Robados dos cuadros de Picasso en la casa de su nieta Diana

La policía sospecha que tras el asalto se oculta el encargo de alguien

Dos cuadros emblemáticos de Pablo Picasso -ambos retratos familiares y muy conocidos-, Maya à la poupée, de una de sus hijas, realizado en 1938, y otro de su segunda esposa, Jacqueline, de 1961, fueron robados la noche del lunes al martes de la casa parisiense de Diana Widmaier, una de las nietas del artista malagueño, mientras ésta dormía. Los ladrones entraron en la mansión de la calle de Grenelle sin forzar la puerta y se fueron sin dejar pistas. Los cuadros están valorados en 50 millones de euros y la policía sospecha que se trata de un encargo preciso de alguien que no pretende ven...

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Dos cuadros emblemáticos de Pablo Picasso -ambos retratos familiares y muy conocidos-, Maya à la poupée, de una de sus hijas, realizado en 1938, y otro de su segunda esposa, Jacqueline, de 1961, fueron robados la noche del lunes al martes de la casa parisiense de Diana Widmaier, una de las nietas del artista malagueño, mientras ésta dormía. Los ladrones entraron en la mansión de la calle de Grenelle sin forzar la puerta y se fueron sin dejar pistas. Los cuadros están valorados en 50 millones de euros y la policía sospecha que se trata de un encargo preciso de alguien que no pretende venderlos, sino poseerlos.

Diana Widmaier, hija precisamente de la pequeña Maya que figura en una de las telas robadas, se encontraba en la casa con un amigo. Oyó ruidos y se despertó. Dio una vuelta, no encontró nada especial, y volvió a la cama. Por la mañana descubrió que Maya à la poupée, un óleo de 60 centímetros de ancho por 74 centímetros de alto, que representa a su madre cuando tenía tres años, con coletas rubias y un vestido azul, que tiene una muñeca en su regazo, había desaparecido. Igualmente, uno de los retratos más conocidos de la segunda esposa del pintor, Jacqueline, de 170 centímetros de ancho por 1,5 metros de alto, pintado en 1961, había sido robado.

En un primer momento, la directora del Museo Picasso de París, Anne Baldassari, señaló la posibilidad de que los ladrones se hubieran llevado también otros cuadros y dibujos, pero la policía no lo ha confirmado. Todos los expertos coinciden en que la notoriedad de las obras es tal que no podrán ser vendidas en el mercado del arte, sino en un mercado paralelo.

Diana Widmaier es historiadora del arte y hace dos años publicó una compilación de pinturas y dibujos eróticos de su abuelo, bajo el título L'art ne peut être qu'érotique. Pablo Picasso, en la editorial Assouline. Los herederos de Picasso poseen una importante parte de su obra y mantienen una especie de pacto sindicado, por el que cualquier venta debe ser comunicada previamente. A su nieta Marina le robaron en 1989 varias obras que conservaba en su residencia de Cannes.

La brigada de represión de la criminalidad de la Policía Judicial de París se ha hecho cargo de la investigación. La familia Picasso ha decidido presentarse como parte civil en la investigación, según anunció ayer su abogado Paul Lombard. "Las telas robadas son conocidas en el mundo entero, han sido difundidas por todas partes", señaló Lombard. "La familia ha decidido presentarse como parte civil para aportar toda la ayuda necesaria a la investigación".

Lombard confirmó que los autores del robo penetraron en la casa sin forzar la puerta ni las ventanas, ni causar ningún tipo de daños. La casa y la colección de Widmaier está protegida con alarmas electrónicas, pero no saltaron cuando los ladrones se llevaron las piezas, señal, según la policía, de que conocían el lugar y que, posiblemente, eran profesionales que estaban realizando un trabajo por encargo.

En los últimos años se han producido algunos robos similares de obras que resulta imposible sacar al mercado por su notoriedad, como es el caso de El grito, del pintor noruego Edvard Munch, valorado en 55 millones de euros, robado en 2003 a plena luz del día y frente a las cámaras de vigilancia del museo Munch de Oslo junto a La Madonna, otra pieza del mismo artista. Las dos telas fueron recuperadas el pasado agosto.

Maya à la poupée (1938), de Pablo Picasso, obra robada en casa de una nieta del artistaEFE
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