Reportaje:

La resurrección de Tom Cruise

El actor firma un acuerdo con la Metro Goldwyn Mayer para relanzar United Artists

En Estados Unidos, las estrellas nunca caen del todo. Es más, suelen ser expertas en resurrecciones. Este verano, el actor Tom Cruise se convertía en el desterrado, después de que Sumner Redstone, presidente del grupo Viacom, decidiera romper el contrato que unía desde hacía 14 años la productora del actor, Cruise / Wagner Productions, con Paramount Pictures. Para Redstone, el comportamiento de la estrella era "intolerable" y le estaba haciendo perder dinero.

Pero el protagonista de Misión imposible y Top gun ya puede volver a saltar tranquilo sobre el sillón de Opr...

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En Estados Unidos, las estrellas nunca caen del todo. Es más, suelen ser expertas en resurrecciones. Este verano, el actor Tom Cruise se convertía en el desterrado, después de que Sumner Redstone, presidente del grupo Viacom, decidiera romper el contrato que unía desde hacía 14 años la productora del actor, Cruise / Wagner Productions, con Paramount Pictures. Para Redstone, el comportamiento de la estrella era "intolerable" y le estaba haciendo perder dinero.

Pero el protagonista de Misión imposible y Top gun ya puede volver a saltar tranquilo sobre el sillón de Oprah Winfrey, la presentadora del programa donde Cruise declaró de esa manera su amor por Katie Holmes. El actor y productor acaba de firmar un contrato con los estudios Metro Goldwyn Mayer (MGM) para volver a encender la llama de United Artists, propiedad de MGM.

United Artists, fundado por Charlie Chaplin, Mary Pickford, Douglas Fairbanks y D. W. Griffith en 1919, le entrega a Cruise y a su socia Paula Wagner las llaves de la producción, colocando a Wagner como consejera delegada y nombrando a Cruise productor ejecutivo y asociado.

El objetivo es crear un nuevo modelo en el que las estrellas tengan mayor participación creativa y donde el riesgo económico se reparta entre el actor, el estudio y los inversores externos, que cada vez con más frecuencia, están participando en la producción cinematográfica.

En principio, Wagner y Cruise, que llegan al proyecto sin poner ni un dólar de su bolsillo, tendrán libertad para producir cuatro películas al año de presupuestos modestos -entre 40 y 50 millones de dólares-. Después, las producciones podrían crecer si nuevos inversores se atreven a asociarse con Cruise y con United Artists. En el caso de que no se encontrara capital, MGM seguiría financiando la aventura.

Todo ello es una fórmula para asegurarse en el cartel a una estrella que, pese a tropezones en la taquilla como Misión imposible III, aún parece estar lejos de su muerte cinematográfica. Los precios que los estudios tienen que pagar por contratar a actores de su categoría pueden superar los 20 millones de dólares, una cifra que empieza a ser demasiado elevada incluso para los grandes presupuestos de Hollywood. Pero es difícil que las sumas suculentas se abandonen así como así: el propio Cruise ha conseguido conservar la libertad para trabajar a sueldo para cualquiera pese a su nuevo compromiso con United Artists.

La jugada de MGM también está dirigida a capitalizar el nombre de United Artists, un estudio cuya libertad creativa fue legendaria y que, pese a su caché, en los últimos años apenas ha generado títulos relevantes, con la excepción de Capote.

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