Cartas al director

Hamburguesas y salud

¡Menudo lío se ha armado con las hamburguesas! Y es que a toda costa queremos acercarnos al riesgo cero y eso algunas veces, está muy bien y facilita la salud. Lo malo es que mensajes más cautos, más exactos, pero a largo plazo, quizá con más eficacia, no logren conseguir el mismo resultado en las primeras páginas de los medios de comunicación. No sé si satanizar algunos alimentos, puede llevarnos a mejorar la nutrición de nuestros jóvenes y no tan jóvenes.

Por poner un ejemplo, nutricionalmente no hay muchas diferencias entre esa tremenda hamburguesa, tan paseada estos días y una hispá...

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¡Menudo lío se ha armado con las hamburguesas! Y es que a toda costa queremos acercarnos al riesgo cero y eso algunas veces, está muy bien y facilita la salud. Lo malo es que mensajes más cautos, más exactos, pero a largo plazo, quizá con más eficacia, no logren conseguir el mismo resultado en las primeras páginas de los medios de comunicación. No sé si satanizar algunos alimentos, puede llevarnos a mejorar la nutrición de nuestros jóvenes y no tan jóvenes.

Por poner un ejemplo, nutricionalmente no hay muchas diferencias entre esa tremenda hamburguesa, tan paseada estos días y una hispánica y actual comida (y a la vez tan alejada de nuestra tradición mediterránea), consistente en: unos entrantes a base de ibéricos, unas papas, un solomillo de 200 gramos y un pastel de chocolate de postre.

Los consejos de salud a la población son difíciles siempre de transmitir, y se hace mucho más difícil cuando los mensajes no son claros.

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Nadie mas lejos que yo de la cultura importada de Estados Unidos, a excepción de la música, el cine y la clínica Mayo, que por cierto da excelentes consejos de nutrición y alimentación. Pero condenar a un alimento de elección de los jóvenes, entre otras cosas por su precio, en lugar de darles normas que mejoren su alimentación, no me parece la mejor vía para atajar un problema tan serio en salud y en costes como es hoy la obesidad.

Realizar un exceso no tiene peso en la salud, lo malo nuestro es que lo realizamos a diario.

Quizás comenzar por regular las comidas de los colegios, formar a sanitarios y educadores en nutrición, pactar menús equilibrados en comedores de empresas que mejoren y cambien los hábitos, incluir a los profesionales de la nutrición en la elaboración de los mismos y dar ejemplo en las comidas oficiales, podría contribuir, de forma lenta pero segura, a mejorar nuestra alimentación actual.

Bienvenido sea el escándalo, si sirve para remover conciencias, pero si sólo se queda ahí me temo que no vamos por buen camino.

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