Gallardón ofrece quitar uno o dos carriles de tráfico frente al Thyssen

El patronato del museo deberá aprobar el nuevo plan de los arquitectos para el eje Recoletos-Prado

Después del pulso mantenido la pasada primavera entre la vicepresidenta vitalicia de la Fundación Thyssen, Carmen Cervera, y el Ayuntamiento de Madrid a cuenta del plan de reforma del eje Recoletos-Prado, el Gobierno municipal ha ofrecido un plan alternativo al museo: los cinco carriles de tráfico previstos frente al Museo Thyssen se reducirán a cuatro -o incluso a tres- gracias a una "solución imaginativa", según un representante municipal, que todas las partes han confirmado a este periódico pero ninguna ha querido concretar.

Fuentes conocedoras del proyecto afirman que la disminución...

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Después del pulso mantenido la pasada primavera entre la vicepresidenta vitalicia de la Fundación Thyssen, Carmen Cervera, y el Ayuntamiento de Madrid a cuenta del plan de reforma del eje Recoletos-Prado, el Gobierno municipal ha ofrecido un plan alternativo al museo: los cinco carriles de tráfico previstos frente al Museo Thyssen se reducirán a cuatro -o incluso a tres- gracias a una "solución imaginativa", según un representante municipal, que todas las partes han confirmado a este periódico pero ninguna ha querido concretar.

Fuentes conocedoras del proyecto afirman que la disminución del tráfico será "radical" y "mejorará muchísimo las condiciones del museo". Nadie ha explicado, sin embargo, cómo afectará eso al tráfico en la zona, y si tres o cuatro carriles -más otros tres por detrás de la plaza de la Lealtad- podrán absorber los coches que ahora circulan por ocho.

El patronato del museo aún no ha aceptado formalmente la nueva propuesta
En el Ayuntamiento no van a dar nada por hecho hasta que se firme el acuerdo

Esta última propuesta ha llegado después de dos reuniones entre la comisión del Museo Thyssen (formada por Carmen Cervera; Guillermo Solana, conservador jefe del museo; Carlos Fernández de Henestrosa, director gerente, y los miembros del patronato Tomás Llorens, anterior conservador jefe, y el arquitecto Víctor Pérez Escolano), el Ayuntamiento y el equipo de arquitectos Trajineros, capitaneado por el portugués Alvaro Siza, responsable del Plan Recoletos-Prado.

El patronato del Thyssen (que no tiene fecha prevista para su próxima reunión) aún no ha aceptado formalmente la alternativa planteada por los arquitectos. Su presidenta, la ministra de Cultura, Carmen Calvo, apuntó tras la última reunión -celebrada el pasado 3 de octubre- que las partes empezaban a encontrarse. "Ha ido bien, más que bien. La propuesta del Ayuntamiento va por buen camino", afirmó entonces la ministra.

Guillermo Solana, conservador jefe del Thyssen, se remitió ayer a esa reunión y a lo que se dijo después de ella. "No se ha cerrado aún ningún acuerdo y la postura del museo es la que se manifestó en esa ocasión", se limitó a señalar cuando este diario le preguntó si el patronato aprobará la nueva propuesta municipal.

Los responsables de la Concejalía de Urbanismo del Ayuntamiento conocen esa "buena disposición" manifestada por el museo y el ministerio hace un mes, pero sostienen que "hasta que el acuerdo no esté por escrito" no van a dar nada por hecho.

La batalla abierta en abril entre Carmen Cervera y Alberto Ruiz-Gallardón acabó un mes después con el anuncio del alcalde de que abriría un nuevo periodo de alegaciones para que el museo presentara sus propuestas y así lograr el consenso definitivo. Dicho consenso sólo puede alcanzarse con el aval del patronato del Thyssen.

La reforma del eje Recoletos-Prado ideada por Siza y Juan Miguel Hernández de León al frente (coautor del proyecto) pretende transformar el entorno de las tres pinacotecas principales de la capital -Prado, Reina Sofía y Thyssen- para crear una gran "zona de museos" semejante a las de otras ciudades europeas. Las obras no comenzarán hasta la próxima legislatura.

El plan original preveía eliminar por completo los carriles de tráfico que ahora pasan frente al Museo del Prado, lo que daría lugar a una enorme explanada peatonal; por el contrario, la circulación rodada frente al Thyssen, en la acera de enfrente, se mantenía, e incluso aumentaba: cinco carriles de tráfico -dos de subida y tres de bajada, uno de éstos para el carril-bus-, separados por una mediana de árboles.

Carmen Cervera frenó el proyecto con el argumento de que las obras obligarían a talar centenares de "árboles centenarios" y amenazó con encadenarse a una de las acacias del paseo para lograr la rectificación del plan. Los ecologistas apoyaron a la baronesa, mientras el Ayuntamiento replicaba que ningún árbol centenario sería tocado, que los únicos que sí serían "trasplantados" eran 16 ejemplares "enfermos", el mayor de ellos de 70 años. Y que el Museo Thyssen no sólo no se vería perjudicado, sino muy beneficiado, porque el plan preveía triplicar la anchura de su ahora escuálida acera.

El pulso duró apenas unas semanas, hasta culminar en una manifestación organizada por ecologistas pero protagonizada por Cervera en pleno paseo del Prado. El 8 de mayo, el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón anunció por fin una solución diplomática: el proyecto Recoletos-Prado volvería a someterse a un periodo de información pública, para que el Thyssen -que en una primera fase de exposición pública no había expresado ninguna crítica a las ideas de Trajineros- pudiera concretar, mediante alegaciones, sus quejas y sus alternativas. Eso aún no ha ocurrido porque, antes, el patronato del museo y el Ayuntamiento quieren alcanzar un acuerdo sobre el tramo de obra que les enfrenta.

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