Castro admite que fue operado varias veces y que su vida corrió peligro

El mandatario evita poner fecha a su regreso, pero seguirá como columnista de 'Granma'

Fidel Castro abrió una brecha en el "secreto de Estado" mejor guardado en Cuba desde hace 10 meses, que no es otro que su propia salud. En el último de sus artículos, aparecido ayer en el diario Granma, el líder comunista revela que la cirugía intestinal a la que se sometió el 27 de julio de 2006 falló, y falló también la estrategia médica inicial para rehabilitarlo. Castro dijo que durante meses "dependió" de sondas y catéteres para alimentarse y admitió haber sufrido "varias" intervenciones quirúrgicas. Confirma que su vida corrió serio peligro.

Según el mandatario, hoy la situ...

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Fidel Castro abrió una brecha en el "secreto de Estado" mejor guardado en Cuba desde hace 10 meses, que no es otro que su propia salud. En el último de sus artículos, aparecido ayer en el diario Granma, el líder comunista revela que la cirugía intestinal a la que se sometió el 27 de julio de 2006 falló, y falló también la estrategia médica inicial para rehabilitarlo. Castro dijo que durante meses "dependió" de sondas y catéteres para alimentarse y admitió haber sufrido "varias" intervenciones quirúrgicas. Confirma que su vida corrió serio peligro.

Según el mandatario, hoy la situación es distinta: "Ningún peligro es mayor que los relacionados con la edad y una salud de la cual abusé en los tiempos azarosos que me correspondió vivir". Castro, que en agosto cumplirá 81 años, aseguró que ha "ido mejorando", que mantiene un peso estable, "alrededor de los 80 kilogramos", y que realiza ejercicios de rehabilitación sistemáticamente.

Sobre la razón por la que no comparece en público o en televisión, el presidente cubano dice que ello le obligaría a recortarse "constantemente el cabello, la barba, el bigote, y acicalarme todos los días", y que para eso no tiene tiempo en este instante. "Hago por ahora lo que debo hacer, especialmente reflexionar y escribir sobre cuestiones a mi juicio de cierta importancia y trascendencia. Tengo mucho material pendiente".

Descarta así una pronta reaparición, y tampoco precisa cuánto tiempo continuará el actual esquema de mando en Cuba, basado en la delegación provisional de funciones que realizó el 31 de julio de 2006 en favor del jefe del Ejército, su hermano Raúl, quien desde entonces actúa como presidente interino al frente de un equipo de seis personas, también designadas por el comandante.

Castro dice que escribe, lee, recibe información y conversa telefónicamente "con numerosos compañeros", suficiente en Cuba para que se entienda el mensaje: aunque no retome sus cargos, su sombra pesa demasiado, y aunque no dé directamente órdenes, cada vez manda más. Lo segundo es que la estrategia de mantenerse presente a través de sus columnas de opinión en Granma, va a continuar.

Desde el pasado 29 de marzo, Castro ha publicado 11 artículos en Granma bajo la fórmula de Reflexiones del comandante en jefe. Al principio, sus columnas tenían frecuencia semanal. Pero el ritmo fue a más: cada cinco días, primero; cada 72 horas, después; desde el martes pasado son diarias.

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El denominador común de estas reflexiones es que abordan asuntos internacionales, como la producción de biocombustibles o el cambio climático, pero no se refieren a temas de política interna. Incluso en su último artículo, Castro señala los límites que él mismo se ha impuesto sobre los contenidos: "No puedo decir y criticar todo lo que conozco, porque de ese modo serían imposibles las relaciones humanas e internacionales, de las cuales nuestro país no puede prescindir".

Desde hace meses, pero más todavía desde que comenzaron las famosas reflexiones en Granma, analistas y diplomáticos, incluso familiares del mandatario, han sugerido que tras la enfermedad en Cuba se perfila un nuevo dibujo de Gobierno. En éste, el comandante quedaría como referente y "consejero sabio", pero alejado del día a día del poder, que administraría Raúl con sus colaboradores. El propio Raúl Castro ha dicho en alguna ocasión que, si bien a Fidel se le consultan los asuntos importantes, él es respetuoso y "no interfiere en las decisiones".

La pregunta que se hacen ahora en muchas embajadas de La Habana es si, aunque Castro no regrese activamente al Gobierno, su influencia va a condicionar las medidas y los ritmos de esta nueva etapa. Desde que asumió las funciones de presidente, Raúl Castro ha establecido una nueva metodología de gobierno basada en el reparto de funciones y responsabilidades, siguiendo el sistema de organización y control que ha aplicado con éxito en el Ejército y en las empresas bajo gerencia militar, las que exhiben mejores resultados en la isla. Cuáles son los equilibrios internos, cuál el peso real de una palabra o de un gesto del comandante y cómo compatibilizar su ausencia presente con el día a día de gobernar son y serán las mayores incógnitas.

Por si sirve de algo, baste decir que el propio Castro comentaba ayer sobre su quehacer como columnista: "Trato de que las reflexiones sean más breves para no robar espacio a la prensa escrita ni a los noticieros de la televisión".

Fidel Castro, en una foto difundida el pasado 30 de enero de 2007.EFE

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