2.300 enfermos oncológicos se identifican por radiofrecuencia

Los medicamentos encierran en ocasiones una paradoja. Son vitales para la curación pero ocasionalmente pueden causar complicaciones al enfermo porque en alguna de las fases del proceso se ha producido un error. Puede equivocarse el médico al prescribir, puede transcribirse mal al sistema informático, puede fallar la dispensación farmacéutica o puede hacerse una inadecuada administración. La medicación es la principal causa de efectos adversos. También en Andalucía, donde el estudio realizado le atribuye entre el 25% y el 30% de los incidentes indeseados.

Por eso no es casual que una de ...

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Los medicamentos encierran en ocasiones una paradoja. Son vitales para la curación pero ocasionalmente pueden causar complicaciones al enfermo porque en alguna de las fases del proceso se ha producido un error. Puede equivocarse el médico al prescribir, puede transcribirse mal al sistema informático, puede fallar la dispensación farmacéutica o puede hacerse una inadecuada administración. La medicación es la principal causa de efectos adversos. También en Andalucía, donde el estudio realizado le atribuye entre el 25% y el 30% de los incidentes indeseados.

Por eso no es casual que una de las primeras experiencias que está ensayando la Consejería de Salud para aumentar la seguridad clínica de los pacientes persiga rebajar el riesgo de que los fallos de medicación se produzcan. El proyecto piloto se realiza en la unidad de día de Oncología del hospital Costa del Sol, en Málaga, donde 2.300 pacientes han usado ya desde abril pulseras que permiten su identificación por frecuencias de radio (RFID, siglas de Radio Frequency Identification en inglés), una versión más avanzada que los códigos de barras.

El médico Enrique Pérez Trueba, responsable de la unidad de calidad del hospital malagueño, indica que la identificación del paciente resulta "crucial" para evitar confusiones entre enfermos y garantizar que la administración de medicamentos o alimentos, así como la realización de pruebas, son correctas. Las pulseras contienen un microchip con los datos "inequívocos" de la persona como son su identidad y el número de la historia clínica. Antes de recibir su tratamiento, la enfermera comprueba mediante un dispositivo de lectura portátil (PDA) que el medicamento que va a administrarle, identificado asimismo con código de barras, corresponde a ese enfermo. "Si está a punto de cometer un error, la tecnología avisa a la enfermera", señala Enrique Pérez. "Proporciona también un cambio de hábitos, ya que crea la cultura de comprobar", concluye.

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