desilusionan las golosinas de sobremesa, una minibandeja con piezas dulces de estética aparente y sabores desdibujados. En la misma línea se encuentra un postre como el puré de fruta de la pasión y frutos rojos, al que acompaña un helado de pimienta de sabor escaso. Entre las sugerencias dulces también figura un compacto de piña y ron, coco cremoso y granizadode lychees, así como un crocante de avellanas con café y chocolate. Comer en esta casa no presupone elegir a la carta. Al contrario, el patrón tiene diseñados tres menús que abarcan todas las opciones. Por 62 euros, un menú degustación de cuatro medias raciones (coca con setas, guisantes con cigalas, lenguado con colmenillas, pularda rellena), además de aperitivos y dos postres. Por 68 euros, la apoteosis del marisco, que incluye mejillones, ostras, almejas, caracoles y dátiles de mar, cigalas y gambas a la plancha, además de calamares y suquet de langostinos. Y por 38,50, una selección desenfadada, pica-pica (38,50), que incluye varias tapas antes del suquet y el arroz negro.

Boletín

Las mejores recomendaciones para viajar, cada semana en tu bandeja de entrada
RECÍBELAS

Sobre la firma

Archivado En