Crítica:CLÁSICA

Una pareja feliz al calor de los aniversarios

El factor motivador de los aniversarios ha hecho mella en 2006 y, a la sombra de Mozart, dos compositores españoles han salido especialmente beneficiados en cuanto al rescate y difusión de sus músicas. Uno de ellos es el bilbaíno Arriaga, que no llegó a cumplir los 20 años, y al que su fama de niño prodigio le llevó a que se le conociese como el Mozart español.

Anteayer se presentó en Bilbao la edición crítica de la totalidad de su obra, encomendada a Christoph Rousset, y asimismo terminó en el Real un ciclo de tres conciertos simultaneando obras de Mozart y Arriaga, con el estupendo gr...

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El factor motivador de los aniversarios ha hecho mella en 2006 y, a la sombra de Mozart, dos compositores españoles han salido especialmente beneficiados en cuanto al rescate y difusión de sus músicas. Uno de ellos es el bilbaíno Arriaga, que no llegó a cumplir los 20 años, y al que su fama de niño prodigio le llevó a que se le conociese como el Mozart español.

Anteayer se presentó en Bilbao la edición crítica de la totalidad de su obra, encomendada a Christoph Rousset, y asimismo terminó en el Real un ciclo de tres conciertos simultaneando obras de Mozart y Arriaga, con el estupendo grupo Al Ayre Español, de Eduardo López Banzo. Fue el martes el turno de la ópera, que complementaba las sesiones anteriores dedicadas a la música religiosa y a la sinfónica.

Ciclo Mozart-Arriaga (3)

Al Ayre Español. Director: Eduardo López Banzo. Con Emma Bell, soprano. Escenas operísticas de Arriaga y Mozart. Teatro Real. Madrid, 12 de diciembre.

El otro compositor español reivindicado durante este año por la cultura de los aniversarios ha sido el músico valenciano Vicente Martín y Soler, del que se ha celebrado un importante congreso internacional el mes pasado en su ciudad natal, y del que el citado Rousset ha dirigido anteayer y ayer, al frente de Les Talents Lyriques, la ópera Il tutore burlato en el teatro Arriaga de Bilbao, qué coincidencia la de los dos aniversarios, y en la Capilla Real de El Pardo.

Desafío

La escena lírico-dramática Herminie, sobre un episodio de la Gerusalemme liberata, de Torcuato Tasso, cerró una muestra en el Teatro Real que deja las mejores impresiones sobre los valores musicales de Arriaga. Aguantó éste bien el tipo en ese desafío que para cualquier compositor supone confrontar sus obras con las del genio de Salzburgo.

Los cuartetos y la sinfonía han jugado habitualmente el papel de marca de la casa en el conjunto de la producción del compositor bilbaíno. No se quedan atrás en cuanto a calidad las escenas líricas, y el público madrileño así lo reconoció al escuchar Herminie.

Incluso Emma Bell estuvo más atinada en Arriaga que en Mozart, lo que pesó lo suyo en el balance artístico de esta cita. No hizo olvidar la soprano inglesa la magnífica actuación de Maria Grazia Schiavo en el programa de música religiosa de esta pareja feliz Arriaga-Mozart hace un par de meses, pero al menos dejó cierta solidez, contención y adecuación estilística.

López Banzo y su grupo estuvieron impecables en su residencia madrileña.

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